26 sept 2009

Habemus palmarés: Cómo convertir un festival serie A en una ONG

Pablo Pineda y Lola Dueñas, mejores actores por 'Yo, también'.

SAN SEBASTIÁN.— Lo de que el jurado pudiera sacar los pies del tiesto es algo que nos veníamos imaginando. Es una constante universal a la que deberíamos estar acostumbrados, lo que pasa es que la gente que ha visto muchas películas y todavía se conmueve con alguna —fundamental para poder seguir afrontando la profesión sin que te devore el cinismo— tiene la tonta idea de que otro futuro es posible. Pues bien, 2009 no es desde luego ese futuro. Creo vehementemente que el premio interpretativo a Pablo Pineda ('Yo también') y el ninguneo a Campanella ('El secreto de sus ojos') tenían la intención de cabrear al personal.

No es sano, ni siquiera justo, cogerse pataletas por las cosas triviales de la vida como el cine —menos aún por sus premios—, pero es que, señores, nos encontramos en una competición. Cerca de 3.000 acreditados en Donosti esta semana, de los cuales varios cientos hemos dado puntual cuenta de las novedades que en las salas de estos lares tenían lugar, hemos visto cómo la mejor película no tiene por qué ser valorada como la mejor película. 'El secreto de sus ojos', lo último de Juan José Campanella, favorita en las quinielas y estrenada ayer en toda España, se ha ido con lo puesto. Nasti de plasti.

San Sebastián de la pradera

Decía Leonor Watling, jurado el año pasado, que "cuando premias una película estás decidiendo dónde poner la linterna para dar un poco más de luz a un producto de manera que pueda darse a conocer". Curiosa óptica la de Watling. Como si cuando te tocara ser jurado en los Estados Unidos (ya que estamos cinematográficos, imaginemos una de juicios) condenaras a quien quieres que salga en los periódicos y absolvieras a los casos aburridos independientemente de su inocencia. Nada de justo o injusto, eso es para antiguos.

Por eso, Ricardo Darín ('El secreto de sus ojos') se ha quedado sin Concha de Plata. Por eso, Robert Duvall ('Get Low'), primer reserva, también se ha quedado sin Concha de Plata. Por eso, Daniel Fanego ('Los condenados') no puede presumir de haber sido premiado ni por la contundencia de su cartonlítico e imponente rostro, por la profundidad de los sentimientos que desentierra en cada uno de sus parlamentos o por su actuación conmovedora y rotunda. "Eso se presupone", ha debido de pensar el presidente Laurent Cantet (director de 'La clase' y cabecilla de la sesuda comitiva internacional compuesta por Bong Joon-ho, Daniel Giménez Cacho, Pilar López de Ayala, John Madden, Samira Makhmalbaf y Leonor Silveira), que ha decidido que Pablo Pineda, primer diplomado universitario europeo con síndrome de Down, consigue modelar en 'Yo, también' un personaje más meritorio que los de sus mencionados colegas.

Tráiler de 'City of Life and Death'

Es delicado ir contra lo políticamente correcto, la demagogia y el buenrollismo, pero como nos hemos acreditado cerca de 3.000 personas, de los cuales varios centenares cobramos por opinar, pido permiso (con recelo) para decir que Pablo Pineda puede ser un buen actor, pero en ningún caso ha sido el mejor actor de este Festival.

El hecho se agrava si tenemos en cuenta que la película firmada por Álvaro Pastor y Antonio Naharro se ha hecho también con la Concha de Plata a la Mejor Actriz, Lola Dueñas. ¿Era necesario tanto?, ¿no valía con darle un solo premio, y más aún cuando (repetimos ojipláticos) Campanella ha visto como la superproducción china 'City of Life and Death' le arrebataba la Concha de Oro y Javier Rebollo ('La mujer sin piano') el premio al mejor director?

Puede que la idea de Cantet, adalid de lo social y, por lo visto, enemigo del romance —y aquí es donde hago de abogado del diablo y psicólogo de oficio para explicar el posible razonamiento de la comitiva de la buena vibra—, haya considerado que 'El secreto de sus ojos' va a hacer tanto dinero en las salas comerciales que un premio en San Sebastián le resulta innecesario.

Pero entonces el problema no es el huevo, sino la gallina. El error viene de invitar a un tipo que hace películas feelgood —y mejor que casi nadie, por cierto— a un festival que quiere ser un valle de lágrimas o algo parecido a una ONG. Es muy difícil que a Campanella le pudiera salir algo mejor que lo que nos ha enseñado, con lo cual, habida cuenta del nivel bastante regular del resto, suponemos que es imposible que ganara. Que podía haber hecho un 'Ciudadano Kane' a la argentina y aún así siempre se habría quedado fuera porque la risa no vende, porque el cine es un arte para sufrir.

Suerte que ayer de madrugada pudimos saber que 'El secreto de sus ojos' representará a su país de cara a los próximos Óscar. Allí no premian a lo social precisamente.


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25 sept 2009

Enamorado más o menos toda la vida de Bárbara Lennie

SAN SEBASTIÁN.— Llevo más o menos toda la vida enamorado de Bárbara Lennie. Al principio pensaba que sólo era cosa mía, cuando la vi en la sesión golfa de un cine madrileño haciendo la vida imposible a Biel Durán en 'Más pena que gloria', la versión hard core de la novela 'Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero' que despacharon Víctor García León y el hijo de Fernando Trueba en 2001. Bárbara tenía 17 años, hacía de vecinita cachonda y traumatizaba de gravedad al pardillo protagonista. Y ese pardillo éramos todos.

Bárbara Lennie firma siete minutos para enmarcar en 'Los condenados' .

Bueno, cuando digo de manera hiperbólica todos, me refiero en realidad a unos pocos, 42.000 espectadorcillos de nada. La mala distribución de la película y su tono oscuro propició que Bárbara no saltara el estrellato. Pero a los que la vimos se nos quedó en la retina. "¿Por qué no le darán más papeles a esta chica?" pensaba yo cada vez que la googleaba y no encontraba rastro de proyectos futuros. Eso duró un tiempo. Y luego, como ocurre con todo, la olvidé.

Pasarían cuatro años hasta que Montxo Armendáriz se decidiera a darle un papel en la adaptación que hizo de 'Obabakoak', el libro de cuentos de Bernardo Atxaga. Ella seguía siendo excelente, el reverso carnoso e hipersexual de la más lánguida Pilar López de Ayala, coprotagonista. Aquella la vieron unos cuantos más: cerca de medio millón. Lennie ya tenía el altavoz que se merecía. A pesar de que la película no llegó a la ronda final de los Óscares, sí que fue elegida por España para estar en la pomada. Y Bárbara se llevó una merecida nominación al Goya Revelación, esa categoría tan sui generis que en ocasiones destaca a gente muy mayor (Saturnino García) y a menudo olvida a gente muy talentosa (Manuela Vellés).

Arturo Goetz, Isaki Lacuesta y Daniel Fanego, hoy en San Sebastián.

Mal que bien, podíamos decir de ella que ya estaba integrada en el star system nacional. No es que la gente ajena al mundillo la conociera con solo pronunciar su nombre pero en ningún caso sería una doña nadie nunca más. Otras tres pelis con apenas eco, parte del pastel coral de la más mainstream 'Las trece rosas' y un par de series bastante vistas ('Cuenta atrás' y 'Amar en tiempos revcueltos') hicieron que muchos de los 40.000 fans primigenios dijeran: "Coño, pero si esta es la que le chupaba el dedo al panoli de 'Más pena que gloria' y luego le dejaba con las ganas"...

Aquella situación lastimosa según la cual un tonto a las tres se quedaba totalmente trastornado después de que su vecina le utilizara para atraer al chulo de la Harley del barrio debió marcar también a un muy joven Borja Cobeaga, pues al preguntarle por la mayor cobrafantas de la historia del cine el pasado julio me respondió sin dudar: "Bárbara Lennie en 'Más pena que gloria'". Era el primero de los otros 40.000 con el que me topaba.

Isaki Lacuesta y la memoria histórica

Este preámbulo de cinco párrafos viene a encuadrar una de las mejores interpretaciones que hemos podido presenciar en San Sebastián y en todo el curso cinematográfico en general. La intensa 'Los condenados', del director español Isaki Lacuesta, presentada hoy como última película a concurso, la utiliza como catalizador catártico para conducir su discurso final. De difícil digestión por lo arriesgado de su puesta en escena, ya que su ritmo plumbeo ha enfadado a una gran mayoría, es, de largo, la película más cargada de ideas que hemos podido disfrutar por estos pagos.

Raúl y Martín tienen dos maneras distintas de enfrentar el pasado.

Arrojo la sinopsis para que el personal se entere de qué va el asunto: Dos guerrilleros se reencuentran tras 30 años en la excavación de los restos mortales de un tercero. Frente a los secretos del pasado se presentan dos posturas: la de intento de exorcismo de Martín (Daniel Fanego) y la de enterrar de una vez a los fantasmas de Raúl (Arturo Goetz). "La legitimidad de la lucha armada; las motivaciones, legítimas o no, que pueden llevar a matar a alguien; y el remover el pasado desde el presente para poder reestructurarlo" han sido algunos de los ambiciosos temas de debate que se ha propuesto abrir el director de 'La leyenda del tiempo' y 'Cravan vs. Cravan'. Eso sí, hay más interrogantes que respuestas en una película que en la que la palabra Fin aparece con la fuerza inesperada de un machetazo.

Al margen de su metalenguaje y su complejidad socrática, tenemos a Bárbara, que se enfrenta a la cámara en un plano de seis minutos y medio exactos. 390 segundos para explicar por qué su padre enterrado hace tres décadas no debe ser desenterrado. Bárbara, discursiva, enseña sus ojos marrones a la pantalla y sus afilados labios, y su rotundo rostro, y su serena calma, llena de melancolía y dolor. Entonces comienza a hablar. No encara frontalmente al espectador, sino un poco ladeada, porque Martín es su rival invisible. "En un principio", según palabras del director, "la escena era un diálogo entre Martín (Fanego) y Silvia (Lennie), lo que pasa es que justo antes de rodarlo decidimos que sólo se quedaría en el montaje la parte de ella. Normalmente todas las escenas las graba el director de fotografía, pero en esta decidimos que sería yo el que cogería la cámara al hombro para que fuera conmigo con quien creía que estaba hablando Bárbara".

El monólogo de Lennie fue rodado como un diálogo pero se eliminaron del montaje final las partes del actor que la replicaba para multiplicar la emotividad del discurso

No tenemos conciencia explícita de que se hable de la Argentina, pese a que lo sospechamos y él no lo desmienta. "Argentina daba la flexibilidad para hablar de un drama con una latencia de treinta años que no nos permitían, por ejemplo, Bosnia o España". Lo que sí sabemos es que este potentísimo documento tienen intención de versatilidad: "No quería contextualizar dentro del film porque el que explico es un contexto que existe en muchos sitios", ha afirmado Lacuesta.

Al margen de que este ensayo político-social-histórico sea de dura digestión, todos podemos disfrutar a Bárbara, cuya fugaz aparición a la altura del minuto 75 se puede equiparar a los 15 segundos de Judi Dench hablando con un charco en 'Shakespeare enamorado' o los cuatro minutos iniciales de Marta Etura en 'Casual Day'. Momentos puntuales que valen por si mismos el precio de una entrada, el redescubrimiento de los amores de adolescencia y una más que probable nominación al Goya en la categoría de Mejor Secundaria. Así los 40.000 nos convertiremos poco a poco en 40.001, 40.002, 40.003, 40.004...

Sigue al detalle el festival y opina sobre lo que allí acontece en su debate en utoi

Tráiler de 'Los condenados'.

Los sustitutos (Jonathan Mostow, 2009)


Hay actores como Bruce Willis que te dan siempre lo esperas de ellos. Uno puede decir: "Me encantó Nicole Kidman en 'Moulin Rouge' pero me aburrió muchísimo en 'Las horas'". En ese sentido, Nicole es versátil, falible. Willis no; Willis cumple con lo que promete nada más ver su nombre en el póster. Es un tipo sin demasiados matices. No es versátil. Pero tampoco lo necesita. Hay actores a los que se les pide gran variedad de registros para calificarlos con la vitola de grandes intérpretes. A Bruce no. Bruce tiene ese listón más bajo porque en el terreno que se mueve —calvo, rudo, socarrón y de vuelta— es insustituible.

Y precisamente en ese error cae lo nuevo de Jonathan Mostow, en intentar darnos gato por liebre suplantándole... por sí mismo. En un futuro no lejano, las actividades físicas nos resultan agotadoras, peligrosas o sencillamente aburridas. Es ahí cuando entran en escena unos cyborgs que hacen todo por nosotros: se manejan desde casa como si fueran un videojuego de dimensiones reales, un alter ego que suplanta al yo verdadero. Y todos los tienen. De ahí nace un tejido social más perfecto, pero, consecuentemente, desnaturalizado.

Y de repente, fallo en Matrix. Surge un crimen en una comunidad en la que se habían olvidado de lo que era eso. Los robots intentan solventarlo, pero claro, no es lo mismo porque se ha perdido la práctica. Soy de la teoría de que para que un poli sea de raza debe tener cierta tendencia al alcoholismo, decir muchos tacos y escupir gapos por la comisura. El doble de Willis no lo hace y, entretanto, aburre. Sólo cuando se cansa de tanta vaina y da paso al viejo rockero alopécico (la peluca del muñeco al más puro estilo Nic Cage es un engendro) es cuando nos da la sensación de que Willis es Willis, esto es, lo que queríamos ver todos: el Laurence Olivier de los mamporros.

Es irregular lo nuevo de Mostow, que nos tenía acostumbrados a acción de calidad sin freno y aquí hay que achacarle uno de los finales más tontos y naif (sin quererlo) del año. Aún así, auguro que hará buen dinero. Y de eso se trata, ¿no?

Valoración: 4/10

  • Para ver el tráiler, pincha aquí

24 sept 2009

¿Premiarán a Irán por 'solidaridad verde'?

SAN SEBASTIÁN.— La directora Hana Makhmalbaf, una de las máximas activistas por la democracia de Irán, ha improvisado este mediodía una manifestación política a las puertas del Kursaal donostiarra para reivindicar un poco de atención mediática para su país.

Hana Makhmalbaf junto al presidente del Festival, Mikel Olaciregui.

Condecorada en estas tierras hace dos años con el Gran Premio del Jurado por 'Buda explotó por vergüenza', Makhmalbaf es, junto con su padre, Mohsen Makhmalbaf, y su hermana Samira, una artista que no ha dudado en utilizar su celebridad como altavoz político cuando se ha presentado la oportunidad.

Residente en Afganistán, donde rueda sus películas para evitar la censura existente en su Irán natal, ella y su familia siempre han gozado de la simpatía del Festival de San Sebastián, que este año ha elegido a Samira —también presente en la manifestación y en la última edición por la brutal 'El caballo de dos piernas'—, entre otros, para acompañar al presidente Laurent Cantet (director de 'La clase') como miembro del jurado de la Sección Oficial.

Se abre así el debate de si es legítimo, o adecuado, o correcto, el hecho de mezclar política y cultura, como tanto se discutió en España a raíz de la segunda guerra de Irak. Caben ciertas suspicacias en torno al normal desarrollo del concurso, ya que no sólo Mikel Olaciregui, presidente del Festival, se ha fotografiado con las jóvenes directoras, sino que el jurado en pleno ha hecho lo propio, ataviado con bufandas verdes, símbolo de la protesta contra el actual régimen iraní.

La joven realizadora de 21 años —que momentos más tarde presentaba 'Green Days' en la sección paralela Zabaltegi— ha hecho un breve discurso: "Todo el jurado se muestra en contra de la bomba nuclear y del gobierno de Ahmadineyad (Hana portaba una foto con el rostro del presidente tachado y otra en la que se recordaba a Neda Salehi Agha Soltan, víctima mortal en las manifestaciones anti Ahmadineyad), a favor de la democracia y del movimiento verde de Irán". Legítima petición para el mundo occidental, pero quizás inadecuada en un clima de reflexión en el que se pueden desatar simpatías hacia el cine regional que el mismo jurado que se ha manifestado (donde se encuentran los actores Pilar López de Ayala y Daniel Jiménez Cacho, entre otros) está encargado de evaluar.

Concretamente, la película 'The White Meadows', proyectada el pasado sábado, no contaba con las simpatías de la mayoría de la prensa especializada, pero podría destacarse en las apuestas como herramienta para poner algo más de atención en la problemática nacional iraní.

Mezclar proclamas con palmarés no es algo nuevo en la órbita festivalera. En Berlín 2002, Michael Winterbottom, autor del documental 'In This World', sobre dos refugiados afganos que intentan huir a Gran Bretaña, se llevó calentitos el Oso de Oro, el premio ecuménico del Jurado y el Peace Film Award el mismo año que el lema omnipresente de la cita rezaba en toda la cartelería "Towards Tolerance".

'The White Meadows' narra de manera reposada y extremamente lírica los viajes de un barquero por distintas islas de su radio de movimiento en busca de lágrimas de gente que acaba de perder a seres queridos. La trama, casi inexistente, pero de ámbito muy del gusto de San Sebastián, podría desterrar de los primeros puestos del palmarés a las hasta ahora favoritas: 'El secreto de sus ojos', del argentino Juan José Campanella, o 'City of Life and Death', del chino Lu Chuan. ¿Sería justo? ¿O útil? La pelota, en vuestro tejado.

23 sept 2009

Dentro y fuera del Kursaal en 26 diapositivas

SAN SEBASTIÁN.— Quedan apenas dos días y medio para cerrar el chiringuito y, poco a poco, vemos como estamos cada vez más cerca de la edición de 2010 que de ésta de 2009 que ya comienza a hacer mella entre todos los festivaleros de pro. Hemos visto buen cine y hemos comido mejor que bien, pero ése es un resumen simplista. Aquí va otro un poco más exhaustivo, para que veáis allí (donde os encontréis) lo que pasa aquí pero sin mojaros con la lluvia casi permanente de Donosti. Con vosotros, lo más de lo más que hemos visto hasta ahora:

A. Lo más Azul: Los ojos de Ricardo Darín. Su personaje en 'El secreto de sus ojos', firme candidato a valerle la Concha de Plata al argentino, bebe absolutamente de su expresividad, pues no paran de hablar en silencio. Igual de brillante que siempre, emociona, sin embargo, más que nunca. Ojalá que el (posible) éxito de su peli no engulla su papelón.

B. Lo más Barbudo: Brad Pitt, que con su look homeless y su simpatía multiplicó su legión de seguidoras. Un poco soso en la rueda de prensa pero solícito con la muchedumbre, es de las celebrities que mejor impresión han causado en los últimos años.

Brad Pitt y su barba...

C. Lo más Cano. El pelo de Jim Jarmusch. El americano ha presentado en Zabaltegui 'Los límites del control', su última paja mental. Si Almodóvar cada vez hace más de Almodóvar, podemos decir que esta peli es como Jarmusch elevado a la máxima potencia.

D. Lo más Delgado: Miriam Giovanelli. Después de enseñar abundante chicha en 'Mentiras y gordas', el lunes pudimos ver cómo no le sobra ni una sola pizca de grasa. De hecho, a lo mejor, hasta le falta un poquico. Miriam, cómete un bocata de salchichón, ¡anda!.

E. Lo más Etílico: las madrugadas en la cocktelería Dickens. Bastante dañinas para las economías de guerrillas pero parada obligada para los primerizos por su aura de proverbial misticismo. El jueves soitu estuvo haciendo guardia en la puerta del bar porque a escasos metros descansaba un coche de la Universal. ¿Sería Tarantino que quería un gin tonic? No, eran unos altos ejecutivos anónimos e informativamente insignificantes.

Para los etílicos.

F. Lo más Feotón: el actor danés Jens Albinus, protagonista de 'This is Love', uno de los espantos más abominables proyectados en Sección Oficial. Tratando el espinoso tema de la pederastia, no demuestra mucho tacto.

G. Lo más Guarrete: Quentin Tarantino que, aparte de estar convencido de que el pelo graso es sinónimo de las palabras cool y grunge, repitió camisa los dos primeros días. A cuadros azules y negros, para más datos. No seas jicho y renueva el vestuario, Quentin, que tu peli se está forrando de lo lindo.

H. Lo más Hermético: Gaspar Noé, director de 'Irreversible'. Intentando averiguar detalles recónditos de 'Enter the Void', su nueva película estrenada en Cannes fue imposible arrancarle otra cosa que no fueran monosílabos. Si es que cuando no hay ganas de atender a los medios...

I. Lo más Internacional: Isaach de Bankolé. El negro protagonista de lo último de Jarmusch. En la entrevista que nos dio este marfileño nacionalizado en Francia nos explicó cómo los actores no deben conocer las fronteras y cómo, poco a poco, también desaparecerán las barreras para que todos los seres humanos seamos capaces de movernos libremente.

Isaach de Bankolé, protagonista de lo último de Jarmusch.

J. Lo más Japonés: 'Yuki y Nina', de Nobuhiro Suwa e Hippolyte Girardot. Extrañamente no ha habido representación del país nipón en Sección Oficial y tenemos que desviar la mirada hasta Zabaltegui Perlas para encontrar algo de aquellas latitudes en la cartelera. Coproducida con Francia, esta cinta habla de dos niñas víctimas de hogares desestructurados que hallan el consuelo la una en la otra. Su cadencia reposada y sus escenas alargadas hasta límites delirantes no sólo no aburren sino que relajan. Una de las perlas, pero de verdad.

L. Lo más Liviano: la película de Woody Allen, 'Si la cosa funciona'. El día 2 de octubre se estrena en todos los cines de España, pero nosotros ya la hemos visto. En ella apreciamos que el genio de Nueva York cada vez pone menos cuidado a la hora de elaborar la historia que le sirve de hilo conductor, pero, al menos en este caso, los chistes son los mejores que se le han ocurrido en más de 10 años.

Woody Allen ha estado liviano.

M. Lo más Mastodóntico: la superproducción china 'City of Life and death', de Lu Chuan, o, lo que es lo mismo, un Spielberg a la oriental. Esta cinta épica de 135 minutos de duración narra desde una óptica vocacionalmente subjetiva "La Violación de Nanjing" (1937), en la que varios cientos de miles de chinos perdieron sus vidas a manos de los japoneses.

N. Lo más Noble: la divina Chiara Mastroianni, que a sus 38 años se ha paseado por la playa de La Concha derrochando clase y encanto. Y hemos podido ver que cada día es más clavadita a su padre, el gran Marcello.

La más noble.

Ñ. Lo más Ñoño: algunas de las escenas de 'Yo, también', un drama sobre el síndrome de Down proyectado en Sección Oficial que intenta arrojar dignidad a los aquejados de este mal y que, sin embargo, no les deja del todo bien parados.

O. Lo más Obtuso: las pocas miras de la organización a la hora de dejar entrar a según qué pases a ciertos espectadores. En ocasiones, llegar un minuto tarde ha servido para que algunos se quedaran fuera de la proyección, hecho que se agrava si tenemos en cuenta que los horarios se encuentran solapadísimos en ocasiones.

P. Lo más Prometedor: Blanca Suárez (en la foto, en el centro). Así lo decidió un ecléctico jurado, que le otorgó el premio L'Oreal al mejor nuevo talento del cine español el pasado lunes. Finalistas quedaron Manuela Vellés (a la izquierda) y Miriam Giovanelli (a la derecha).

Blanca Suárez, ella lo vale.

Q. Lo más Quijotesco: el rodaje de 'El imaginario del doctor Parnassus', que tuvo que sobreponerse a la muerte de Heath Ledger sustituyéndolo por Colin Farrel, Johnnie Depp y Jude Law escudándose en cierto onirismo. Fue estrenada en mayo en Cannes y repite aquí en Zabaltegui.

R. Lo más Ramplón: el final de 'Get Low', que tiene pulso en sus primeros compases, sobre todo gracias al buen hacer de sus protagonistas (Robert Duvall y Bill Murray), pero termina de un modo tan convencional que roza el telefilme.

De lo más ramplón.

S. Lo más Soez: el lenguaje de todos los protagonistas infantiles de 'Blessed', de Anna Kokkinos, una especie de 'Kids' a la australiana que en general ha gustado pero que no deja de ser otra más de vidas cruzadas con tinte catastrofista y música chunda-chunda.

T. Lo más Triste: los espectadores conscientes de que cuando Liam Nesson estaba rodando 'Chloe', de Atom Egoyan, tuvo que interrumpir la grabación porque su mujer Miranda Richardson se había matado esquiando.

U. Lo más Ubicuo: la jurado Pilar López de Ayala, con la que, a poco que patees la ciudad, te tropiezas un par de veces al día. Blanquita y tremendamente flaca vistiendo falda y botas de caña, Pilar omnipresente.

La ubicua Pilar.

V.Lo más Virginal: la comitiva de 'El baile de la Victoria'. Comandados en todo momento por Fernando Trueba, los jóvenes Abel Ayala y Miranda Bodenhöfer han ido juntos a todos lados. Lástima que el público les haya dado la espalda.

W. Lo más Woodstockiando: la genial propuesta del taiwanés Ang Lee, que fuera de concurso nos ha traído la vitalista 'Destino: Woodstock', quizá su cinta más feliz. Todo un gusto para la vista, el oído y los estados anímicos necesitados de un chute de energía positiva.

X. Lo más Xenófobo: algunas de las escenas de 'Un profeta', en las que argelinos y corsos se llevan a matar en una cárcel francesa. Tomad papel y boli, porque 2009 será recordado como el año en que Jacques Audiard parió esta obra maestra del cine que en Cannes se llevó el Gran Premio del Jurado y aquí concurre en Zabaltegui.

El punto racista.

Y. Lo más Yoísta: El nuevo homenaje a si mismo que se ha hecho el director Christophe Honoré con 'Making Plans for Lena', a mayor gloria de la mencionada Chiara Mastroianni. La peli no hay por donde cogerla, no como 'La bella persona', también a concurso el año pasado, pero desmarca a Chiara como una de las firmes candidatas a la Concha de Plata.

Z. Lo más Zanahorio: el pelo de Julianne Moore, que interpreta a su milésima mujer torturada en 'Chloe'. Viéndola revolcarse con Amanda Seyfried y enseñando orgullosa pectorales nos preguntamos si no exigirá por contrato desnudarse en cada nueva peli que firma.

22 sept 2009

Se sortea Concha de Plata, ¿alguien la quiere?

SAN SEBASTIÁN.— Si queremos que esto vaya para adelante y que no nos tomen la delantera Toronto y Roma, San Sebastián tiene que dejar de ser una cosa de amigos. Nos lo contaba el lunes Juanma Bajo Ulloa: "Éste es un buen festival, aunque carece del punto internacional que se ha intentado muchas veces y no se consigue porque falta economía y cierta perspectiva".

Robert Duvall ha presentado hoy 'Get Low'.

La perspectiva es asemejarse a Cannes y a Venecia. Premiar a todo quisque, como han hecho este año, y que (casi) nadie se quede fuera del palmarés. Así dan muchas ganas de ir cuando te invitan a competir. Con lo que llevamos visto aquí, no ha habido quien haya hecho sombra todavía a 'El secreto de sus ojos' ni a Ricardo Darín como motor de la misma. Si el jurado decide ser salomónico, el argentino se verá perjudicado por haber trabajado en una película demasiado buena. Puede que la muy probable Concha de Oro le prive de su merecida Concha de Plata. ¿Quién la quiere?

Hoy, sin ir más lejos, ha pegado un pequeño puñetazo en la mesa a este respecto Robert Duvall con 'Get Low', uno de sus proyectos más personales (también produce ejecutivamente), según ha explicado esta mañana. Su personaje, un ermitaño de pasado misterioso y terrorífico (así al menos nos lo venden) quiere celebrar su funeral en vida para revelar a todos los que han sido sus vecinos un oscuro secreto.

Darin puede verse perjudicado si su película se hace con la Concha de Oro.

De todo ello quiere sacar partido Bill Murray, el empresario de pompas fúnebres del pueblecito de Tennessee, años 30, en que se desarrolla la acción. No será este artículo el que niegue la magnética presencia del seis veces nominado al Óscar (y una vez ganador) Duvall, pero de ahí a ponerle otra vez en la carrera por la estatuilla, como han dicho algunos desaprensivos, va un abismo.

Su composición, cargada de tics de viejo cascarrabias, la hemos visto otras veces. Matthau, Spencer Tracy o Sean Connery son sólo algunos ejemplos. Este estereotipo, tan agradecido para la concurrencia como el del retrasado mental o el homosexual seropositivo, tiene el inconveniente de que es muy básico. Y no siempre vamos a picar. Eso no quita para que técnicamente le podamos conceder un notable holgado.

Cuentan las malas lenguas (de periodistas, tenemos las peores) que la razón principal por la que 'Get Low' compite en San Sebastián es porque Robert Duvall estaba disponible para acudir a la cita donostiarra. Y cuentan las mismas lenguas viperinas que la segunda razón es que Bill Murray —también presente en 'The Limits of Control'— tenía que ser al menos doblemente tentado para animarse a recoger un Premio Donostia. Al final no ha venido y el galardón honorífico será entregado este año en solitario (por aquello de la crisis. Desde 1997 no había tanta austeridad) a Ian McKellen. Sospecho que Murray no habría faltado a Cannes.

Pobre Darín

Darín juega contra sí mismo. La profundidad de matices que aporta a su personaje alimenta de modo exponencial el calado del thriller romántico que presentó Campanella el domingo. Actúa con los ojos la mayor parte del tiempo. Intentadlo a ver si os sale. Sólo en cinco ocasiones de 56 festivales celebrados el Mejor Actor interpretaba la Mejor Película, la última vez, hace diez años ('¿Qué es la vida?'). Es como si las Conchas se negaran a hacer el juego de las matrioskas de manera que la de Plata pueda encajarse en la de Oro.

A falta de lo que nos ofrezca la cosecha española (lo más llamativo de lo que nos queda por ver) repartida entre 'La mujer sin piano', 'Los condenados' y 'Yo, también', podemos decir que la interpretación masculina está entre dos. Bueno, entre tres si metemos en el saco a Hasan Pourshirazi, el protagonista de 'The White Meadows', una cinta iraní casi muda en la que un balsero se dedica a visitar sucesivas islas para recoger en un frasquito las lágrimas de los dolientes. Tan lenta e insignificante que parece encerrar algún tipo de absurda poesía. Poesía anónima que chifla premiar en San Sebastián. No tanto en Cannes. O en Venecia.

Juanma Bajo Ulloa: "no haré más películas de autor, son una ruina"

SAN SEBASTIÁN.— A los partidarios de ajustar las economías domésticas mi consejo les puede parecer frívolo, pero a los periodistas con el trabajo de la Sección Oficial hecho y poco que contar sobre él porque les ha parecido una jornada insulsa y no quieren ser despiadados, os propongo un paseo por el hall del Hotel María Cristina. Tomaos un café. No es barato pero pasan cosas. No hay que concertar cita previa, pues son las historias las que vienen a ti. Por eso cuando ves a Juanma Bajo Ulloa y le sueltas: "Eh, Juanma, ¿podemos tener unas palabritas?" y él te contesta que sí, te dices: "Vaya, acabo de hacerme con un conejo blanco".

El director Juanma Bajo Ulloa.

Porque tiene mucho que contar, como mínimo por qué lleva tanto tiempo sin contar. Aún así, no ha venido a Donosti de convidado de piedra, que trae un documental musical bajo el brazo. 'Historia de un grupo de rock' narra la despedida del grupo maño 'Distrito 14': "Iban a dar un concierto de despedida y contactaron conmigo para que lo filmara. Su humanidad, cercanía y honestidad me convencieron. Y además me di cuenta de que la historia que no se ha contado nunca es ésta, la de esos que, habiendo hecho una carrera, no han conseguido trascender y convertirse en famosos, una buena oportunidad para explicar la diferencia entre éxito y fama", explica.

Proyectada en la Sección Made in Spain sirve para que quien fuera la promesa más radiante de los primeros 90 siga cumpliendo con su trayectoria casi inmaculada de presencias en el Festival. "Menos 'Airbag' (que no encajaba con el perfil), por aquí han pasado todas mis películas". Y lo agradece: "Si no hubiera ganado la Concha de Oro en el 91 con 'Alas de mariposa', es probable que me hubieran quitado mi casa y que no hubiera estrenado la pelicula. La razón es que en aquel primer proyecto mío me hipotequé para poder autoproducirme. De no haber salido bien las cosas, habría dejado a mi madre en la ruina y me habría quedado sin carrera. Entonces tenía una osadía que con cierta edad vas perdiendo". Los planes salieron bien y Bajo Ulloa se coronó rey de Donosti a los 24 años. Y rey también de los Goya con premios al mejor guión y al mejor director revelación.

Segunda bola de partido

'Alas de mariposa' (1991).

Amante de la adrenalina, repitió jugada con 'La madre muerta' en 1993 y salvó otra bola de partido. No quería saber nada de nadie de la industria que metiera mano en sus cosas y su buena estrella (y buenas críticas) le permitió que su segunda hipoteca pudiera cancelarse. Más suave fue la experiencia de 'Airbag' (1997), en la que no se jugó nada personal. A pesar de que se convirtió la película más taquillera de la historia de España hasta la fecha, no fue un blockbuster al uso. "Se rodó porque contamos con un grupo de gente muy entusiasta que no tenía experiencia en hacer cine. De hecho, si la hubieran tenido, nos habrían dicho que no". Aquel desmadre no fue adorado por la crítica como sus anteriores entregas pero demostró que si había alguien que mereciera el presupuesto que pidiera ése era él. El director más rentable de todos los tiempos iba a empezar a hablar con mayúsculas: 'El capitán Trueno'. Bajo Ulloa, Dios del cine español por aquella época.

El frustrado 'Capitán Trueno'

'La madre muerta' (1993).

Sin embargo, tras un año y medio de desavenencias cretivas con la productora encargada de trasladar el cómic a la gran pantalla, se borró. Por fin parece que se estrenará el año que viene y él habla al respecto de una cinta que ha tardado 10 años en rodarse con cierto desapego. "Ha pasado por cinco manos (ahora la lleva Daniel Calparsoro) y en este momento es un proyecto que se encuentra en el terreno del oportunismo".

Así, después de este frustrante paréntesis, la realidad es que tuvieron que pasar siete años desde 'Airbag' para que se enfrentara a su siguiente proyecto (y a su tercera hipoteca): 'Frágil', un cuento de hadas algo alucinado que nadie pareció entender. "'Frágil' fue una pelicula que tardó dos años en estrenarse y estuvo uno entero parada en un laboratorio por razones sorprendentes que darían para una pelicula y que nunca nadie ha explicado. Se llegó a hablar de una mano negra". Tan mal como pintaba le fue, y ahí Juanma desapareció... de los estrenos, es decir, de la epidermis noticiosa. Es aquí cuando presentamos esas intrahistorias que sólo se averiguan en los halls de los hoteles casi por casualidad.

'Airbag' (1997).

Habla el director: "Tras la promoción festivalera de 'Frágil', en 2006 es cuando estoy ya libre. Por un lado he decido no hacer mas peliculas de autor, son una ruina. Son inviables personal y económicamente. Ya lo he comprobado con mis tres peliculas autoproducidas y ese terreno se ha cercado mucho mas. Los medios y los grupos mediaticos controlan toda la información, producen las películas, las distribuyen y las promocionan, y que vayas al margen de ellos no lo valora la gente. No les importa tu drama ni tu pelea. Además, tampoco a los compañeros les preocupa mucho; prefieren parecer que ser. Aunque haya muchas quejas en el ámbito privado del bar, también hay mucho miedo. Con lo cual, veo que he hecho el canelo y tampoco se me puede pedir que siga reivindicando más cosas". Como diría Chávarri, besos para todos.

Cineasta mercenario

'Frágil' (2005).

Ahora, una vez tomada la sensata y poco romántica decisión de no jugarse el patrimonio cada vez que le da por trabajar, está más tranquilo. "En este momento me encuentro trabajando para Warner en proyectos de largometrajes que parten de una propuesta de ellos para que yo les contraproponga algo con ese material. Son cosas que yo no querría hacer como independiente (y además, mas grandes de lo que yo podría permitirme) pero que me gustaría ver como espectador. En realidad no es mi vuelta a la ficcion porque nunca la he dejado, lo que pasa es que no siento una compulsión por rodar una pelicula cada año o cada dos años. No hay tanto que contar desde la autoría.

Más música

No quiere dar detalles y asegura que no hay nada en firme, sólo conversaciones, pero que lo más seguro es que vuelva. "Ahora hay mucho paro y no estaría bien decir que tengo algo sólido porque la gente no pararía de llamar para ofrecerse para algo que quizá se caiga. Ya lo anunciaremos, si hay algo que anunciar, dentro de unas semanas o meses". Por lo pronto y a la espera de que 'Historia de un grupo de Rock' llegue a las salas comerciales españolas, sí que hay algo apalabrado, otro documental musical sobre el cada vez más consolidado Azkena Rock Festival, que va a hacer 10 años el año que viene. Son dos cantos de cisne premonitorios de lo que puede volver a traer quien fuera rey, después dios y ahora sueña con ser fénix.

Tráiler de 'Historia de un grupo de rock'

21 sept 2009

El secreto de los ojos de Villamil

SAN SEBASTIÁN.— La primera película que nos llegó del binomio artístico Ricardo Darín (actor) - Juan José Campanella (director) fue 'El hijo de la novia' (2000), pero antes habían filmado 'El mismo amor, la misma lluvia' (1999), que se estrenó en España al hilo del éxito de la primera. En ella, Soledad Villamil interpretaba a la pareja romántica de Darín, y ahora repite a su lado diez años después. 'El secreto de sus ojos', que arrasa en la taquilla argentina, se ha presentado hoy en San Sebastián. Sus refiere a los ojos de Soledad. Por eso, con todos vosotros, Soledad:

Los ojos de Soledad Villamil.

Lo que toca es un pregunta-respuesta, pero un pregunta-respuesta veloz. A ver si podemos, que dicen que los argentinos se enrollan.

Es verdad. Dicen bien. Nos gusta hablar.

Para empezar, me gustaría que explicaras de qué va 'El secreto de sus ojos'.

Es una película donde los géneros se cruzan. Va del policial al thriller y de éste a la historia de amor. Tiene humor y todos los ingredientes necesarios para entretener. Por un lado lleva el relato, en el que el espectador se mete por completo; pero, por otra parte, no es banal, tiene contenido, lo que es difícil de amigar en el cine.

Debe de estar bien que te escriban un papel, pero que le dediquen una película a tus ojos tiene que ser aún mejor.

El guión me emocionó mucho al leerlo, pero creo que lo que más me emocionó fue que Campanella pensara en mí para el personaje, que es increíble. "Tengo un personaje para vos", fue la frase que me dijo mientras estaba escribiéndolo.

Campanella ha declarado que buscaba la ambigüedad, pero la traducción del título al inglés para el mercado norteamericano es 'The Secret of Her Eyes'...

De ella. Sí, es verdad.

Algún piropo que hayan dedicado a tus ojos en la vida real?

En Buenos Aires dicen: "¡Qué faroles, mamita!".

Soledad Villamil, de cuerpo presente.

En la película das vida a un personaje en dos etapas de su vida separadas por más de veinte años, uno mayor que tú y otro menor. ¿Con cuál te quedas?

A mí me gusta la Irene mayor. Me gustó serlo y poder pintar el paso del tiempo en el alma de una mujer. Poder plasmar cómo ve, cómo siente... Me gustó.

¿En qué ha cambiado Soledad desde 'El mismo amor, la misma lluvia'?

Bueno, estoy más grande y tengo mayor experiencia. Además afronto con otra distancia la relación con mi trabajo. Básicamente, en estos diez años fui madre dos veces (por eso me he prodigado poco en cine) y creo que eso me ha dado una perspectiva de la vida que me enriquece, primero como persona y después como actriz.

¿En qué ha cambiado Campanella?

Yo diría que es el mismo, con la misma intensidad, la misma exigencia, el mismo buen humor y la misma buena disposición. Sentí, tanto con él como con Ricardo, como si hubiéramos retomado una conversación que interrumpimos hace diez años y no hubiera pasado el tiempo.

¿En qué ha cambiado Darín?

En que está más viejo, pero nada más.

¿Y qué dicen sus ojos?

En la película dicen justamente lo que él no puede decir: el amor que siente por Irene y toda la inquietud que le genera la trama policial. Creo que una de las ideas de la película es que nadie dice lo que piensa y lo tiene que expresar a través de su mirada.

Hay una escena, la del interrogatorio, en la que hace de muy cabrona. ¿Cuánto hay de interpretación?

(Ríe) Es interpretación, pero también soy bastante cabrona.

¿Hay palabras que se quedan en el tintero que pueden cambiar toda una vida?

Sí, creo que ése es uno de los temas principales que tratamos: cómo hay cosas que en el momento parecen insignificantes y que a la larga son vitales. Sólo con el paso del tiempo te das cuenta de lo importante que ha sido tomar un camino u otro.

¿Es esta película un manifiesto anticobardes?

No, creo que nos muestra tal y como somos. La cobardía y la valentía conviven en uno.

¿Se ha armado mucho quilombo en Argentina con ella?

Creo que pasa el millón de espectadores, lo que es muchísimo para nosotros. Incluso ha ido a verla más gente de la que fue a ver 'El hijo de la novia'. Las críticas, quitando alguna excepción, la sitúan por encima de todas las de Campanella, calificándola de acontecimiento histórico. También hubo críticas muy buenas en Toronto y ahora estamos esperando las de aquí (el viernes tendréis el Cineflash). Pero si algo es destacable es que provoca una gran concordancia entre la prensa especializada y el público, cosa extraña.

¿Dónde acaba la novela y empieza el guión de Campanella?

Es todo Campanella. Bueno. Campanella y (Eduardo) Sacheri, porque el novelista ayudó a escribir el guión.

'El hijo de la novia' se quedó a las puertas del Óscar. ¿Cómo ve a ésta?

Creo que tiene muchas posibilidades para que la seleccione la Academia de nuestro país de cara a representarnos, otra cosa es lo que pase después. Porque es la película argentina de este año, sin lugar a dudas.


Ang Lee: "Creo que EEUU necesita a un extranjero para contar su historia"

SAN SEBASTIÁN.— No es que sea un intruso, es que lo que había hecho antes no daba pie para suponer que se convertiría en el más reconocido biógrafo del lado oscuro de Norteamérica. El discurso entresacado de la entrevista que nos llevó ayer a la suite 328 del Hotel María Cristina sirve para intentar obtener las claves que llevan a un taiwanés como él a hacer un cine como éste.

Ang Lee, firmando autógrafos a la entrada de su hotel.

Lee (no el verbo, el apellido), pequeñito y mullido en su sofá, habla bajito, casi sin acento. Peina canas y a veces deja las frases en suspenso. Lo que viene a promocionar es un chute de melodrama del que trasciende, no obstante, un sentimiento positivista casi inédito en su filmografía, cuya misión ha sido explicar el lado chungo del país que le adoptó. Lugar que conoce bien ya que tiene educación estadounidense, tanto que fue compañero de universidad de Spike Lee. Y no, no son familia.

Visita San Sebastián como invitado de honor (concurre en Zabaltegui en la sección Perlas de otros festivales) paseando la película que le llevó a competir en el pasado Cannes. Pero no os vamos a hablar de su gran y erudita trayectoria festivalera. Tampoco quiero abrumaros con el cine que cultivó en los primeros 90, en el que se dedicó a analizar el choque cultural existente entre Oriente y los Estados Unidos.

Empecemos por hablar de su última película. 'Destino: Woodstock' (2009) se fija en la un segmento de la vida de Elliot Tiber (autor de la novela autobiográfica en que se basa la película), tímido vecino de Wallkill (Nueva York), convertido de casualidad en uno de los promotores musicales más importantes de la historia al convertir un festival folclórico local en el brutal Woodstock, exaltación hippie de la paz y el amor libre a finales de los 60. Más América, más gays que añadir a su trayectoria y algo más (no todo) de grisura.

¿Por qué le fascina tanto la historia de los EE.UU., señor Lee?

Me gusta la idea americana de democracia según la cual puedes hacer lo que quieras, incluso aislarte y, aún así, la gente te respeta. Soy un apasionado de las épocas de cambios y EE.UU. es un buen altavoz de lo que ocurre en el mundo porque sirve de botón de muestra simbólico de lo que ocurre a escala global. Si detecto algo muy genuino de América y me entero de que no se ha rodado nada sobre ello, me lanzo inmediatamente porque creo que necesitan a un extranjero para contar su historia.

Norteamérica, bien; pero, ¿y las raíces?

Una de las razones por las que no hago más películas fuera de los EE.UU. es porque hay que implicarse mucho en la parte del desarrollo y pelear para que los proyectos salgan adelante, ya que no tenemos una industria muy sólida en China. Sin embargo, cada vez que he hecho una película americana es porque han sido ellos los que han venido a mí y me han propuesto una oferta cómoda. Ahora me apetece hacer algo específicamente taiwanés cuando encuentre buen material. Me siento en la obligación como persona con poder que soy.

Queda claro que le interesa el retrato de su tiempo en los lugares que mejor conoce, pero, ¿por qué casi siempre tan pesimista?

La oscuridad siempre aflora en mis films porque soy de la idea de que hay negocio también cuando acaba la fiesta. De todos modos, ésta es una de mis películas más optimistas, y eso que intenté evitar deliberadamente la idea de que Woodstock sólo significaba volverse hippie y perder el control, porque, para mí, relajarse supone una curva de aprendizaje. Estar de buen humor y obviar el cinismo es algo difícil, pero con esta película me propuse intentar sonreír.

Y ahora un repaso a la América tristona según Ang Lee

'La tormenta de hielo' (1997): Fue la que le otorgó un puesto destacado en el escaparate del cine indie de prestigio. Y no sólo por regalar a Sigourney Weaver uno de sus mejores papeles alejada de bichitos intergalácticos o ectoplasmas mocosos, sino porque supuso también la prueba fehaciente de que Kevin Kline era algo más que un cómico genial, la revelación de Tobey Maguire y el solvente tránsito a la madurez tanto de Christina Ricci como de Elijah Wood. Este sobrio retrato de la sociedad pequeño-burguesa norteamericana de los 60 fijó la lupa en la doble moral de una época experimental en la que los cambios de pareja eran sinónimo de modernidad. Habría sido fácil juzgar a sus tipos, pero Lee tomó distancia y nos animó a enamorarnos de sus respectivos patetismos.

'Cabalga con el diablo' (1999): Esta obra es de lo más desconocido de su cosecha y un fracaso comercial en toda regla, pues no recuperó en taquilla ni uno solo de los 35 millones de dólares que costó a pesar de contar en su reparto con promesas de la talla de Skeet Ulrich, Mark Ruffalo, la cantante Jewel o el mencionado Tobey Maguire. Este western encuadrado en la Guerra de Secesión Americana (1861-1865), se fijaba en dos amigos afiliados al bando sudista y conjurados contra los yanquis del norte y supuso la perfecta ocasión para analizar el drama de una pelea que enfrentó a hermanos contra hermanos. Aquí llegó directa al videoclub.

'Hulk' (2003): Fijaos si estaba integrado en la patria del tío Sam que hasta le dio por meter mano a su cultura pop, y es que no hay nada más norteamericano que los tebeos. El primer 'Hulk' (luego vendría la versión de Leterrier con Edward Norton) fue incomprendido por el público, pese a hacer más de 130 millones de dólares. Por contra, surgieron voces valientes dentro de la crítica que la ensalzaron como la mejor adaptación de un cómic jamás realizada debido a su oscuridad y profundidad de personajes.

'Brokeback Mountain' (2005): La película destinada a llevarse todos los Óscares de 2006 vio truncada su carrera ganadora cuando 'Crash' dio la sorpresa y se embolsó el premio gordo in extremis. Faltaron huevos en la Academia, que se dijo que el taiwanés podía darse por contento con la estatuilla al mejor director. Dos pastores de ovejas (que no vaqueros, como se les vendió hasta la saciedad) fueron los encargados de dinamitar gran cantidad de tabúes sobre la homosexualidad dentro de un entorno de cine mainstream auspiciado no por un gran presupuesto, sino por millones de críticas entusiastas. Muchos recordarán a Heath Ledger como el Joker por siempre, pero muchos defienden que la de 'Brokeback...' fue su mejor actuación, emparentada directamente con Brando. La década en la que se alumbró este despertar gozoso a la sexualidad entre camaradas fue —al igual que en 'La tormenta de hielo'— la de los ardientes 60. Qué hormonados andaban todos, madre mía.

19 sept 2009

Por qué 'El baile de la victoria' lo tiene crudo para ir a los Óscar

SAN SEBASTIÁN.— Relajado, fuera de competición —"mejor", insiste— presenta Fernando Trueba en el festival 'El baile de la Victoria', su vuelta a la ficción tras siete años alejado de ella ('El embrujo de Shanghai' fue lo último que de él vimos en el terreno no documental).

Trueba y su equipo, hoy en San Sebastián.

Opta a colarse en la carrera por el Óscar el próximo día 29. Compite, con Daniel Sánchez Arévalo ('Gordos') e Isabel Coixet ('Mapa de los sonidos de Tokio'). No con Almodóvar. Pedro no ha pasado ni el primer corte.

Es variable el discurso de los cineastas. Si van a un festival y no les condecoran, dicen: "Ya es un premio haber llegado aquí". Si van a un festival, pero no les tienen en cuenta para competir dicen: "Se viene mucho más tranquilo cuando no vas a concurso". Coppola es la excepción, que se enfadó una barbaridad cuando se enteró de que 'Tetro' no era seleccionada para optar por la Palma de Oro, que se tendría que contentar con abrir la Quincena de Realizadores. Los cineastas son imprevisibles. Y aquí hay muchos. San Sebastián, coto de imprevisibilidad.

Al meollo: no ha gustado 'El baile de la Victoria'. Algunos pitos ayer en el Principal (cine habilitado para los pases de prensa vespertinos el día previo a la presentación) y tímidos aplausos en la proyección de esta mañana con público de a pie (que todo sea dicho, más o menos entusiastamente, siempre jalea y festeja. San Sebastián, coto de educación exquisita). Cuando se tantea a los periodistas, su opinión oscila entre los que la han aborrecido, y sesteado, y los que aseguran: "Pues me la habían puesto tan mal que no me ha parecido tan horrible". Pero nadie da el paso al frente y dice: "Me ha chiflado, ¿qué pasa?". Si dices algo así, tienes que explicar muchas cosas. En el oficio de la crítica cinematográfica, y más en la época de vendimia festivalera que vivimos ahora mismo, el cociente intelectual del sujeto de estudio es directamente proporcional al número de obras que es capaz de aborrecer por minuto.

¿De qué va?

Pero argumentemos por qué es fallida 'El baile de la Victoria', y para ello, encajemos aquí la sinopsis: Dos ladrones, uno veterano (Ricardo Darín) y otro joven (Abel Ayala) son amnistiados por una orden del gobierno chileno destinada a vaciar las cárceles de presos no violentos. Los dos están enamorados: Darín de su esposa e hijo y Ayala de una joven bailarina muda a la que acaba de conocer. Todos tienen traumas, pero sobre todo la joven bailarina, a partir de la que se construye una subtrama de las secuelas producidas por los asesinatos acaecidos en tiempos de Pinochet. Ayala planea un golpe e intenta convencer al maestro retirado y redimido de que le ayude. Tira y afloja. Sabes que va a haber robo, pero se marea demasiado la perdiz.

Darín y Ariadna Gil en una escena de la película.

Entre el melodrama, la comedia y el ensayo histórico se mueve Trueba adaptando la novela homónima a seis manos junto a su hijo Jonás y al escritor Antonio Skármeta ('El cartero de Neruda'), quien esta mañana ha dado todas sus bendiciones al resultado final ("Es una película excelente. Soy admirador de Trueba de toda la vida"). Normal, no es crítico de cine.

La principal falla del asunto es utilizar a Darín, que sí se encuentra en estado de gracia, en un papel de algún modo secundario, que se evapora en enjundia e importancia según avanza el metraje. Una vez se rinde a su condición de "uno es lo que es" pierde el brillo cómico del inicio y se deja arrastrar hacia los títulos de crédito. Ninguna de las expectativas que abre su personaje es resuelta y termina por convertirse en un complemento estático para el enervante aprendiz de caco. Además, la destinataria del amor incondicional del joven padawan, bailarina profesional chilena sin experiencia previa en la actuación, no crea la química necesaria en ningún momento como para que bendigamos su romántica unión.

Así que ni el drama ni el romance nos funcionan. Ni tampoco la historia de ladrones, precipitada y resuelta sin apenas mimo. Sólo nos quedamos con la frescura de algunos de los chistes —propios de décadas pasadas— que el director pone en boca de Darín. Ahí puede haber terreno arado para sembrar en la próxima, Trueba.

Él, realista o modesto, no echa las campanas al vuelo. "No me siento en la carrera por el Óscar. Y ni siquiera me sentiré así si me impongo el día 29. Es un proceso largo, sin embargo, no cabe duda de que es un incentivo para que la gente vaya a ver nuestras tres películas". (No la suya, al menos hasta el 4 de diciembre, fecha de estreno comercial). "No me gustan estas cosas. En el cine siempre estamos compitiendo y no hay nada menos competitivo que el arte".

Una vez presentada la última que nos quedaba por ver de las tres candidatas, os explicamos nuestra porra (por orden de preferencia) exponiendo los pros y contras de cada una de cara a hacerse con la plaza española que da derecho a la pelea por la estatuilla a la Mejor Película de Habla No Inglesa:

1) 'Gordos', de Daniel Sánchez Arévalo

A favor:

  • Supone una evolución como creador de su director —que debutó brillantemente en 2006 con 'AzulOscuroCasiNegro'—, éxito de público y crítica en el Festival de Venecia incluido.
  • En ella se aprecia la más clara identidad entre lo que el director quería contar y lo que ha plasmado de las tres preseleccionadas.
  • Sus actores han hecho un esfuerzo de transformación enorme muy valorable de cara a los premios.

En contra:

  • Daniel Sánchez Arévalo no tienen tantos conocidos y/o amigos en la Academia como sus competidores.
  • Los norteamericanos son gordos casi todos y podrían sentirse ofendidos.
  • No hay estrellas reconocidas en su reparto.

2) 'Mapa de los sonidos de Tokio', de Isabel Coixet

A favor:

En contra:

  • La película no gustó demasiado en La Croisette.
  • La película no ha gustado demasiado al público español.
  • Representar a España en japonés no deja de ser poco español.

3) 'El baile de la Victoria', de Fernando Trueba

A favor:

  • Trueba es el único que sabe lo que es besar un Óscar de los tres.
  • Su factura es clásica, convencional, del gusto de los académicos más reservados.
  • Cuenta con el respaldo de Skármeta, que ya vio como otra de sus adaptaciones ('El cartero y Pablo Neruda') fue nominada a cinco Óscares en el 96 y se llevó uno (Música).

En contra:

  • De verdad, nos ha parecido flojita.
  • La protagonista principal, Miranda Bodenhöfer, —en honor de quien se titula la película— no cautiva como debería.
  • Es, con diferencia, la película más anónima de las tres. Al no haberse estrenado en salas comerciales, muchos votantes no la habrán visto.