4 jun 2008

Como la vida misma (Peter Hedges, 2007)


A veces me pregunto por los directores de casting. Por cuáles serán los extraños impulsos sinápticos que rigen sus neuronas para que mezclen a los artistas más dispares. Dan in real life (Como la vida misma) es el título de la columna de Dan, un periodista viudo. También es el título de la nueva película que empareja a Steve Carell con Juliette Binoche, dos actores que parecen de especies distintas. No porque sean como la bella y la bestia y no porque uno sea un cómico de renombre y la otra una dama del llanto. Parecen de especies distintas porque él se me parece a un dibujo animado y ella a una belleza francesa dieciochesca. Es como juntar a Laurence Olivier con Ben Stiller o a Arnold Schwarzenegger con Ingrid Bergman.

La historia que une a estos dos maduros en pantalla, en el mismo plano aunque a mí me parezca imposible de concebir, es agridulce. No tiene cumbre de drama ni cumbre de comedia pero hay esbozos, bosquejos, de ambos géneros. El tono medio es amable, familiar y recomendable. Pone un ojo en las rivalidades familiares, en la superación de la pérdida insuperable y en la serendipia. La gravedad no tiene cabida en esta exaltación de los valores humanos no demasiado moralizante ni demasiado políticamente incorrecta. Su temática, su enfoque y su sentido del humor agradarán a bastantes y no molestarán a nadie.

Si mi madre me dice que película puede ir a ver un fin de semana de estos le diré que Dan in real life es una que le puede alegrar la tarde. Le hará olvidarse de que a veces me dejo la cama sin hacer y de que coloco los platos en el lavavajillas de una manera concreta en la que es físicamente imposible que las aspas no se atasquen con ellos y les golpeen con fuerza haciendo que salten esquirlas, hecho que hace que las visitas nos miren con un tono de voz que casi se puede cortar.

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