Decía el compañero Beauregard en una ocasión que los ejecutivos comerciales del cine describen una película como la suma de otras. Si con eso vale, podría dar por finalizada esta reseña diciendo que lo nuevo de Renny Harlin es el resultado de mezclar 'La jungla de cristal 3' con cualquiera de los peores subproductos de Steven Seagal y una Royal Rumble en la que participara Bret Hitman, que es clavadito a John Cena, el prota.
Desgloso:
- Cogemos la búsqueda contrarreloj de los cachivaches explosivos dispuestos por el psicópata de turno de la tercera entrega de las aventuras de McClane...
- Lo aderezamos con la factura torpe (se nota, sobre todo, en el montaje) del bajo presupuesto de quien tocó techos monetarios insólitos (Harlin llegó a rodar la segunda película más cara de todos los tiempos, 'La isla de las cabezas cortadas')...
- Ponemos al frente de todo esto a un machote con cara de ladrillo y francas dificultades para girar la cabeza en busca del peligro proveniente de retaguardia por su ausencia total de cuello...
- ...Y nos sale '12 trampas'.
Pero no os vayáis a creer que todo-todo es negativo: Aidan Gillen (el concejal Tommy Carcetti, de 'The Wire'), destila cierto oficio interpretativo en esta película de vocación videoclubera que supone un entierro artístico casi definitivo para su director e intenta exprimir lastimosamente el tirón de Cena como ídolo de las masas amantes del pressing catch.
Vistos los dos fracasos que acumula tras 'The Marine' y la presente, y comprobado que no todos pueden ser The Rock, quizá meta el rabo entre las piernas y vuelva al redil a dar tollinas a sus farsantes amigos en el cable estadounidense, allí donde no llega mi inservible TDT. Yo ya estoy poniendo velitas para que eso ocurra.
Valoración: 1/10
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