¿Qué le piden a un documental? ¿Qué sea un exhaustivo reportaje de investigación que descubra claves desconocidas hasta la fecha?, ¿que denuncie el mal estado de los mimbres sociales cuando otros no se atreven?, ¿que intente derrocar a presidentes cuya gestión se antoja deficiente?... Si sus tiros van por ahí, más vale que esperen a la siguiente estación, porque ‘Corazones rebeldes’ no pretende cambiar el mundo. Es, simple y llanamente el acompañamiento silencioso que se hace a un coro de ancianitos con edades comprendidas entre los 73 y los 93 años durante varios meses. ¿Y a que se dedican, a cantar ‘salves’? Que va, eso es lo más curioso de todo; se atreven con Coldplay, James Brown, The Class y hasta Sonic Youth, cuando ni siquiera les gustan. No hay ambición en el que ha sido el documental más visto de este 2008 y sí mucho cariño y respeto hacia unos que se resisten a pasar como vegetales sus últimos meses/años de vida. Dan un puñetazo en la mesa y cantan con orgullo que se alegran de seguir aquí y que piensan seguir dando guerra hasta que el cuerpo aguante.
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