4 jun 2008

Juno (Jason Reitman, 2007)


Juno es un fenómeno que se estrenó en dos salas de Estados Unidos y fue creciendo como un globo hasta superar los 100 millones. Pasa de vez en cuando con las cosas pequeñas y buenas, como los caballitos de mar, que tienen lo que se merecen. La idea de partida es sencilla: joven hembra WASP de 16 años se acuesta con joven varón WASP de misma edad. Por un motivo u otro, ella queda en estado y su mundo se bambolea. Pero no hay drama. El nombre de la película responde al nombre de la joven joven, la más carísmática, brillante y lolítica oradora que viene a la memoria desde la Natalie Portman de Beautiful girls. Es absolutamente portentoso el personaje que Ellen Page conforma, la piedra angular, el punto de partida de una comedia blanca, casi transparente en su planteamiento formal. No debe confundirse la supuesta liviandad de su humor y lo sobrio de su esquema narrativo con algo simple. O sí. Siempre que simple no signifique malo.

Cuando uno sale de la sala degustando sonriente la nueva cinta del casi novel Jason Reitman (hijo de Ivan, autor de Los cazafantasmas) no sabe cuál es el punto fuerte de esta pequeña y cotidiana historia que no alberga estridencias, que no tiene momentos catárticos de gran de drama, que en ningún momento es partidista o demagógica, que camina sobre plumas durante su ajustada y perfecta hora y media. ¿Qué es lo que me pasa?, ¿Por qué me gusta tanto Juno?, ¿Por qué me parece que es la película que debo recomendar a todo el mundo? Porque sales enamorado. Y da igual que seas hombre o mujer.

El enamoramiento es a partir de la candidez de Juno; de su ingenio, de su solvencia a la hora de afrontar los problemas cotidianos de la vida regándolos con su granizado azul de litro y medio. Porque Page te cala hasta los huesos hasta que quieras cuidarla y ser su amigo, que no amante, para siempre. Porque sabes que lo único que puedes hacer con ella es abrazarla y decirle: No te preocupes, Juno, hagas lo que hagas va a estar bien.

Su nombre, que serigrafiado en pegatina al estilo de los alcohólicos anónimos es el gadget de merchandising que más codicio desde la maqueta de la Estrella de la Muerte que tanto me ilusionó en la infancia, es el nombre de la diosa romana de la fertilidad (y mujer del capo Júpiter), y no gratuitamente. Porque Diablo Cody, la ex stripper bloggera que va camino de ganar el Oscar al mejor guión original, la dota con una gracia que ríete tú de Stifflers o Jimcarreys.

Venden a Juno como la nueva Pequeña Miss Sunshine de la misma manera que venden a American gangster como la nueva El padrino. Estos últimos publicistas se han columpiado. Los primeros no son ningunos tontos porque las sensaciones que te golpean con la escena final de la película de Dayton y Faris tiene su merecida réplica en la escena de amor del final de Juno, una declaración de amor torpe, atropellada, conciliadora y hasta escatológica, pero sin acercarse a menos de mil millas del mal gusto. No sé si habrá quedado claro, pero es mi película favorita de lo que va de temporada porque sin estridencias te da ganas de ser feliz y de llenarte la vida de problemas para, imitando a nuestra recién estrenada musa, darnos cuenta de que no hay montaña lo suficientemente alta que no pueda ser escalada ni proyecto demasiado alto que no pueda ser solventado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver si tienes suerte y mañana (tomorrow) me acuerdo de devolverte la peliculita (little film),,,
Tu eres un poco juno, sabes?sólo que no taaaaaaan femenino

13 de febrero de 2008 21:13

Anónimo dijo...

Anónimo dijo...
visiten el blog de primo tarantino "es mejor que este grandísimo blog"
http://thepeepholeoftheworld.blogspot.com/

14 de febrero de 2008 22:24

Anónimo dijo...

Si alguna vez tengo una hija, quiero que sea así, como Juno. Lo del embarazo? Bueno, sería un mal menor o me daría un patatús, no lo sé. Pero así, tiene que ser así, tiene tanta mala leche, pero a la vez es tan mona...
Aish! ^^

Besos, del revés y del derecho, todos.

16 de febrero de 2008 14:06