18 dic 2008

Protegidos por su enemigo (Neil LaBute, 2008)


Hay veces que vemos entrar en el portal tras de nosotros al vecino antipático y nos hacemos los longuis. Aligeramos el paso, afrontamos el ascensor y raudos presionamos el botón del destino esperando a que la puerta sea tan rápida como nuestros excepcionalmente diestros pies. El chute de adrenalina que experimentamos cuando nos libramos de su pestilente presencia debe de ser similar al resultante de sortear a un tigre embravecido cuando nos rezagamos en el Safari Park.

Y eso que la única culpa que tiene es que es antipático. Si además es un racista, misántropo, amargado y sin alma, hay que acelerar aún más el paso porque tal casta no teme la confrontación. Es más, la busca. Samuel L. Jackson no es el típico compañero de urbanización que hace más plácido el desembarco a la pareja recién casada que se instala en el chalet contiguo. La metáfora del tigre iba con él si es que no me he explicado bien. Su hostilidad rayana en la demencia le ayuda a componer uno de los más memorables personajes de su currículum, uno que hasta ahora iba cuesta abajo y remonta gracias a este intenso e incómodo thriller de LaBute.

Valoración: 7/10

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