4 jun 2009

David Carradine: ¿Bill o el 'pequeño saltamontes'?

Leo el teletipo nada más acabar de comer: "David Carradine ha muerto en un hotel de Bangkok". "¡Coño!", me sobresalto, "¡se ha muerto Bill!". En ese momento me llama mi padre por teléfono: "Se ha muerto David Carradine, ¿te has enterado?", le pregunto. "¿Quién?, ¿Kung Fu?". Me rasco la perilla. Sí, es verdad, se me había olvidado. Tarantino había borrado esa imagen de mi memoria. Curiosa dicotomía: una carrera perfectamente enmarcada por dos momentos puntuales.

¿Chang Caine o Bill? ¿Quién te viene a la cabeza cuando piensas en David Carradine?

Porque, seamos sinceros, Carradine no fue un grande. De ninguna manera enfangaré su recuerdo, de hecho me parece un correctísimo actor de serie B, pero sólo eso, un intérprete dispuesto a dar lo mejor de sí mismo cuando el guión estuviera a la altura de las circunstancias. Y debido a su leve etnicidad oriental encasilladora, el guión no solía estarlo.

Aún así, hizo de la cochambre interpretativa una de las bellas artes. De registro cáustico y algo estático, solía involucrarse en proyectos marginales hechos con dos duros. Su padre, John, el más reputado dentro de un clan muy atraído por el campo de la farándula —David es hermano de Robert y Keith Carradine y Michael Bowen— fue quizá el que más lejos llegó con diez presencias acreditadas en la filmografía de John Ford. El western fue un buen cobijo para él del mismo modo que le sirvió de rampa de lanzamiento a David, quien debutó en 1964 con 'Taggart'.

Carradine luchando en una escena de la serie 'Kung-Fu'

Pasarían ocho años hasta 'El tren de Bertha' (1972), su primera aparición en una película más o menos importante, una a la que la crítica llamó "un 'Bonnie y Clyde' de serie B". Aquello fue un Scorsese sí, pero un Scorsese menor previo incluso al que muchos consideran como su debut verdadero, 'Malas calles' (1973), en la que nuestro protagonista debió conformarse con el papel de "Borracho nº 1". Robert de Niro y Harvey Keitel, cabezas de cartel, le habían pasado por la izquierda.

Viendo el tapón cinematográfico que se avecinaba dijo: "¿Tele?, ¿por qué no?". Y se metió en el bolsillo a los productores de 'Kung-Fu' (1972-1975), que le prefirieron a él antes que al Bruce Lee pre 'Operación Dragón'. La razón fue que si debía encarnar a un aprendiz, mejor no tener unos ojos tan rasgados. Por lo visto los saltos y patadas voladoras son intrínsecos a los orientales y Lee no habría dado el pego como eterno estudiante. Curioso resulta constatar que Carradine no tenía ni idea de autodefensa antes del rodaje, pero hasta tal punto se involucró que llegó a hacerse experto —llegando incluso a escribir un libro—, lo que le llevó al encasillamiento casi definitivo.

'Kung-Fu' (la podéis retomar en DVD) no ha envejecido bien. Pertenece a ese tipo de teleseries envueltas en un halo mítico dependiente más de su capacidad para llegar a todas las audiencias que a una calidad real. Pensad en 'Bonanza', 'El coche fantástico', 'El equipo A' o 'Los vigilantes de la playa' y veréis de lo que os hablo. Prejuicios de este redactor aparte, lo cierto es que el debut de la serie fue un bombazo con siete nominaciones a los Globos de Oro en su primer temporada, incluida una para él por dar vida a Chang Caine, el pequeño saltamontes. "Cada día al menos seis personas se me acercan a decirme: "Kung-Fu cambió mi vida'", solía recordar. 'Mala' no está reñida con 'histórica', no me entendáis mal.

El monólogo de Superman de 'Kill Bill 2' (V.O.) fueron las mejores líneas de su carrera

Aburrido tras tres años de hostias zen, dejó la tele para seguir los pasos de su padre. Se cruzó con Ingmar Bergman ('El huevo de la serpiente', 1977) y Hal Ashby ('Ésta tierra es mi tierra', 1976). La serie 'Norte y Sur' (1985) fue otra gran reválida, pero por lo demás se dejó llevar hasta completar cerca de una centena de films, con los mismas 'minicumbres' repitiéndose teletipo tras teletipo y noticia tras noticia de las aparecidas hoy para honrarle (ésta incluida).

Dice iMDB que tiene al menos 14 películas en cartera, películas ya estrenadas en USA (como 'Crank 2', en la que hace de viejo verde y podremos ver aquí en septiembre), en fase de postproducción o la que estaba rodando hasta ayer en Bangkok: 'Stretch'. Eso dice mucho de la forma todoterreno que tenía de trabajar Carradine, acudiendo a cada rodaje en que se requiriera una cara de maestro venerable ('El gran Stan', 2008) o de 'hijoputa peligroso' ('Kill Bill'). Precisamente éste es el registro con el que yo me quedo, el de Bill, el que actualizó el director de 'Pulp Fiction', brindándole una oportunidad de oro para que al menos una generación entera le recordara el día de su triste desaparición como un mito tan grande que no vivió de las rentas eternamente sino que construyó la mejor parte de su legado cerca del final del camino.

1 comentario:

Deprisa dijo...

Sin duda el pobre hombre siempre será recordado por enseñarnos donde estaba el saltamontes.