29 nov 2010

Peter Mullan, el actor que sabía tomar notas

El reputado actor fetiche de Boyle, Figgis o Loach sabe dirigir también la mar de bien. sus tres cintas, incluida la presente Neds, llevan vitola de prestigio.


Para el momento en que lean estas líneas, el rodaje de 'War Horse' (nueva cinta de Steven Spielberg en la que Peter Mullan tendrá un papel capital), habrá acabado ya. Fue precisamente de su set de donde tuvo que escabullirse este escocés renacentista (Glasgow, 1959) para concedernos la entrevista referida a 'Neds', su tercera cinta como director, Concha de Oro del Festival de San Sebastián a finales de septiembre, una medalla más para lustrar el ya de por sí muy condecorado pecho de quien se llevara cuatro premios menores en Venecia en 1997 con su ópera prima 'Orphans', acariciara el León de Oro, ahora sí, en 2002 con Las hermanas de la Magdalena, y, en su faceta de simple herramienta interpretativa, mereciera el premio a la mejor actuación en Cannes por dar vida al arrollador protagonista parado de 'Mi nombre es Joe' (Ken Loach, 1998). Si se fijan bien, su currículum es ciertamente repelente.

Mullan, connotaciones aparte, no lo puede negar, es un tipo festivalero que, en una suite del María Cristina con vistas al río Urumea, se siente como pez dentro del mismo y no reniega de etiquetas: “Es cierto que mi trayectoria como realizador está muy ligada a los festivales, lo que significa que mis filmes son adecuados para un tipo de público específico, pero, aún así, me gustaría llegar a una audiencia lo más amplia posible. Las hermanas de la Magdalena quizá era un tipo de película más minoritaria, pero con Neds espero lograr la calificación de “apta para 15 años” en Reino Unido, porque creo que es importante que los jóvenes de 14 a 20 años de mi país puedan verla. 

Abanderado habitual de causas en pos de los derechos humanos, antibelicista convencido y crítico descarnado con causas como Irak, Afganistán o Gaza, el Mullan de Neds, fábula en clave onírica acerca del desarrollo de clase en clave predeterminista. El personaje interpretado por Connor McCarron (que merecería a su vez la Concha de Plata al mejor actor por su primer papel a los 16 años) es el de un “empollón-gafotas- acusica” que hereda el reconocimiento de los matones de su hermano delincuente. Tal cuota de poder hace que tome camino semejante. Somos lo que comemos, que diría aquel.

Es por ello que pueden esperar violencia y descarnamiento en la cinta al igual que en anteriores entregas del autor. “Me preocupaba cómo se iban a comportar los chicos, así que monté un 'club de la lucha' para que aprendieran a pelear con la única regla de que no podían hacerse daño unos a otros. En una de las escenas, les dije: ‘Si alguien resulta herido, os despido a todos, pero lo hicieron muy bien”. 

Exageradamente barbudo, dicharacheramente bromista y con un cálido acento de las islas que prácticamente no conoce la "r" fuerte al pronunciar, es consciente de su labor como cronista concienciado acerca de la época que le ha tocado vivir, aunque para ello haya optado por poner la vista atrás. “Más que centrarme en el realismo social, siempre he tratado de hacer películas que tuvieran algo que decir sin seguir una hoja de ruta predeterminada; y, en cuanto a fechar Neds en los 70, lo hice ciñéndome a la idea brechtiana que dice que ver las cosas con una cierta distancia permite entenderlas mejor, sin enredarte en detalles contemporáneos que podrían acabar por hacer más confusa la historia. Tal vez no atraiga a los jóvenes de hoy una historia de entonces… ya veremos cuando se estrene la película". 

La respuesta a Mullan es toda suya a partir el viernes que viene.


Connor Mc Carron, un debut sórdido y dorado  


El joven Connor Mc Carron tiene pinta de hooligan y la inmensa hondura ocular de los actores de raza. Rellenito como estaba cuando rodó Nedsen 2009, nadie diría a simple vista de este premiado novato que un lobo feroz se ocultara bajo su piel de cordero. Elegido en el casting promovido en la prensa al que contestaron 300 adolescentes escoceses, su aterrizaje en el mundo del celuloide no ha podido ser más dorado. Y gran culpa de ello, lo sabe bien, es de Peter Mullan, su padrino artístico y ángel de la guarda: “Peter es alguien que siempre tiene los pies en el suelo y, si vuelvo a actuar, no sé si el resto de directores van a ser tan buenos como él”.

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