¿Cuántas cosas se pueden hacer como máximo seis veces en la vida? Hay muy poca gente que dará sólo seis abrazos, o seis besos. Sería ridículamente triste una vida en la que estuviéramos condenados a reír apenas seis veces. No quiero meterme en otros terrenos más prosaicos porque es el campo de las emociones el que quiero escrutar. ¿Cuántas cosas son capaces de mantenernos 28 años en vilo? Pueden parecer preguntas con truco, o acertijos, pero nada más lejos de la realidad. Hay una respuesta clara: el estreno de Star Wars.
Una franquicia capaz de obtener 2400 millones de euros en merchandising y 2720 más entre las cinco películas de la saga estrenadas hasta ayer, bien merece un reportaje, o un periódico monográfico entero. Después de casi 3 décadas de espera, el círculo de la fuerza ha llegado a su fin con el estreno mundial de La venganza de los Sith, sexta película de la serie, pero la tercera si nos atenemos al orden cronológico.
En todo este tiempo, George Lucas, un jovencito humilde de Modesto, Texas, ha visto como su coraje, tesón e imaginación le catapultaron de tener que trabajar después de la escuela para pagarse sus adorados comics a ser la cabeza visible y pensante de un imperio que genera 800 millones de euros anuales. Patrocinado en sus primeras obras, THX 1138 y American Graffiti, por Francis Ford Copola, director de El Padrino, tuvo la visión de crear una saga galáctica inspirada en Flash Gordon, su héroe de toda la vida. Y le salió Star Wars, el producto con más sitios y foros dedicados a lo largo y ancho de internet.
Es absurdo hablar a estas alturas del argumento, ya que quien no conozca las aventuras de Luke, Leia, Han Solo, Anakin, Padme y Obi Wan o vive en una burbuja de cristal o tiene la fuerza de voluntad de un maestro Jedi. Lo importante de este evento no es la trama. No es saber que cómo Anakin se pasará al lado oscuro ni como el senador Palpatine se hará con el poder del Imperio. Lo realmente importante es caer en la cuenta del circo mediático que se ha organizado ante este estreno.
700 salas habilitadas, sólo en España, cuando la cifra normal de un gran taquillazo como El sexto sentido no llega a las 200. 80.000 entradas vendidas por anticipado, porque el que espere al segundo día no tendrá nada de que hablar mañana en clase o en el trabajo. 500 millones de euros de pérdidas por absentismo laboral en Estados Unidos el día del estreno del último capítulo estrenado hasta la fecha, El ataque de los clones.
Así son las cosas. Comienza el espectáculo. Ya saben, a la sexta va la vencida.
La cantera galáctica
A pesar del rotundo éxito comercial que ha supuesto para Lucas en todo este tiempo su criatura, ser un actor de la saga en absoluto garantiza el éxito. Todo lo contrario, a excepción de Harrison Ford, ninguno de los actores de la primera trilogía galáctica consiguió hacerse con un hueco en Hollywood. Aparte de las hordas de freakis que prestan devoción incondicional a Mark Hamill, alias Luke Skywalker, y a Carrie Fisher, que encarnaba a la princesa Leia, nadie en Hollywood parece acordarse de ellos ya. Hasta hay quien habla de una maldición. No es probable pensar que con los protagonistas actuales vaya a ocurrir lo mismo, ya que tanto Natalie Portman como Ewan McGregor eran presencias sólidas en la industria antes de embarcarse en la cruzada galáctica. El caso de Hayden Christensen es distinto. ¿Le acompañará a él la fuerza?
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