Gerard Butler y Maria Bello, ambos muy bellos, valga la redundancia, sufren el asalto de un aburrido y chalado Pierce Brosnan post Bond. El matrimonio modélico, puesto contra las cuerdas, empieza a naufragar por culpa de los clavos que pinchan la barca de las intimidades. Hay intriga, oficio de director e interpretaciones de un nivel homogéneamente notable. De las de te-quedas-en-la-silla-pegao, vamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario