Vantage point (En el punto de mira) fue la absurda líder de taquilla del fin de semana del 24 de febrero en USA. "Absurda", digo, ahora que la he visto, porque yo, como vosotros, los desafortunados y mansos espectadores que la padecisteis, caí como un chino. En mi descargo debo decir que no era mi primera opción, pero en un cine de la periferia, rozando la medianoche después de una dura jornada de Daily Planet era lo que quedaba.
Los que dudéis de coproducciones en las que esté involucrada España tenéis aquí un engendro más que sumar a vuestra lista de argumentos. No porque España haya puesto pasta sino porque la trama nos afecta de manera directa y porque nuestros amigos (amigos, amigos) los mexicanos se vuelven igual de torpes que nosotros a la hora de hacer migas con los norteamericanos. No creo que ninguno de los que os asoméis de seguido a mi engendro cotidiano tengáis ganas de verla porque sabéis que os quiero y que no permitiría que os perdierais una obra maestra. Para los lectores circunstanciales, ocasionales o, simplemente, accidentales, paso a detallaros algunas perlas más de esta tomadura de pelo infecta:
El argumento se basa en una visita del presidente de los Estados Unidos a Salamanca donde se celebra una cumbre para aliarnos contra el enemigo árabe. La plaza Mayor de Salamanca es una réplica falsa que se construyó en Cuernavaca (México). Al director Pete Travis (que no sé en qué coño estaría pensando después de la afamada Omagh) no se le ocurrió fletar un par de aviones con españoles de pura cepa y se conformó con poner a un montón de lugareños de la zona suplantándonos. Si los rasgos físicos no fueran distinguibles (enorme falacia), a nadie se le escapa que el acento tampoco lo compartimos. A Pete Travis sí se le escapa. No contento con equipararnos (y, que Dios me libre, amo a los mexicanos), los fervientes seguidores de cada una de las palabras del presidente de palo (William Hurt) portan, TODOS, banderitas coloradas y amarillas. Eso no pasa, de verdad. De verdad que en España no solemos usar de eso, y menos en masa. Las graciosas bandericas, pequeñas, tamaño bolsillo para más datos, son iguales como si las regalaran con La Razón. Nada de aguiluchos, nada de banderas caseras con palo de escoba incorporado. No. Todo falso e impostado como en un servicio de catering de banderas. El alcalde de Salamanca parece de Arabia Saudí. No es un problema, sólo lo dejo caer. De verdad, los de casting merecen que venga Satanás y se los lleve.
Actores malos, punto de vista múltiple cansino y payaso. Se me fueron las ganas de tener ganas. Hay quien se queja de que en Mission: Impossible II mezclaran las Fallas con la Semana Santa sevillana. Yo no, si nos ponemos a comparar, lo de Tom fue era una maestra. Y lo de Jack no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario