29 ago 2008

El rey de la montaña (Gonzalo López Gallego, 2007)


Me dice Nacho Vigalondo que el cine español está en clara recesión. Que no sabe a qué atienden las decisiones de los distribuidores. No comprende que se pueda estrenar casi cualquier cosa yanqui que se filme y que los productos que se gestan aquí, los que atienden a la idiosincrasia nacional, sean tan ninguneados. Me dice que hay que estudiarlo mientras pienso que da para un doctorado en sociología. Me dice que hay que hacer una gran sentada y reflexionar. Le respondo que tiene razón el día que por fin estrena Los cronocrímenes. Es afortunado después de todo, porque tras tanto calvario su opereta de viajes en el tiempo de andar por casa consigue llegar a las pantallas.

Se queja de que su amigo Gonzalo López Gallego esté teniendo los mismos problemas para estrenar en España El rey de la montaña que los que él ha tenido con su meritoria ópera prima. "Es la película mejor distribuida del año en todo el mundo", confiesa. Con María Valverde y Leonardo Sbaraglia, atractivo reparto. Fácil de vender, en teoría. No me dice que es una peli en la que, en realidad, casi salen sólo ellos dos. Frenética, sí; y sin concesiones, pero no comercial. Me da pena que le cueste más estrenar a Vigalondo que a Michael Bay. Entiendo que lo nuevo de López Gallego sea difícil de digerir y, por tanto, de consumir. Si fuera italiana, incluso británica, no llegaría aquí. No llego a desenmarañar las motivaciones de los personajes porque nadie se para a explicármelas. Sin embargo no es lo peor que he visto este año. No es ni de lejos lo más tonto o peor rodado que ha llegado a la gran pantalla. El juicio de los distribuidores es, cuanto menos, sui generis.

No hay comentarios: