Lo que tiene el marketing viral y el "muestro pero no enseño" del youtube es que la construcción de perfiles suculentos muchas veces oculta un trasfondo inexistente. En ello se había podido ocultar hasta ahora Frank Miller en su "sólo quiero caminar"…solo. Hace tres temporadas no se habían percibido sus flaquezas como cineasta gracias, en gran parte, o en "toda" parte, a que por ahí andaban Robert Rodríguez y Quentin Tarantino para bordarle los tomates. Pero cuando la responsabilidad última del proyecto ha recaído sobre él…áaaamigo. Casos como el suyo y cierta mirada retrospectiva nos hacen llegar a pensamientos maliciosos en los que no habíamos reparado hasta ahora; por ejemplo, que si aquella maravilla medionoventera que fue 'Smoke' tenía la consistencia de un aguerrido espartano con cuerpo de Keitel fue más por Wayne Wang que por Paul Auster. A 'La vida privada de Martin Frost' me remito.
'The spirit' no es ni más ni menos que una anécdota, un entretenimiento vacuo y sin encanto que no logra despegar más allá de sus títulos de crédito y que se sustenta absolutamente en la estética de 'Sin city' en lugar de en la obra original de Will Eisner. Una treta maquiavélicamente orientada a embolsarse los espectadores más epidérmicos que quedaron deslumbrados con aquella carismática obra coral de 2005, que, a cada minuto que pasa, se revela más de Rodríguez y menos de Miller.
Valoración: 4/10
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