Ustedes, espectadores de paladar selecto que gustan de ir ver las películas francesas de Chabrol, Rivette, Godard (de las viejas glorias nos llega todo, sobre todo en el circuito de versión original), no disfrutan tanto de la sal gorda francesa. 'Taxi', 'El embolao', 'Yamakasi' y, en menor medida, 'Astérix' y sus secuelas, no parecen proceder de la misma industria que la de los grandes capos, de la misma manera que al otro lado de los Pirineos se cuestionan como Santiago Segura y José Luis Guerín pueden cohabitar bajo un cielo común.
'Bienvenidos al norte' es la película francesa más taquillera de todos los tiempos, del mismo modo que aquí un día lo fuera 'Airbag' y después 'Torrente 2'. El actor Dany Boon, en su segundo trabajo tras las cámaras, ha sabido pulsar las teclas de la condescendencia del "oui, oui" y del "ja ja ja", a la 'parisien'. Poco trasciende fuera de su mercado el choque idiomático y conductual de los distintos arquetipos existentes en su nación, pero no es falta suya. Tampoco en Suiza interesaría la odisea de un lepero trasladado laboralmente a Castedeldefells. Sin embargo, 35 millones de espectadores, por el momento, dicen que lo de Boon es un 'boom'. Y no es malo, ni duele, ni debe ser pasto de arrepentimiento saciar la curiosidad y husmear en la sala donde proyectan tal fenómeno de masas.
Valoración: 6/10
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