Le recordarán de otras sales gruesas: 'Gigoló', 'Estoy hecho un animal' o cada secundario robaplanos de la filmografía Sandler. Ha debido pensar Rob Schneider que para lo que suele contar, se atreve él solo. Y se pone delante y detrás de la cámara. La verdad es que tanto da. Si no se leen los títulos de crédito, te puedes creer que la ha filmado un habitual, él mismo o la virgen santísima.
Porque no se puede hacer nada mejor con ese guión: un agente inmobiliario comete fraude y, temeroso de que le violen cuando le corresponde entrar a prisión seis meses después, contrata los servicios de un sensei (David Carradine, aka 'Kung Fu', aka Bill) para que haga de su trasero un fortín inexpugnable.
'Comedia' aliñada con peleas o peleas aliñadas con 'comedia' o nada de eso en absoluto. Reconozco que cuando intentan hacerme reír soy bastante condescendiente. Procuro hacer las concesiones preceptivas a la comedia escatológica de cuño 'new-age', comprar billetes para el autobús al surrealismo chusco que conduce Apatow, pero también sé ver el vacío absoluto y las gracias sin gracia. Ahí lo dejo…
Valoración: 3/10
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