Además de la nominación para Zannou como Mejor Nuevo Director, 'El Langui', completa con sus candidaturas a Mejor Canción Original y Mejor Interpretación Novel Masculina el trío de opciones que la película puede materializar en los próximos premios Goya. Salido del madrileño barrio de Pan Bendito, el ahora polifacético artista arremete contra todo lo que se le pone por delante, incluido el poder establecido.
—¿Ya es hora de cambiar de referentes físicos en el campo de la interpretación?
—No, hombre. Pueden estar, hay cabida para todos. Lo que pasa es que para hacer un 'thriller' no necesitamos obligatoriamente a un actor guapo rubio y con el peinado de 'El Duque'. El mismo papel puede hacerlo un tío con discapacidad ['El Langui' tiene parálisis parcial en brazos y piernas debido a una privación de oxígeno durante su parto]. La cuestión es que te salga visceral. Si pones el alma, da igual.
—¿Qué tiene 'El Langui' de su alter ego 'Cuajo' y viceversa?
—'El Langui' no se interpreta a sí mismo en la película, no tiene nada que ver. La de mi personaje es una vida totalmente diferente de la mía. Lo que tenemos en común es la minusvalía y la pasión por el hip-hop. Todo lo demás es ficción. No tengo sus problemas, su carácter, su orgullo ni su fuerza. Compartimos barreras arquitectónicas, pero nada más.
—¿Por qué vio Santiago a un actor en usted?
—No lo sé, pero desde el primer momento que me vio grabando en la pecera lo tuvo claro y luchó por mí. Había actores mucho mejores o de mayor renombre pero, aún así, apostó por mí.
Tráiler de 'El truco del manco'
—¿Cuándo vieron que el proyecto podía hacerse lo grande que ha llegado a ser?
— Desde el primer momento en que Santi me lo propuso supe que sería algo bueno. Yo soy muy apasionado y siempre quiero que el trabajo quede bordado. Un proyecto honesto y bien currado acaba por dar sus frutos.
—Tanto el director como usted son siempre enfáticos en cuanto al concepto de la honestidad, pero lo único que demuestra su personaje es que 'manga' mejor que otros. Siendo depositario de cierto talento musical no apela a él sino al pillaje. ¿No es un mensaje peligroso?
— Más allá de que 'Cuajo' salga robando, el mensaje es muy claro, y es que la amistad está por encima de todo. No es relevante que 'Cuajo' salga vendiendo cuatro videoconsolas robadas de un centro comercial, que verdaderamente no lo nota. Él está delinquiendo levemente mientras que hoy en día hay otros que mangan más mientras dirigen ayuntamientos, ciudades o un país.
—La imagen que proyecta 'El truco del manco' de la familia es muy pesimista. ¿Pretenden reivindicar la familia de la calle?
—No es mi caso pero sí el de mi personaje y el de otra gente. Hay veces que en casa no encuentras apoyo y son tus compadres los que te dan la caricia o te ponen la mano en el hombro que necesitas para salir adelante.
—Su director confiesa que 'Ocho millas' es una de las películas que más odia y que no quiere que se establezca comparación entre ambas...
—Yo no la odio pero tampoco me gusta comparar ni me ha hecho gracia cuando a veces me han comparado con Eminem. Sabes que es un 'crack', pero son historias distintas. Aquello es América y esto es España.
—¿Cómo preparó su personaje?
—Desde que supe que rodaríamos la película me involucré mucho en el proyecto, también en la época de borradores del guión, y fue en 2007, durante la gira de "Aguantando el tirón" de La Excepción, que empecé con el proceso más en serio, incluso antes de estar con el resto del equipo. Me dije: "Me sé el guión, la historia, el personaje... vamos a usarlo a ver si la gente se lo cree". Era un poco chocante porque sacrificaba parte de 'El Langui', que es muy sociable, por este tío. Cuando interactuaba en los caterings con promotores y fans me decía: "Ahora es el momento. Si se lo hago creer a ellos, funcionará". Hubo veces en que mis propios colegas me llamaron la atención. También me ayudaron mucho el trabajo posterior con mis 'partenaires', los consejos de Santi y las películas 'Mi pie izquierdo' y 'Cowboy de medianoche', que fueron primordiales.
"Nos late fuerte" de La Excepción
—¿Hace más ilusión un posible Goya como actor o como músico?
—Los dos hacen mucha, pero ambos tienen una pizca diferente. Para un músico, estar nominado como compositor al lado de todos esos artistas tan buenos es de lo más gratificante. Sin embargo, el de actor tiene un pelín de vuelta porque yo soy cantante y me van a mirar con lupa para, a la mínima, decirme "Zapatero a tus zapatos". Meterte en un palo que no es el tuyo y obtener una nominación a los Goya, que son votados por gente especializada en el cine, si lo ganas...
—¿En caso de que los pronósticos más optimistas se le cumplan, puede llegar a cambiarle la fama?
—Si me viniera de golpe, a lo mejor, pero es que empecé a los 16 años y ya tengo cierto nombre gracias a La Excepción. Ya estás acostumbrado, eres un profesional. Esto es sólo otro escalón.
—Es por aquello de que el cine endiosa mucho...
—Y la música. Si supieras la cantidad de músicos que están endiosados y no llegan a los 20.000 discos vendidos. Nosotros ya hemos pasado de 90.000 entre "Cata Cheli" y "Aguantando el tirón", lo que pasa es que nuestra puñetera compañía nunca se ha molestado en darnos un disco de oro ni en hacérselo saber a la prensa.
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