A Will le funciona. Perdón, al señor Smith. No ahorremos pleitesías con el actor más lucrativo de 2008. O, como el mismo se define, con "la mayor estrella de Hollywood". Lo de las orejas no es ninguna treta de redactor listillo para atraer audiencia. Lo ha dicho él mismo: "Uno de los aspectos que me han llevado a esta posición son mis orejas. También les pasa a Obama y a Mickey Mouse. Tenerlas grandes garantiza el éxito en todo el mundo. Si tuviera que darle algún consejo profesional a mi hijo (Jaden Smith, futuro 'Karate Kid') sería que se recortara el pelo de alrededor de las orejas".
Y ése ha sido el tono en el que se ha desenvuelto la rueda de prensa de presentación de 'Siete almas' (de estreno este viernes. Para ver el tráiler, pincha aquí) que ha tenido lugar hoy en el madrileño Teatro Real. Mucho show, gestos y las esforzadas ganas de agradar de quien es productor además de actor.
"Gracias por venir a la conferencia de prensa para nuestra película 'Siete almas'", han sido sus primeras 13 palabras. Y no van entrecomilladas porque sean importantes, sino porque las ha pronunciado en la lengua de Cervantes. "Tuve una maestra de español que viaja conmigo para entrevistas en español en Latinoamérica; y en escuela quise hablar español porque toda la gente del mundo habla dos o tres idiomas y en Estados Unidos sólo hablan uno… y no quiero ser estúpido (sic)".
Smith es alto, incluso parece más alto que los 1,88 metros que le concede iMDB. En cualquier caso, bastante más que el director Gabriele Muccino ('El último beso'), quien le acompaña en una promoción que les trae de Berlín y Roma. Ésta es su segunda colaboración conjunta después del exitoso debut que supuso 'En busca de la felicidad', que aunó taquilla y varias nominaciones a los Óscares. Quiere demostrar con ello el ex-Príncipe de Bel Air que está abierto a trabajar con cualquiera que demuestre talento en cualquier latitud: "Viajo por todo el mundo y siempre he querido trabajar con gente nueva. Si hay gente con ideas, conceptos, darles la oportunidad. Gabriele vivía hace cuatro años en Roma y era pastor de ovejas", bromea.
Pide explícitamente a los medios de comunicación que no se desvele demasiado del argumento de su nueva cinta, un drama que cuenta con acusado golpe de efecto hacia el tercio final del metraje. Sí se puede avanzar que es un drama, una película de lágrimas, para aquellos que no tienen el corazón demasiado curtido, que siempre los hay. Demuestra esta elección cierta propensión del actor a salirse de los papeles de comedia que le encumbraron hace ya más de una década. "Mi corazón está más cerca de la comedia, pero cuando hago drama, eso me hace mejor intérprete, y puedo volcarlo de nuevo en la comedia".
Se expone, no obstante, a romper el récord de ocho estrenos consecutivos por encima de los 100 millones de dólares que batió el verano pasado con 'Hancock'. En EEUU lleva por el momento 60, y desinflándose. Él lo argumenta así: "Siempre busco hacer mucho dinero porque es muy doloroso cuando hay gente con la que trabajas a la que tienen que despedir si un proyecto no va bien. Creo que con ésta llegaremos a los 80 millones de dólares en los Estados Unidos, lo que está muy bien. No espero que sea lo mismo que 'Soy leyenda' (de la que ya se prepara una precuela), pero estoy contento con el resultado porque no tendrán que despedir a nadie".
Smith también tiene un lado político. No ocultó durante la campaña por la presidencia norteamericana su simpatía por Barack Obama. Coge sus bártulos de hablar en español y se pone de nuevo manos a la obra: "Cuando ganó Obama lloré tanto que mi hija pensó que me pasaba algo malo (sic)". "Es una explosión evolutiva. Jamás en la historia del planeta ha escalado alguien desde la clase esclava hasta ser el jefe de un imperio. No es un logro solamente americano; esto también afectará a los niños de las montañas de China y a los de las playas de Río de Janeiro. Va a tener consecuencias mucho más allá de los que podamos imaginar", finaliza grave y ya en inglés quien salvara al mundo tantas veces en el celuloide.
No han desaparecido de la sala su corte de pelo al uno ni su jersey azul eléctrico de pico. Todavía se pueden ver fugazmente y de perfil el cuello de su camisa de rayas y la corbata perfectamente anudada al estilo 'windsor' mientras alguien le abre paso a la salida camino de los títulos de crédito.
Will Smith demostrando una vez más sus dotes de castellano, ayer en 'El hormiguero'
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