2 feb 2009

El agridulce canapé de los perdedores


Elena sostiene un Goya. En él se puede leer "Guión adaptado 2009". No es que la estatuilla póstuma de Azcona fuera escrita a seis manos; ella es sólo una depositaria de confianza. Elena se apellida Cuerda y, flanqueada por Irene (otra Cuerda hija de Cuerda), espera a que el más nominado de los contendientes termine de atender a los que pasan a darle el pésame. Capean los tres los "Jo, es una lástima" y los "Vaya, pensábamos que os iban a dar al menos un par más". Quien se llevara todas las llamadas telefónicas el pasado 19 de diciembre cuando supo de sus 15 nominaciones hoy no daba abasto para quitar importancia a las copiosas muestras de condolencia.

—Buenas noches, José Luis. Muy pocos Goyas después de tanta expectación.

—Eso no es una pregunta.

—Es nuevo periodismo, ya sabes. Yo te digo una pregunta con respuesta implícita y tú comentas algo al respecto.

—Ah, vale. Pues sí, pocos Goyas.

—Te esperabas más...

—La verdad es que no. Y además estamos pasando por alto una cosa: Tiene mucho más mérito perder 14 que ganar dos o tres. Si te dan dos o tres no sabes qué hacer. Estoy orgulloso de perder lo más que se podía perder. —Cuerda coge una croqueta Findus de una bandeja que le es ofrecida. Se la mete en la boca después de responder. Parece que le sabe agridulce.

—Los nominados siempre tiran por lo bajo, pero esperarías más.

—No, que va. Creía que no me iba a llevar ninguno.

—Hombre, ninguno...

—Cuando no le han dado a José Ángel Egido el de Mejor Secundario (el primero en ser entregado) he pensado que no nos llevaríamos ninguno.

—Pero te has llevado el de guión.

—Éste es de Azcona, y está bien que sea así.

—Pero, ¿qué sentido tiene que te nominen tantísimo y luego te den tan poco?

—(Elena e Irene confirman con la cabeza vehementemente) Díselo a ellos —entre risas señala al resto de asistentes a la fiesta postgala—. Tú nominaste a Cuerda. ¿Y ahora, qué has hecho? Tú eres gilipollas—. Dice señalando a todos a la vez, y a nadie en particular, riendo de nuevo.

—Antes de la gala decían que Raúl Arévalo partía como claro favorito en la categoría de Mejor Actor. (Finalmente el 'Che' Benicio se llevó el gato al agua).

—Si, ¿verdad? No es normal que un chico de su edad tenga un papel tan poliédrico y con tanto sótano.

—Y Maribel no ha ganado en gran parte porque ya ganó el año pasado...

—Lo de Maribel es una injusticia. ¿Tú la has visto cómo estaba?

Vigalondo

Saltamos a otro escenario y encontramos a un treintañero barbado que ha presentado los premios correspondientes a las categorías de cortometraje. Su libreto, difícil, se quedó fuera de la puja por el mejor Guión Original, quizá, precisamente, por demasiado original. Después de su dificultosa puesta de largo en las pantallas españolas el pasado verano y de la proyección en Norteamérica —donde vendió los derechos del 'remake' de 'Los cronocrímenes' antes siquiera de que pudiéramos verla sus paisanos—, Vigalondo, algo apesadumbrado, intenta quitar hierro al olvido al que ha sido sometido. Santiago A. Zannou, uno de los triunfadores de la noche, esa antipática especie, le ha quitado el Goya al Mejor Director Novel.

Nacho Vigalondo, también actor el 'Los cronocrímenes'

Él niega la decepción. Dice que entraba en su pronóstico. "Hay gente que hacemos cosas distintas; también le ha pasado a F. Javier Gutiérrez y a sus 'Tres días' (el debutante andaluz ni siquiera fue nominado). Éste no es nuestro ambiente. El solo hecho de haber llegado hasta aquí ya es muy raro. Soy una nota discordante dentro de la Academia". Metemos el dedo en la llaga un poco más intentando hacer leña periodística del árbol caído: ¿De verdad que no esperabas incluso más nominaciones? "No, en serio. Estar nominado ya es extraño".

El presente párrafo sucedió tal cual, en tiempo real, por fruto de la serendipia. Escrito el inmediatamente anterior a las 2:33 de la mañana con la sala de prensa vacía, empiezo a oír voces de burla que bajan de las escaleras mecánicas que desembocan justamente en la puerta abierta de la habitación donde me encuentro. No reconozco el timbre concreto de los contertulios, pero el discurso socarrón se hace cada vez más cercano: "Mira, uno actualizando su blog". Mi rabillo del ojo percibe algo más, pero todavía inconcreta, al emisor.

—Oye, ¿te puedo preguntar qué haces?—. Me giro, es Vigalondo.

—Hola Nacho. Soy de soitu.es. ¿Te acuerdas de mí?

—Ah, sí, hombre.

—Precisamente estaba escribiendo ahora mismo de ti.

—¿Y qué dices?

—Nada, poniendo la otra cara de la moneda. Los que no habéis tenido tanta suerte.

—¿Puedo leerlo?—. Se acerca

—Cuidado, que está sin acabar.

—Me pones al lado de Cuerda, es una buena pareja humorística. ¿Qué se cuenta?

—Que perder 14 Goyas tiene más mérito que ganar dos o tres.

—Joder, qué gracioso Cuerda. (dice J.A. Bayona, director de 'El orfanato', su acompañante).

Garci y 'Tano'

Después de Cuerda y Vigalondo, ¿quién nos queda? Ah, sí, 'Tano' Díaz Yanes, que al mando de 'Sólo quiero caminar' se ha tenido que conformar con la Fotografía de 11 posibilidades. Porque Garci, eternamente peleado con la Academia (0 de 7 esta vez con 'Sangre de mayo') ni ha venido ni se le espera.

José María Yazpik, delante de Diego Luna, nominado y perdedor en la muy olvidada 'Sólo quiero caminar'

¿Y 'Tano'? ¿Dónde está? Tiene que completar el reportaje. Le buscamos desesperadamente. "Le he visto hace 15 minutos", me dice un compañero que me conduce hasta el hueco que ahora ocupa Carme Elías (aburrida Mejor Actriz Protagonista). "Se ha ido", me cuenta otro muy seguro. Plan B: José María Yazpik. Mexicano, secundario de la peli. Primer bofetón de la noche superado por el 'caminante' Jordi Dauder.

—¿Cómo estáis tú y el equipo, José María?

—Pues bien, güey. Soy el tercer actor nominado a un Goya. ¿Cómo quieres que esté? Para mí es un regalo estar aquí. Nos lo pasamos muy bien filmando y en festivales. Esto es aparte. Al fin y al cabo sólo son premios.

—¿Cómo has visto a 'Tano'? ¿No está un poco enfadado?

—Pues puede que sí esté un poco encabronado...

—Desde que filmó, también en tu país, 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' los premios le dan la espalda.

—Puede ser. Pero a Tano le quiero siempre a mi lado. Ojalá México no se convierta en un mal agüero para él en cuanto a premios.

Hasta aquí los desheredados. Mal que bien, el resto de los presentes en el convite postgala tiene algo que celebrar o, al menos, menos que lamentar. Las perdices de quienes os han hablado sobre estas líneas estarán más quemadas o sabrán peor que las de los chicos de 'Camino' o 'Los crímenes de Oxford', pero es muy justo destacar que tampoco hemos visto en todo el día lágrimas que no fueran de alegría.

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