Hace unos pocos años, sólo unos pocos, cuando los videoclubes no eran una entelequia, solía visitar con frecuencia la sección gourmet del Blockbuster (fijaos en que no estoy haciendo publicidad porque la empresa quebró hace tres años en España). Ellos llamaban 'Independiente' a esa sección que ocupaba apenas dos minoritarias baldas, pero yo la rebauticé porque no era nada extraño encontrarse con perlas cinematográficas (y gastronómicas) de toda nacionalidad.
Los protagonistas de 'Deliciosa Martha' se lamen las heridas mientras cocinan
Las primera anécdota que me viene a la cabeza al respecto es la cantidad de tiempo que estuve en lista de espera para alquilar 'Deliciosa Martha', el particular tributo que hizo la alemana Sandra Nettelbeck a la cocina de su país. La razón: que de tan alquilada que estaba la copia de mi barrio, se rayó y tuvieron que reponerla, y como sólo trajeron un repuesto, la espera fue eterna. A pesar de todo, la espera mereció la pena: en este fenómeno 'indie' del 2000 se mezclaban postales culinarias minimalistas con drama familiar lacrimógeno pero no manipulador. El punto de nieve salió tan bien, que los americanos vinieron con dinerito y Catherine Zeta Jones a rehacer lo que ya estaba bien en una de sus habituales muestras de falta de ingenio: 'Sin reservas'.
Estadounidense también fue 'Super Size Me' (2004), en la que el documentalista gonzo Morgan Spurlock se atiborraba de Big Macs durante un mes para demostrar que la fast food perjudica seriamente a la salud. Si es que este artículo sirve en algún momento para clarificar las idiosincráticas aportaciones de un país a la gastronomía global, ningún caso está más claro que éste. Las hamburguesas, reflexionadlo con calma, son una realidad que nos afecta a todos. Esta comedia estupendamente montada ganó el premio a la mejor dirección en Sundance y fue nominada al Óscar.
Justo después de comprobar que la cosa estaba funcionando, que la comida despertaba el apetito cinéfilo de las audiencias quejumbrosas por tanto efecto especial, los distribuidores se tomaron en serio eso de darle al pueblo su opio y comenzaron a reeditar. Es lo mismo que ocurre cuando estrenan una secuela en el cine, que te envuelven con lacito diferente el DVD de la entrega anterior. Si acaso se nos habían pasado 'Comer, beber, amar' (1994), del ahora archifamoso cineasta chino Ang Lee, ellos nos lo redescubrían. Estaba en la estantería de la 'C', la misma en la que un poco más abajo encontrábamos 'Como agua para chocolate'. Mexicana, sensual y desgarrada, un buen ejemplo de cómo el combo comida y deseo no sólo tenían cabida en '9 semanas y media' (o en su parodia de 'Hot Shots').
Se rumorea que los pechos de Pe sabían tortilla de patata en 'Jamón, jamón'
Y hablando de comidas que abren el apetito sexuarrl, no podemos dejar fuera a la española 'Jamón, jamón' (1992), en la que los pechos de Penélope Cruz, por lo visto, sabían a tortilla de patatas con cebolla. Eso si que es una buena 'Dieta mediterránea', la tortilla, digo. Y hablando de lo último de Paco León, fijaos si seguirá la tendencia reinante que este año acudió a Berlín a un ciclo de Cine y Comida, en la que se degustaban distintos platos tras las proyecciones. Es un cajón en el que muy bien podría haber entrado el año pasado 'Fuera de carta' (2008), la alocada comedia de Javier Cámara que se pegó un atracón en la taquilla.
¿Qué más países han hecho homenajes al arte de 'papear'? A ver... sí... Está 'El festín de Babette', proveniente de la Dinamarca pre Dogma, en la que la chica francesa del título invita a todos los puritanos habitantes de la aldea danesa que la ha acogido a una cena de chuparse los dedos. Como demostrar sus emociones parece una frivolidad, los lugareños meapilas intentan contener su orgasmo culinario en una propuesta que mereció el Óscar a la mejor Película Extranjera de 1987. Y por muy Óscar que fuera, minoritaria; no como 'Chocolat' (2000), que, dirigida por un sueco, también nos lleva a Francia, donde la Binoche endulzaba a todo un pueblito con sus chocolates afrodisiacos. La hiperglucemia que producía su romance con un gitano Johnny Depp no quitaba para que tuviéramos ganas de atiborrarnos de M&M's justo después de que acabaran los títulos de crédito.
Dulce también —bueno, agridulce, que tenía su buena dosis de lágrimas— fue 'Un toque de canela' (2003), el botón griego de esta muestra. En realidad, podemos decir que Turquía también tuvo su parte de peso en este caso, pues el protagonista, Fanis, debe viajar a Estambul a reencontrarse con su abuelo enfermo, dueño de una filosofía de vida ligada a la cocina que le resulta toda una epifanía.
Tráiler de 'Vacaciones de ferragosto'
De un plumazo nos hemos barrido casi todo el globo, y, mientras damos paso al último párrafo en el que hablaremos de 'Vacaciones de ferragosto', italiana, de estreno la próxima semana, nos preguntamos: ¿Y por qué será que los ingleses aún no han tenido huevos de hacer la suya propia si casi siempre resultan un éxito de crítica y público?
Pero bueno, al tajo, que a falta de la reseña del próximo viernes, conviene avanzar un par de pinceladas sobre uno de los más recientes fenómenos fílmicos del país transalpino: Gianni es un sesentón que vive con su madre y está hasta el cuello de deudas. Para que el casero le condone los gastos de comunidad acumulados durante varios años accede a hacerse cargo de la madre de éste durante dos días de fiesta. Pero la madre no viene sola sino que acaba montándose un geriátrico improvisado en la casa. Con tanta anciana rebelde, Gianni se vuelve loco y su único consuelo es la cocina. Mal hecho, amigo, que tu comida exquisita es la que las pone como motos. 'Vacaciones de ferragosto', una película que, si siquiera existiendo el Blockbuster de mi barrio (y el del tuyo), iría directa a la sección de 'delicatessen'.
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