5 may 2009

Robert Pattinson no se hace el vampiro, en realidad es así

Edward Cullen —el protagonista del exitazo adolescente 'Crepúsculo'— vuelve a nuestros cines, pero no en formato vampírico, apolíneo e hipermusculado, sino blandito, blanquito y sexualmente ambiguo. Por eso es mejor que separemos a la persona del personaje. Dejemos al lado al príncipe azul de los vampiros y centrémonos en el actor Robert Pattinson, preídolo de adolescentes chillonas. En 'Sin límites', culebronera reinterpretación a la 'spanish' del más ajustado título original 'Little Ashes', interpreta a un Dalí universitario que vive un romance con Federico García Lorca (el debutante Javier Beltrán).

Edward Cullen ahora es Dalí

Lo que choca de Pattinson en esta cinta es su similitud con el vampiro de 'Crepúsculo'. No en la interpretación pero sí en el físico. Esos dientes superlativos, que pujan por salir de su boca en todo momento —no eran maquillaje, siempre han estado ahí—, hacen que su rostro —regido por extraño pero muy admirado canon— le convierta en ese actor parecido a la prima Rita, que no se ríe en las fotos porque se avergüenza de su ortodoncia. Prisionero de sus propias fauces está (e igual de tétrico), emplee los recursos actorales que emplee. En la saga superventas se movía en la máxima contención, frialdad y susurro y en su rol de Dalí muestra la locura y la sobreactuación más chirriante, pero da igual, siempre vemos a un chupasangre. De todos modos —y pese a que se haya utilizado su figura como pata más visible del cartel promocional (sin ser el protagonista principal)—, no parece 'Sin límites' destinada a arrasar en taquilla.

Londres, de ahí partió la idea. La cabeza pensante: la de Paul Morrison, director en sus 65 con cuatro películas a las espaldas más algunos telefilmes. Debió de fascinarle que un trío de genios de la talla de Buñuel, García Lorca y Dalí convivieran en la misma universidad en el periodo previo a la Guerra Civil como debieron de fascinarle las confesiones homófilas del pintor poco antes de morir. Y a Barcelona que se vino a rodar los tiempos convulsos en los que los 'liberales' se resistían a revelar sus ideas abiertamente por miedo al yugo nacional. Una historia de aquí contada por tipos de allí pero con coprotagonismo patrio (Lorca y Margarita Manso, interpretada por la Lola de 'Lalola'), por aquello de que varias instituciones públicas españolas han contribuido económicamente a la causa. El reclamo, sin duda, será Pattinson y sus compañeros lo saben.

¿Y cómo es él?

Para Beltrán era "un tipo muy normal. Y creo que ahora (tras su boom) también lo es". El catalán dice ser fan de la manera de interpretar de un actor que consigue llegar a donde pretende y que le hizo sentir cómodo en las escenas (tórridas) que compartieron. Según apunta, su histrionismo no es tal, que está estudiado: "Cuando una cámara se ponía al alcance de Dali, éste se transformaba".

Aparece en menos escenas con Pattinson pero también suena encantada Martina Gatell ('Lalola'), para quien "Robert hace un personaje impecable. Todo lo que había visto de Dalí era demasiado estridente, pero aquí percibes el proceso,cómo le abruma todo lo real. No se sabe manejar nada en el mundo de las emociones y por eso se tiene que bloquear de una forma para expresarse de otra". Casi dos años después de la experiencia que les unió (la película, rodada antes que 'Crepúsculo' se estrena ahora aprovechando el tirón del lanzamiento de ésta en DVD), analiza dónde se ha posicionado su ex compañero en la industria, coronando el estrellómetro de iMDB durante varias semanas consecutivas. "Me gusta que la gente le vea haciendo esto porque creo que le define más como actor que 'Crepúsculo'; él tiene más que ver con este tipo de cine torturado pero es una ventaja que las fans que no hubieran visto la peli sin él se animen ahora".

Decía Billy Wilder que Cary Grant era un cobarde porque nunca se atrevió a dejar a Hitchcok para irse con él. El galán se sentía cómodo en su registro y temía perder la hombría que le otorgaba el genio del suspense. Ahora el pasado 'homo' de Pattinson puede chocar a sus seguidoras, pero nada indica que 'Luna nueva' vaya a resentirse del escarceo español que muestra al semidiós saltarín como un pintor saltarín sin más.

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