Dice la directora Lisa Azuelos que 'LOL' (diminutivo de Lola, nombre de la protagonista de su nueva cinta) es también un acrónimo internauta (Laughing Out Loud) que evoca una carcajada y cuyo conocimiento marca la barrera entre estar en la onda y ser un carroza. Es una barrera que ella ha querido difuminar, y a buen seguro que lo ha conseguido, porque lleva ya más de cuatro millones de espectadores por toda Europa. La razón es que 'LOL' funciona estupendamente como comedia adolescente (su parodia del cine acné norteamericano del primer minuto es sencillamente memorable) y como fresco de contrastes generacionales, eso sí entre padres porretas e hijos hiperagilipollados y dominados por la dictadura del messenger hasta tal punto que las ventanas emergentes de la pantalla de su PC parecen uno más de sus biorritmos.
No se puede atacar a un producto consciente de su identidad tocapelotas porque cuando intentas denunciar alguna de sus taras narrativas, resulta que Azuelos ya se ha reído ante de sí misma, empezando por un cameo en el que hace de psicóloga autista que resta más de lo que suma. No deja títere con cabeza tras el paso de su cínico rodillo, y es curioso observar cómo sirviéndose de Sophie Marceau, una de las 'drama queens' más renombradas de la Francia, consigue un producto tan desengrasante y vital como éste. Que nadie se espante por su abominablemente adolescente cartel, es cine inteligente con muchos y variados niveles de complejidad humorística que no necesita acudir a los atajos de la escatología para dibujar la sonrisa de mayor diámetro que quepa en una cara de espectador cualquiera.
Valoración: 8/10
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