Es la segunda película de Ricardo Macián, la primera comercial (pero no mucho, eh, que tiene montones de subtítulos). Se llama 'Los ojos de Ariana' y habla del empeño de un grupo de trabajadores de la filmoteca de Kabul para que no se pierdan los negativos que retratan su historia. Él, occidental, con cámara de alta definición al hombro, quedó fascinado en uno de sus viajes por la abnegación de aquellos curritos. Y decidió filmarlo a modo de documental para que lo pudiéramos disfrutar nosotros (no todos, que se estrena sólo en Madrid y Barcelona).
La historia empezó hace ocho años, cuando Macián se encontraba de corresponsal en Afganistán y contó la historia en minuto y medio para un telediario. Entonces, con el régimen talibán depuesto, pudo mostrarse a la luz cómo nueve trabajadores del Afghan Film (La Filmoteca Nacional de Afghanistan) habían guardado clandestinamente más de 6.000 rollos (casi todos informativos tipo No-Do) que recogían la historia del país. El ansia antiimagen de los talibán fue saciada al serles entregadas infinidad de películas compradas al extranjero. "Hasta quince camiones llenos llegó a quemar el Ministerio de Asuntos Religiosos durante el régimen", explica el director.
Esta película, que apela en su título al antiguo nombre de Afganistán, nos llega con dos años de retraso por su escasa viabilidad comercial. Hubo un par de momentos en los que estuvo a punto de llegar a las salas coincidiendo con su estreno en la Filmoteca o tras su paso por el Festival de Málaga 2007, pero no pasa nada, más vale tarde que nunca. "Desgraciadamente es un tema que sigue vigente y actual", dice Macián.
La razón por la que alguien debuta en el mundo del cine con tan rebuscado tema no es otra que "un intento por articular una sociedad civil en aquellas tierras", empresa con la que el realizador español se siente especialmente implicado. Es una labor más romántica que lucrativa y con una repercusión bien limitada. Por ello, intentamos desde aquí ofrecer un poco de voz a los que no la tienen dandoos algunas pistas sobre Afganistán que quizá desconocierais. Ése es el deseo de su director:
- El eterno retorno: "Desde la caída del régimen talibán en 2001 las cosas van de mal en peor. Fue positiva su deposición, pero poco a poco han vuelto a hacerse con casi todo el poder. El año pasado controlaban de nuevo el 54% del territorio y ahora ya andan por el 70%. Pronto se va a repetir la intervención y el país no tardará en convertirse en el centro de las operaciones extranjeras porque se ha demostrado que con Irak no se puede".
- Peaje por todo: "Cuando llegamos en 2001 no había burocracia ninguna. Podías andar con ligera normalidad por la calle. Ahora hay que pagar por todo y rodar es muy difícil. No importa tanto la seguridad que lleves cuando atraviesas el país como la gente a la que conoces. Puedes avanzar por las carreteras, pero sólo si tienes contactos establecidos con los jefes de zona".
- Talibanes antiimagen: "Si Kabul volviera a caer en manos de los talibanes, el archivo fílmico se perdería esta vez casi con toda seguridad. Los integristas, en su euforia destructiva, son especialmente duros con la imagen grabada y ahora no quedaría cine extranjero para saciarles como en el pasado".
- Pueblo estoico: "Esta gente está acostumbrada a sufrir. En 2001 llevaban 23 años de guerra continua y cuando el pueblo fue liberado no dieron demasiadas muestras de entusiasmo. Se han convertido en gente que vive las cosas con desapasionamiento (en el buen sentido)".
- No tan distintos: "Hay muchas similitudes entre la gente de allí y la de aquí. Es curioso ver cómo ellos cuentan los mismos chistes que nosotros. La explicación es que son una raza de origen indoeuropeo que nada tiene que ver físicamente, por ejemplo, con los palestinos. Además tienen una cultura bastante occidentalizada porque durante el periodo comunista salieron a estudiar a Europa".
- No son frecuentes los integristas en Kabul: "Las personas que están en contacto con la cultura son musulmanes como nosotros cristianos y tienen un pensamiento democrático. Nosotros lo pudimos comprobar porque estábamos allí en el momento en que estalló el levantamiento contra las caricaturas de Mahoma, que fue llevado a cabo por una minoría. Aún así, en Afganistán, mi película no se puede proyectar porque está prohibido el cine de contenido político".
- Afganistán no es Kabul: "La capital es una isla, y en cuanto sales de ella, entras en la Edad Media".
- La tradición oral: "Si volviera a rodar otra película en Afganistán, me gustaría hablar de la gente normal. Gente que va a comprar el pan y gente que opina. Allí hay una gran tradición oral que he querido retratar con un simbolismo dentro de la película (un cuentacuentos). La palabra es la memoria en estado puro porque no se puede destruir. Todavía siguen contando historias con connotaciones sexuales, lo que demuestra que lo que tienen ahora no tiene nada que ver con lo que son".
- La solución: "Afganistán es un país que siempre ha sido invadido. Sin embargo, se ha demostrado que la vía militar no tiene salida. La única solución para arreglar las cosas en la zona pasa por apoyar a la gente normal. El único valor que puede tener este documental es el apoyo que aquel pueblo puede recibir por parte de una sociedad occidental mentalizada".
- Afghan Film: "La filmoteca afgana, aparte de cintas informativas, ha producido también cine de ficción desde el año 65. En su seno ha podido producir sus películas, sin ir más lejos, Siddiq Barmak ('Osama'), quien ha llegado a pasearse por Cannes".
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