24 jul 2009

Nueva York para principiantes (Robert B. Weide, 2008)


Megan Fox hace de sí misma en 'How to Know Friends & Alienate People', audaz título a priori que aquí hemos adoptado idiotamente como 'Nueva York para principiantes'. Más interesante que la película en sí es, sin duda, el deseo de conocer al publicitario lince (que es un lince) que ha decidido redirigir la declaración de intenciones de la nueva película de Robert B. Weide, director habitual de 'El show de Larry David'. Pasar tiempo con él, ver lo que pasa por su cabeza. No sé, aprender de los diferentes

Sin embargo, y pese al enfado que produce el que nos tengan que mascar un título quizá demasiado poético con la intención de vender un puñado más de entradas, lo que debería molestarnos aún más es tirar por el retrete a uno de los más atractivos repartos del año por culpa de un guión fofo, desdibujado y sin gracia. No cuesta imaginar a Owen Wilson en la piel de Simon Pegg como protagonista patoso (lo que no es bueno) o a cualquier otro cantamañanas en la de Jeff Bridges, el lacónico gruñón de la función que parace haber perdido la vena cómica que sí supo ofrecerles a los Coen.

Un periodista amarillista británico (Pegg) es contratado por una gran revista neoyorquina (la de Bridges) para que desarrolle homóloga función en la Gran Manzana. Allí todo es más grande y apisonador, con lo que el desembarco se supone traumático, pero, en vez de mostrársenos un quirúrgico análisis de las imposturas del famoseo y los entresijos del género periodístico de rapiña, se construye una comedia romántica con toque frívolo. No, no estamos ante 'Todos los hombres del presidente', ni siquiera ante 'El precio de la verdad', aunque esta comedieta de usar y tirar cuenta con una escena más inolvidable que ninguna de las otras dos referenciales obras juntas: La Fox atravesando a pie una piscina ataviada tan solo con un vestido de raso que va humedeciéndose ascendentemente por capilaridad hasta llegar a la otra orilla.

No flota sobre las aguas como Jesucristo, ni falta que le hace. Es, sin lugar a dudas, desde ya, una de las más icónicas secuencias de la historia del cine reciente, la que dentro de poco se conocerá como "¿Te acuerdas de aquella vez en la que el animal más bello del mundo se metió vestida en una piscina y la atravesó a pie bajo una lluvia de flashazos mientras se le humedecían los pechos?". Y nadie podrá recordar el título de la peli, ni el original ni el otro. Ni falta que hará.

Valoración: 5/10

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