6 nov 2009

Julie & Julia (Nora Ephron, 2009)


Meryl Streep (Julia Child) es una ex espía reconvertida en ama de casa que acompaña a su maridito, ex espía también y actual funcionario estadounidense, a la Francia de los 50. Grandota y oronda como es, le encanta deglutir alimentos mantecosos, cosa nada difícil en el país vecino a mediados de la pasada centuria, cuna de la cocina moderna antes de que Adriá y demás chefs modernos de nuestro pais se inventaran la nueva nouvelle cuisine hace 15 años. Cocina francesa para americanas desirvientadas, eso es lo que se propuso crear (y escribir). El libro de recetas total. El tiempo le ha dado la razón. En USA es hoy un mito con parodias del SNL incluidas.

Pero si algo tiene de anticonvencional esta comedia de la convencional Nora Ephron ('Algo para recordar') es que está basada no sólo en ese libro, sino también en otro autobiográfico escrito por una tocaya, Julie Powell (Amy Adams), antigua operaria telefónica dedicada a prestar ayuda a las víctimas del 11-S que, buscando realizarse, abrió un blog en el que comentar cómo cocinaba las 524 recetas del libro de Child en un año de plazo casi cuatro décadas después de que ésta lo escribiera. Julie: pelirroja, secretaria frustrada, bloguera y amorosa esposa de Chris Messina.

Así que dos libros distanciados por medio siglo son los siameses puntos de partida de esta comedia que no es romántica porque no hay cortejo, sino dos matrimonios consolidados y robustos. Que es comedia sin más porque los personajes experimentan, aprenden, crecen y comen perdices. Larga y enclenque por tramos (123 minutos se antojan excesivos siempre en el género), logra, no obstante, sin demasiadas complicaciones, remontar cada valle con destellos geniales de las dos cabezas visibles del reparto, las mismas que de manera inconmensurable se embarcaron en una cinta imposiblemente más alejada en tonalidad como fue 'La duda' a comienzos de año.

La Streep no sorprende y, ahora que ya no llora, se ha convertido en taquillerísima dama de la industria. Tan buena actriz como rentable en sus apuestas, nos encontramos ante el fenómeno total sin necesidad de enseñar chicha. En tiempos de neumáticas pin-ups, que sus películas hagan buen dinero habla de una extraña y cósmica justicia que hace tener algo de fe en la humanidad. Pero la estrella verdadera es Amy Adams, una versátil treintañera felizmente descubierta en 'Junebug' y habitual de las quinielas de los Oscars desde hace tres temporadas.

De mirada serena y empañada, pelirroja cabellera, ojos azules como un mar embravecido (que diría Buttercup) y silueta discreta, no hay un ángel más virtuoso en todo el panorama hollywoodiense. Puede que no sea la más guapa de las actrices románticas —desde luego su nombre no suena mucho todavía, al menos no tanto como su prestigio en los corrillos especializados— y es realmente difícil recordar con quien anda de pareja. Quizá el secreto para convertirse en la heredera natural de la Streep sea no haberse enrollado con Brad Pitt. Tanto me da su vida privada, sólo sé que mientras siga haciendo dos películas por año, como si todas las demás actrices del mundo se toman una excedencia eterna.

Imperfecta como es la cinta de Ephron, sorprende, y/o conmueve, por una cualidad concreta. No por hablar en términos palpables de la superación personal y de la búsqueda del talento que seguro muchos poseemos y en venturosas ocasions hallamos, sino por mostrar relaciones amorosas normales entre gente normal, dos matrimonios armónicos que nunca tienen que luchar para salir adelante. Acostumbrados como espectadores a tanto tormento y a la torpe expresión de los sentimientos, refresca ver en la pantalla un abrazo, una caricia, ninguna mala palabra y sí mucho amor que no tiene que saltar barreras. La normal demostración del cariño que debería ser habitual y que por desgracia se nos antoja marciana, y paradisíaca.



Valoración: 7/10

Estreno: 6 de noviembre de 2009

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