El rumboso debutante Ruben Fleischer resulta ser el reverso luminoso de George A. Romero y los nacionales Balagueró y Plaza en un año infestado de muertos vivientes. Más heredero del humor de Edgar Wright que de la gravedad de quienes buscan hacer western infeccioso de la carnicería, plantea el remake descafeinado y popi de 'Zombies Party' introduciendo una historia de amor adolescente sazonada con el cinismo cascarrabias de Woody Harrelson y un cameo maestro de Bill Murray haciendo de himself. Todo muy on system, pero parodiando siempre los referentes que contiene y trasciende. Lo que 'Scream' fue para el cine de asesinos en serie, 'Zombieland' lo es para el que versa sobre perseguidores no vivos con coco de serrín.
Esta road movie de ritmo frenético (80 ajustados minutos) y concesiones a todos los targets destaca por lo minúsculo de sus objetivos, por su escasa búsqueda de trascendencia y por lo carismático de su elenco (donde destaca el muy pardillo Jesse Eisenberg, que ofrece, como ya es costumbre, todo lo que requieren sus pusilánimes líneas, lo que le convierte en el candidato ideal para cazar cualquier papel que deje escapar Michael Cera).
Volviendo a la analogía con la obra maestra de Wright, decir que el humor de la presente propuesta no puede optar a disputar su cetro de la misma manera que la oficina de Steve Carell es capaz de toser a la de Gervais, pero se acerca. Ha faltado algo de mala leche, la misma que se difumina cada vez que Simon Pegg hace las Américas ('Nueva York para principiantes', 'Corredor de fondo'); exactamente igual, por otra parte, a la que se perdió por el camino cuando el cerebro de 'Extras' se metió a cómico romántico en 'Me ha caído el muerto'. Hay ocasiones en las que el reblandecimiento transicional hace que el resultado final sea infumable. No es el caso de esta casi redonda obra de culto que criticamos aquí. Esta la guardamos como oro en paño gafapasta.
Esta road movie de ritmo frenético (80 ajustados minutos) y concesiones a todos los targets destaca por lo minúsculo de sus objetivos, por su escasa búsqueda de trascendencia y por lo carismático de su elenco (donde destaca el muy pardillo Jesse Eisenberg, que ofrece, como ya es costumbre, todo lo que requieren sus pusilánimes líneas, lo que le convierte en el candidato ideal para cazar cualquier papel que deje escapar Michael Cera).
Volviendo a la analogía con la obra maestra de Wright, decir que el humor de la presente propuesta no puede optar a disputar su cetro de la misma manera que la oficina de Steve Carell es capaz de toser a la de Gervais, pero se acerca. Ha faltado algo de mala leche, la misma que se difumina cada vez que Simon Pegg hace las Américas ('Nueva York para principiantes', 'Corredor de fondo'); exactamente igual, por otra parte, a la que se perdió por el camino cuando el cerebro de 'Extras' se metió a cómico romántico en 'Me ha caído el muerto'. Hay ocasiones en las que el reblandecimiento transicional hace que el resultado final sea infumable. No es el caso de esta casi redonda obra de culto que criticamos aquí. Esta la guardamos como oro en paño gafapasta.
Valoración: 8/10
Estreno: 25 de diciembre de 2009
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