'El baile de la Victoria' (Fernando Trueba, 2009)
'El baile de la Victoria' falla como una escopeta de feria. Me valgo de la sinopsis para construir mi argumento: Dos ladrones, uno veterano (Ricardo Darín) y otro joven (Abel Ayala) son amnistiados por una orden del gobierno chileno destinada a vaciar las cárceles de presos no violentos. Los dos están enamorados: Darín de su esposa e hijo y Ayala de una joven bailarina muda a la que acaba de conocer. Todos tienen traumas, pero sobre todo la joven bailarina, a partir de la que se construye una subtrama de las secuelas producidas por los asesinatos acaecidos en tiempos de Pinochet. Ayala, un actor muy bajito y muy sonriente, planea un golpe e intenta convencer al maestro caco retirado y redimido para que le ayude. Tira y afloja. Sabes que va a haber robo, pero hay mareo de perdiz. Mucho mareo. Y, entretanto, cortejo a dos bandas.
Entre el melodrama, la comedia y el ensayo histórico se mueve Trueba adaptando la novela homónima a seis manos junto a su hijo Jonás y al escritor Antonio Skármeta ('El cartero de Neruda'). El principal problema de su nerviosa y defensiva vuelta a la ficción siete años después de 'El embrujo de Shanghai' es utilizar a Darín, que sí se encuentra en estado de gracia, en un papel secundario, que se evapora en enjundia e importancia según avanza el metraje.
Una vez se rinde el personaje encarnado por el argentino a su condición de "uno es lo que es", pierde el brillo cómico del inicio y se deja arrastrar hacia los títulos de crédito. Ninguna de las expectativas que abre su personaje es resuelta para terminar convertido en un complemento estático para el enervante aprendiz de caco. Además, la destinataria del amor incondicional del joven padawan, bailarina profesional chilena sin experiencia previa en la actuación, no crea la química necesaria en ningún momento como para que bendigamos su romántica unión. Ella, sosaina perdida. Él, pidiendo ritalin a gritos.
Así que ni el drama ni el romance nos funcionan. Ni tampoco la historia de ladrones, precipitada y resuelta sin apenas mimo. Sólo nos quedamos con la frescura de algunos de los chistes —propios de décadas pasadas, qué lejos queda 'Ópera prima'— que el director pone en boca de Darín. Ahí puede haber terreno arado para sembrar en la próxima, Trueba.
Elevad todas las plegarias que queráis, pero en el año de 'Un profeta' (Francia), 'La cinta blanca' (Austria) o 'El secreto de sus ojos' (Argentina), lo nuevo de Fernando, esa rarísima candidatable española al Óscar acabará recordándose como 'La danza de la derrota'.
Entre el melodrama, la comedia y el ensayo histórico se mueve Trueba adaptando la novela homónima a seis manos junto a su hijo Jonás y al escritor Antonio Skármeta ('El cartero de Neruda'). El principal problema de su nerviosa y defensiva vuelta a la ficción siete años después de 'El embrujo de Shanghai' es utilizar a Darín, que sí se encuentra en estado de gracia, en un papel secundario, que se evapora en enjundia e importancia según avanza el metraje.
Una vez se rinde el personaje encarnado por el argentino a su condición de "uno es lo que es", pierde el brillo cómico del inicio y se deja arrastrar hacia los títulos de crédito. Ninguna de las expectativas que abre su personaje es resuelta para terminar convertido en un complemento estático para el enervante aprendiz de caco. Además, la destinataria del amor incondicional del joven padawan, bailarina profesional chilena sin experiencia previa en la actuación, no crea la química necesaria en ningún momento como para que bendigamos su romántica unión. Ella, sosaina perdida. Él, pidiendo ritalin a gritos.
Así que ni el drama ni el romance nos funcionan. Ni tampoco la historia de ladrones, precipitada y resuelta sin apenas mimo. Sólo nos quedamos con la frescura de algunos de los chistes —propios de décadas pasadas, qué lejos queda 'Ópera prima'— que el director pone en boca de Darín. Ahí puede haber terreno arado para sembrar en la próxima, Trueba.
Elevad todas las plegarias que queráis, pero en el año de 'Un profeta' (Francia), 'La cinta blanca' (Austria) o 'El secreto de sus ojos' (Argentina), lo nuevo de Fernando, esa rarísima candidatable española al Óscar acabará recordándose como 'La danza de la derrota'.
Valoración: 3/10
Estreno: 27 de noviembre de 2009
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