4 jun 2008

Adiós pequeña, adiós (Ben Affleck, 2007)


Tremenda. Me acuerdo mucho de Matt cuando veo una película tan buena como Adiós pequeña, adiós. Me dice que no exagere, que no diga que es la mejor película del mes, o del trimestre, o del Adviento. Pero no exageraré yo en esta ocasión. Citaré a Mirito Torreiro (Fotogramas), que dice que esta peli, esta excelente peli, es uno de los mejores debuts que nos haya deparado el cine americano en tiempos.

Quien debuta es horrendo actor Ben Affleck...tras las cámaras. Cuando escuché por primera vez de esta cinta, en El Cine de lo que yo te diga, hace más de un año, decían: no sabemos si Affleck sabrá dirigir, pero lo cierto es que no ha reunido a mal reparto para su debut (Morgan Freeman, Ed Harris, Casey Affleck y Michelle Monaghan). Quien dudara del novio de Jennifer Garner habrá de enfundársela en esta ocasión porque me cuesta recordar un thriller más sólido que éste, y eso que tengo reciente en la memoria la gran Promesas del este.

Da la sensación de que todo lo que ha hecho Ben está bien. Como si de un Neo que acaba de incrustarse el la nuca un cursillo de dirección se tratara, Affleck no se atasca en clichés, no enfatiza lo superfluo, no se enreda en blandenguerías y, sin embargo, se vale de su buena materia prima -su hermano, gigante, y Harris-, para dibujar unos diálogos propios de western crepuscular en el contemporáneo Boston de las barriadas, el mismo entorno que tan bien supo retratar en el guión (El indomable Will Hunting) que, firmado a cuatro manos con Matt Damon, le valió el Oscar de 1997.

Adiós pequeña, adiós funciona por ritmo, interés de la historia y carisma de sus protagonistas. No hay nada mejor que ver la película en el momento en el que la estás viendo. Puedes dudar de si te has dejado el horno de casa encendido al ingresar en el aparcamiento de Manoteras, pero en el preciso instante en el que Casey se pone a derrochar chulería de instituto, esas anodineces pasan a un compartimento secundario de la memoria.

El tema de la película, como en la anterior adaptación de una novela de Dennis Lehane (Mystic River), es sórdido y tristemente actualizado por el Caso Madeleine, pero la clase que desborda el conjunto hace que este hecho no se convierta en un debe.

La hondura de los conflictos que el discurso, nada partidista, siembra en el espectador, hacen que agradezcamos que por una vez no se nos trate de idiotas y quieran decidir por nosotros. Me queda una cosa que decir y procuraré que no suene a hipérbole para que Matt no se me enfade: No creo que Clint Eastwood la hubiera rodado de otra manera.

Me dijo Raaida Maná Maná Maná Maná, nada más salir del cine, que estaba deseando ver la siguiente película del Affleck director para ver si había sido la suerte del principiante. Imposible le dije. Nadie que no sea brillante se equivoca tan pocas veces.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado compañero qae, ¿si alguna vez llevo a cabo un proyecto editorial o digital querrás ser mi crítico "number one" de cine y televisión?
¡Eres tremendo! ¿Tú sabes las ganas que tengo yo ahora de ver Adiós, pequeña, adiós? ;-)

Un abrazo de romperte casi :-****

27 de noviembre de 2007 8:57

Anónimo dijo...

Soy la fuente MAL CITADA y por mi salud mental rectifico: nunca dije tal cosa; mi cabeza no puede hacer ese tipo de análisis cuando a cine se refiere.
Lo que pasa es que cuando a uno no le prestan atención ... bueno, en fin ... :)
RMM

27 de noviembre de 2007 18:38

Anónimo dijo...

Leí tu crítica de la película y la he visto hace un rato.
Lo peor de ver cine a solas es acallar las voces que te provoca o no. Por eso vengo aquí a decirte que suscribo todos los argumentos (no voy a releer tu texto, es tarde y no hay ganas).

Viendo la película sólo me venían a la mente frases tipo:
"Es que la vida no tiene nada que ver con la justicia".

Pero sobre todo: "que para jugar con/contra los malos, sólo puedes ser/acabar siendo malo".

Un saludo y gracias por la recomendación.

31 de mayo de 2008 3:16