4 jun 2008

El juego del amor (Robert Benton, 2007)


No es prolífico Robert Benton. No he visto todo lo suyo, pero cuando me metí a ver El juego del amor me esperaba algo más serio, otra cosa. Ni Kramer contra Kramer, ni Ni un pelo de tonto, ni Al caer el sol hacían presagiar una comedia como la que me encontré.

Me dejó perplejo. La enjundia que otorgan Morgan Freeman y Jane Alexander sumada a frases grandilocuentes de ambos chocan con un tratamiento un tanto tosco y gratuito (nunca me ha molestado si el guión lo pide, pero aquí, de verdad, rechina) del sexo. Greg Kinnear sale igual de pobrehombre que siempre pero la dulce Selma Blair le compensa. La que no me termina de gustar nunca es Radha Mitchell, pero me la tomé como un mal inevitable y menor.

El guión, que no brota en esta ocasión de los dedos de Benton, alberga un par de escenas de altura, pero su mensaje global karmático hacen desconfiar de la honestidad del conjunto. En términos generales, no es un producto del que huir forzosamente. Simplemente hay que ver lo que el cuerpo te pide en cada momento. Y cierto es que para un estado anímico muy concreto (cuando te acaba de dejar una novia, de nombre Azucena, por otra chica el mismo día en que te enteras de que tu perro tiene leucemia) puede ser lo mejor que te puedes echar entre pecho y espalda. Ahora en serio, me reí dos veces con ganas, pero es que yo, últimamente, me río por todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo digo que te rias siempre...

27 de noviembre de 2007 17:31