29 jun 2008

Cleaner (Renny Harlin, 2007)


Que nadie se lleva a engaños ni se deslumbre por el reparto de este thriller de argumento poco convencional. Cleaner (limpiador) hace alusión a la profesión de Samuel L. Jackson, a quien esta vez le toca ir de contenido. Tenemos dos tipos de Jackson: Jackson contenido (Al límite de la verdad, Coach Carter, Jungla de cristal 3) y Jackson 'pasao' (Pulp Fiction, Black Snake Moan). En la que nos ocupa se adhiere al primer registro, también conocido como registro pardillo, también conocido como registro pobrehombre; y dentro del mismo, al subregistro policía. Tiene, si se fijan, muchos papeles de policía detective y similar.

Le preguntaron en la rueda de prensa de presentación de este thriller en el pasado San Sebastián si no se estaba encasillando y el bueno de Samuel casi se come al periodista. Literalmente. Suerte que la improvisada barrera de sillas que posicionó entre él y la muchedumbre le impidieron su maniobra homicida. Son los problemas que tiene ser una prima donna, que a veces por un exceso de celo no puedes matar a quien quieres.

A lo que iba: limpiador, pero no chacho (masculino de chacha en tiempos post Aído). Limpiador de escenas criminales, un día engañado para sacar brillo al escenario de un asesinato todavía no investigado. Y se mete en líos, claro. Le chantajean, problema que tiene que sumar a la tormentosa relación que le une, viudo, con su adolescente y rebelde hija. Si por casualidad todavía no se han atragantado con la sarta de tópicos relatada, añadan un policía de dos caras (Ed Harris repite el papel de la muy, muy, muy, muy (muchos 'muy' más) superior Adiós pequeña, adiós) y una mujer fatal (Eva Mandes, a quien alguien le ha dado por pensar que suma en los thrillers, recuerden la muy valorada y aburridísima La noche es nuestra). Así pues, nos encontramos con un reparto taquillero y prestigioso para rodar una intriga pretendidamente original pero profundamente tediosa a manos de un director que dio lo mejor de sí mismo, hace casi dos décadas, situando a McLane en un aeropuerto.

Pero, esperen, que se me acaba de ocurrir otra maldad: ¿Alguien se acuerda de un director, aparte de Tarntino, que le haya ofrecido un papel a Sam que no sea un auténtico tostón? Igual ese periodista que casi fenece no estaba tan errado.

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