10 jun 2008

Fay Grim (Hal Hartley, 2006)


Llega a las pantallas españolas con dos años de retraso la, por el momento, última obra de Hal Hartley, el que por medios, vocación de mensaje propio e insobornabilidad, fuera el máximo exponente de la independencia norteamericana durante la pasada década, el hijo no reconocido de Cassavettes.

Fay Grim es la segunda parte de Henry Fool, pero no porque tenga algo que aportar a la anterior historia, sino porque Hartley debió encariñarse con los desgraciados de aquella entrega. No son personajes a los que se les pudiera sacar más partido, sobre todo de esta manera, pero, aún prescindiendo de la necesidad o no de un epílogo para aquella rara, escatológica y conmovedora historia, no se entienden muchas de las decisiones del neoyorkino.

No se entiende por qué meterse en camisas de once varas con un film de género, thriller de espías a escala internacional nada menos. No es su elemento. Su elemento es la cotidianeidad, la podredumbre y una labor como altavoz de los desamparados. Es como si Amenábar se pusiera a dirigir la sexta parte de Jackass, incoherente. Por otra parte, no encuentro explicación posible a su afán por inclinar TODOS los planos de la película. Lejos de considerarse como un recurso de autor o una innovación valiosa, es una pose ñoña y tonta que causa perplejidad y antipatía.

Casi nada le ha salido bien a Hartley en su vuelta al baúl de los recuerdos al margen de que recuerda inevitablemente a aquella gran cinta del 97 que merece constantes revisiones. Y del encanto que emanan Parker Posey, Henry Fool como estrella invitada, y un final mudo y acelerado, largo, intenso, ágil y perdurable. Todo lo demás, un renglón torcido que demanda ser solventado con una vuelta a las raíces.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo conozco al escritor del texto. Tiene barba, sonríe (pero jamás ríe a carcajadas) y es un poco pobre. El joven este coge se trae a la redacción todos los días un taper-were con ensaladas o alguna tortilla sin patata o alguna cosa de esas y se va a comerlo tranquilamente (es un tipo tranquilo) a algún lado. Se trae su propio tenedor. Después de comer va a tomar un café al Bar Guevara. A veces nos encontramos allí y tomamos café. Le digo que es pobre, pero que tiene un lujo con el café del Guevara. Le digo que es su lujo de pobre. Después se va a trabajar y piensa en lo que va escribir en este blog. Lo de Hartley no sé si es acertado o no. Ya veré la película, o no, pero que sepan que este tipo pobre, con barba y taper-weres tiene sus sentimientos, y todos ellos están puestos en este blog. Tengan cuidado en no herirle a la ligera. Si le machacan, macháquenle con razón. Saludos,
A.C

Alberto Moreno dijo...

Cómo me conoces, ladrón.