No parece fruto de la casualidad que La prueba del crimen, uno de los thrillers adrenalínicos más inteligentes, estimulantes y sólidos de los últimos tiempos, cuente con el director sudafricano Wayne Kramer tras las cámaras. Éste se dio a conocer hace tres años con The cooler, un drama romántico encuadrado en el mundo de los casino al más puro estilo Scorsese. Si en aquella película protagonizada por el perdedor con suerte Bill Macy se apreciaban síntomas de autoría artística, esta nueva obra confirma a Kramer como un realizador con excelentes ritmo y estética.
El que La prueba del crimen, protagonizada por el hasta ahora insulso Paul Walker y la interesantísima Vera Farmiga (que se convertirá en estrella, seguro), no pase desapercibido entre las demás propuestas de su género (Transporter, Inmersión letal) será una cuestión de mera suerte. Y si no recibe la atención debida, será más bien una cuestión de injusticia.
Mafias rusas, polis corruptos, complicada situación familiar, niño perturbado, ritmo sincopado aprendido de Tony Scott y escenas de violencia explícita son las bazas con que cuenta la acción de esta casi road movie urbana que se desarrolla a lo largo de una noche, partiendo de un flashback en el que nada es lo que parece.
El que La prueba del crimen, protagonizada por el hasta ahora insulso Paul Walker y la interesantísima Vera Farmiga (que se convertirá en estrella, seguro), no pase desapercibido entre las demás propuestas de su género (Transporter, Inmersión letal) será una cuestión de mera suerte. Y si no recibe la atención debida, será más bien una cuestión de injusticia.
Mafias rusas, polis corruptos, complicada situación familiar, niño perturbado, ritmo sincopado aprendido de Tony Scott y escenas de violencia explícita son las bazas con que cuenta la acción de esta casi road movie urbana que se desarrolla a lo largo de una noche, partiendo de un flashback en el que nada es lo que parece.
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