8 jun 2008

TV: 30 Rock


30 Rock me gusta tanto que no puedo dejar de escribir de ella; y eso que ni siquiera he terminado de ver la primera temporada. Sé que de hoy o mañana no pasa, porque tanto cariño le he cogido que no puedo dejar de devorar frenéticamente sus capítulos. Las razones no las sé. No me carcajeo. Tiene personajes tontos y no todas las bromas están bien tiradas. Pero me encantan sus dos protagonistas principales: Tina Fey y Alec Baldwin.

La primera interpreta a Liz Lemon, guionista de una parodia de Saturday Night Live (programa de variedades en directo que data de mediados de los 70). Es descuidada, no tiene una vida privada satisfactoria y se desvive porque todo vaya bien en el programa del que también es productora ejecutiva. Baldwin interpreta a Jack Donaghy, un ejecutivo de NBC encargado de la viabilidad económica del show, así como de muchos otros, aunque el afecto que tiene por Liz hace que dedique "el 90% de su tiempo" a un programa que "no supone más del 3% de los ingresos de la cadena".

Puede que la mezcla de ficción y realidad sea lo que tan bien le calza a la serie. 30 Rock no es el título del programa que se cuece en la trama; su nombre es TGS with Tracy Morgan (aka The Girlie Show with Tracie Morgan). 30 Rock es la dirección donde se encuentran los estudios reales del Saturday Night Live. Además la NBC no es obviada en ningún momento sino que se hace alusión a ella siempre que hay oportunidad, hecho que produce un juego metatelevisivo tan divertido como que todos los extras estén interpretados por la misma actriz... SIEMPRE.

No hay risas enlatadas. Eso me gusta. Se desprende de su humor una sordina metálica que retumba en la cabeza por la agresividad de algunos de sus chistes. Chistes contra la vejez, contra el sobrepeso, contra la pobreza y la inutilidad. Baldwin siempre tiene su hacha afilada para subrayar cualquier defecto -mejor si es de Liz- como si de Steve Carell en The office se tratara, un producto análogo en mi opinión. La incomodidad de algunas de las situaciones, la mezquindad de las réplicas dialogadas y el surrealismo de muchas de las tramas hace que estas dos comedias se sitúen en el podio de las comedias amargas sin sombra de la luminosidad cómica de referentes como Friends, Scrubs o Me llamo Earl. Es humor descarnado, ruin, delicioso y maravillosamente interpretado por dos actores geniales que tienen un talento tan soberbio para la comedia que hacen que rías por fuera mientras quieres llorar por dentro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deliciosa crítica televisiva, sí señor ;-*

6 de septiembre de 2007 23:55