17 jul 2008

Tropa de élite (Jose Padilha, 2007)


Setecientas favelas hay en Río de Janeiro, microclimas infernales. 11,5 millones de espectadores vieron Tropa de élite antes de que se estrenara en las salas, lo que no frenó su carrera comercial. Tropa de élite habla de esas favelas. El bombazo taquillero fue similar al logrado por Ciudad de Dios en 2002. Hablamos de cine social. 174 es el nombre del bus que colocó a Jose Padilha en el mapa. En 2003 alumbró un documental sobre el secuestro de un autobús ocurrido en Río en el 2000. Y le llovieron los aplausos. Erre que erre. Tropa de élite pone también un ojo en la realidad espeluznante.

Tres son los protagonistas de este thriller en off: el capitán Nascimento y sus dos delfines, aspirantes a ser sus sucesores al mando de la BOPE (Tropa de Elite de Río de Janeiro), la policia que vigila a la policia. Dice Padilha que si se dejara la justicia en manos de la policia regular, los narcotraficantes no tardarían en hacerse con el poder. Dice Padilha que si los policias honestos libraran una batalla con los corruptos, perderían. Derechas e izquierdas, todos se indignaron en Brasil con esta historia de denuncia a los consumidores intermedios, a los porreros en lugar de los narcos -porque el mundo ha hecho así- o a los polis corruptos -que tan angelitos son-. Se tiende a exaltar al bruto, al torturador y se aprecia la semila de Jack Bauer. Oso de Oro en Berlin 2008. Nudo en la garganta. Fin.

PD: Véanla en portugués porque sin el soniquete no se entiende. Sin la música que empapa las palabras, los tiros -los muchos tiros- son menos desgarradores.

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