Me escama una cuestión aparentemente menor: la traducción al español del título original de la última comedia familiar de Eddie Murphy. Meet Dave, como la conocieron los yanquis se estrena aquí con el más castizo Atrapado en un pirado. Y surge la duda: ¿Es un ripio vocacional? ¿Una broma privada entre el ideólogo del cambio y sus amigos de toda la vida? Es lo único en lo que puedo pensar durante los 90 minutos exactos que dura la película. Mejor así, porque me ahorro sus chistes de golpetazos en la cabeza y la mayor parte de las robóticas pulsiones de un Murphy desorientado, ya que lo que le ocurre, de eso es inevitable que me entere, es la consecuencia de que su armazón corporal no sea un conglomerado de vísceras sino una nave venida del espacio exterior tripulada por cientos de extraterrestres diminutos en su interior. El capitán del tinglado sideral es el propio actor en versión mini. Murphy dentro de Murphy formato matrioska. Delirante sí, y malo también. Shreks aparte, los intentos por convertirse en el rey de la comedia que una vez fue, cuando ejercía de superdetective chabacano, son tan desesperados como poco fructíferos. Si no que se lo digan a los productores de "Atrapado en un pesado", que soltaron 60 millones y no han visto más que 11.
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