23 sept 2008

San Sebastián (Día 6, parte 2): Cómo distraerse en el pase de Rosales


A los cuatro minutos: "¿Qué es esto?". A los ocho, se van las dos primeras personas. A los 12, murmullo generalizado. A los 14, se van otros dos. La gente suele ir al cine, por norma general, en grupitos de a dos, mínimo, y de la misma manera lo abandonan. Se oyen toses que en condiciones normales pasarían desapercibidas, pero es que 'Tiro en la cabeza' es una película muda. Ha pasado a la leyenda que hubo tiempos en los que una ardilla podía atravesar la península ibérica sin tocar suelo, de árbol en árbol. Hoy nace otro chascarrillo: En la proyección de las películas realmente aburridas (y mudas), es posible que las toses de 1.000 personas se vayan sucediendo unas a continuación de otras sin dejar ningún segundo en blanco.

A los 21 minutos aparece en la pantalla un señor viejo y con muletas intentando subir a un tren. Ese plano (mudo) dura 30 segundos. Plano fijo, ni que decir tiene. Una señora se toca el pelo mientras fuma (también en la peli, en el cine no se puede fumar). Tos. Alguien del público dice "Por favor" y arrastra la 'o' de favor con desesperación y asco. Primera risilla nerviosa. Tos. Tos. Triple tos. Suena un Nokia (sé que es un Nokia porque tiene el alegre tonillo de 'tinonino-tinonino-tinoninoni') que alguien se ha dejado encendido cerca de mí.

De vuelta a la pantalla, una individua en sus cuarentaypico gesticula alegremente. No es, a simple vista, y sé que es malo cerrarse, la típica a la que querría de amiga. Ruido de butacas cuando alguien se levanta. Cuadruple desbandada a los 28, entre ellos el señor que tenía sentado dos puestos más alante. En ése precisamente depositaba yo confianza para que se quedara hasta el final, tenía cara de listo.

El protagonista entrado en carnes se empieza a desnudar y desnuda a la que parece ser su chorba. "Qué horror" dice una voz femenina. Y enfatiza: "Es horrorosa". Pero aguanta. No se va, se revuelve pero se queda. En el minuto 32 pienso que aunque oyera los diálogos de Rosales, seguiría sin gustarme.

En el pase de las 9 de la mañana del Kursaal 1 no hay sólo periodistas. También hay público no especializado que se mezcla hasta componer una masa de espectadores no tan pedante. Esa inyección de savia carente de cinismo hace que los aplausos predominen aunque la película sea un espanto. Son los más humanos, pero también los menos preparados para el horror y se van cinco mientras la de "Qué horror" dice "Enfoca dos cabezas de espaldas, ¿qué me quiere decir con eso?". Dos minutos de cabezas. Intento leer los labios de los actores pero no vocalizan. No me importa demasiado, a estas alturas no me interesa ni como tocada de huevos. Cuarenta minutos. Cabeza. Tos.

El protagonista abre la puerta de su nevera a los 45 y la palabra diarrea mental rebota en las esquinas de mi cerebro como un salvapantallas de Windows. En 'Antes del amanecer', el protagonista (Jesse) se planteaba hacer un gran hermano basado en una sola persona a tiempo real y se cuestionaba su éxito. Te lo digo yo, Jesse: un coñazo. "Es que no es posible", chilla bajito un señor bajito situado delante, en diagonal a mí. A los 51 minutos la mayoría del público está anestesiado. Dijo un crítico reputado que 'La soledad' (anterior película de Rosales) era lo mejor que se había rodado en España en los últimos 20 años y creo que ésta es la peor de los próximos 20.

No sale ni un@ solo tí@ buen@ en todo el rato, reparo en eso. No quieren que nos desviemos del mensaje, supongo. Me llaman para concretar la entrevista de Watling y me retiro un poco hacia la salida. Vuelvo. A partir del minuto 70 hay algo de chicha. A los 71, la única línea de diálogo comprensible: "Jodidos policías". Tiro en la cabeza. Fin. Espero que valoren mis tentativas de objetividad.

La segunda película presentada hoy a concurso, la francesa 'Louise-Michel', de los directores Benoît Delépine y Gustave Kervern, no es la gran maravilla. Bueno, depende de con qué la comparemos, si saben a lo que me refiero. Seguro que vista mañana sería peor, pero hoy cualquier cosa con verbo parece gloria bendita. Hay risas, y no pocas, en la única comedia que compite en Sección Oficial, lo que han agradecido los realizadores en su rueda de presentación. Simpáticos los muchachos, que han obsequiado un jamón al periodista dueño de la pregunta que, a su juicio, ha sido más ingeniosa (y no se me amontonen, que no he sido yo). La portera de 'Amèlie' es la protagonista de una chifladura que habla de la deslocalización laboral y de la reubicación de los efectivos damnificados. Hasta ahí todo normal, lo curioso del asunto es cuando las trabajadoras contratan a un asesino en serie para liquidar al jefe. Un tema menos denso, sí, y menos intelectual, pero gloria bendita, oigan.


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