10 sept 2008

Smart people (Noam Munro, 2008)


Lo primero que te viene a la cabeza es Wes Anderson, por el billmurrayano look de Quaid; lo segundo sus Tenenbaums, pero también esa familia chiflada y magnífica que erraba a lo largo de estadounidenses autopistas en Pequeña Miss Sunshine. Hay algunas gotas, esto es inevitable, de Sexo en Nueva York, no por trama, textura ni referencias, sino por Sarah Jessica, que siempre es un poco Carrie. Y no me olvido de Juno, porque Juno es Ellen Page, porque sin Page, Diablo Cody podría haber escrito un guión mil millones de veces mejor, pero no se habría comido un colín. Porque aquí está marimachota, un poco fea y un poco estúpida, pero aún así dan ganas de llevarla a casa el día de Navidad a que le saque los colores al tío Julito. Son una panda de desechos psicológicos esta gente lista que es, a su vez, emocionalmente subdesarrollada, pero no los tomas en serio porque su gravedad impostada les deja más cerca de Baumbach que de cualquier ansia de trascendencia. Si esto no es posmodernismo, que venga Dios y lo vea.

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