6 oct 2008

Los extraños (Bryan Bertino, 2008)


La vulnerabilidad del desamor otorga como contrapartida una fuerza caduca que puede mover montañas. ¿Me quieres? No. Vale, pero aún así me importas. Y comienza el meritoriaje para conseguir lo que no ha llegado con cotidianeidad o con la torpe palabra. A veces funciona; en la mayoría de las ocasiones, no. Dos guapos. Uno, bruto más que guapo y otra, guapa más que valiente. Pero, sobre todo, guapos. Se encuentran en el cénit del amor. Las casas rurales exaltan dichos momentos. De repente: invitados... y nada que ofrecerles. Si el Joker de Ledger o los golfistas de 'Funny games' resultaban tan brutales era porque el origen de su maldad no se desentrañaba. En 'Los extraños', tres cuartas partes de lo mismo. Hay sangre, pero no mucha y poco guión, pero no se añora. La puesta en escena, con toda su trampa y la rigurosa pleitesía al género, se digiere con intriga y angustia, con miedo e incertidumbre. Excelente cinta. De verdad, maniquea, enclichada (los buenos siempre toman malas e inexplicables decisiones) y previsible, pero excelente. Radiografía: Perros de paja + Habitación sin salida = Los extraños.

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