Viaje iniciático hacia Dios sabe dónde. El chico es un poco desequilibrado y no encontrará el camino más que a golpes. A golpes de realidad y a puñetazos verdaderos en su cara barbilampiña. Es éste un producto caprichoso, vocacionalmente delirante, indudablemente modernillo, que busca la poesía en lo más recovecado, en la anécdota, la complicidad microcósmica forzada a base de autorreferencia y ombliguismo. Y después de tanta trampa, de tanto abuso de la fórmula indie, resulta que sale un polluelo en cierto modo legitimado por la química que desprende la inicialmente ausente Zooey con el prota (Lou Taylor Pucci, 'Thumbsucker', el genio hierático). Me dirñan que hace falta poco para llevarse bien con la Deschanel; y yo les responderé: "Obviamente", lo que pasa es que yo albergaba algo de comezón desde que Shyamalan la situara en su punto más bajo con 'El incidente'. Redimida ya, parece que todo irá bien mientras no se junte más con el hermano listo de Donnie Wahlberg. Notita superflua que me encanta: a raíz de una canción que grabó para este banda sonora, el reputado M. Ward la metió en su casa y para acabar pariendo 'Volume One', el primer disco de She and Him, sus alter egos, una delicia. Lo prometo.
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