"No resulta fácil para los franceses trabajar en Hollywood porque intentar crear un espacio para ti allí puede ser muy difícil. Además, el lenguaje no ayuda y sólo puedes actuar interpretando papeles de extranjera. Te queda la industria francesa, que no es increíble pero es capaz de financiar grandes producciones". Así sube el pan cada vez que habla Audrey Tautou, más conocida por su álter ego Amélie Poulain. El fenómeno sociológico que protagonizó en 2001 de la mano de Jean Pierre Jeunet puede volver a repetirse cuando el mes que viene estrene en Francia 'Coco avant Chanel', su tercera gran superproducción tras las frustrantes 'Largo domingo de noviazgo' y 'El código Da Vinci'.
Tráiler de 'Coco avant Chanel'
La suya es una carrera contracorriente. Su fama mundial, tras el bombazo de comienzos de esta década, fue dormida por ella misma con un largo viaje por Indonesia, junto a su hermana, donde nadie la conocía. Los americanos habían encontrado a su nueva estrella y la agasajaron con suculentas propuestas, pero Tautou se mantenía irreductible: "Hollywood no me necesita. Después de 'Amélie' no tuve ninguna oferta que me interesara. Tengo gustos eclécticos, pero es importante para mí que una película sea sensible, inteligente y subtitulada". Como la chica empollona del colegio que no te puedes ligar a pesar de ser el capitán del equipo de fútbol. Ella quiere algo más.
No le importó renunciar a su talla de icono de 'la France' y comenzó a aceptar papeles corales con Cédric Klapisch ('Una casa de locos', 'Las muñecas rusas'), Alain Resnais ('Pas sur la bouche') o Stephen Frears (en 'Negocios ocultos', una sobre tráfico de órganos en Londres, más anticomercial, imposible). Llegados a ese punto, hubiera sido extraño imaginárnosla de nuevo en una cinta de la envergadura de 'Amélie' si no llega a ser porque Jeunet, un hombre sensible, inteligente, subtitulado... se la cameló para ver si obtenía el mismo éxito en su siguiente proyecto, una superproducción. Infinitamente bien acabada, pero rocambolesca y retorcida, 'Largo domingo de noviazgo' cubrió los gastos, pero no fue el éxito brutal que todos pronosticaban.
Para 2006, Tautou ya sabía lo que significaba tener peso en un rodaje, aunque casi siempre había sido en producciones de Jeunet o en enredos románticos a la francesa. "No me importaría estar en una peli americana para echar unas risas. Pero ciertamente no quiero estar en 'Cosita Bla, Bla, Bla 3'", había declarado, y fue entonces que Tom Hanks y Ron Howard llamaron a su puerta con el guión basado en el best-seller de Dan Brown. En aquel rodaje degustó, entonces sí, el sabor (en estado puro) de la industria que quería engullirla desde hacía un lustro. Fue algo efímero: Llegó, 'jugó' y se marchó. No le impresionaron y no ha vuelto a cruzar el charco.
De izq. a dcha., Audrey Tautou, Irène Jacob, Sophie Marceau y Emmanuelle Béart.
Tienen los yanquis una especial fijación con las bellezas mediterráneas. Les pasa con España y Penélope, pero es un fenómeno más acusado en el país vecino si vemos cómo acechan a sus musas: Julie Delpy ('Flores rotas'), Emmanuelle Béart ('Mission:Impossible'), Juliette Binoche (óscar por 'El paciente inglés'), Irène Jacob ('U.S. Marshals'), Sophie Marceau ('El mundo nunca es suficiente'), Virginie Ledoyen ('La playa') y Marion Cotillard (Óscar en 2008 por 'La vida en rosa' y fichada para 'Public enemies') han sido requeridas, pero, a excepción de esta última, no terminan de saltar.
De izq. a dcha., Julie Delpy, Virginie Ledoyen, Juliette Binoche y Marion Cotillard.
El tráiler de 'Coco avant Chanel' (arriba a la izquierda), biopic de la revolucionaria diseñadora y creadora de perfumes, estrenado la semana pasada, avanza un taquillazo en la Galia que puede serlo también fuera. Lo que es indudable es que los focos pondrán de nuevo en el candelero americano a Amélie, que deshojará la margarita y acabará, a juzgar por lo ya visto, dándoles calabazas.
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