Deslumbró a todo el mundo con 'El mariachi' en el 92. La película más rentable de la historia en aquel momento sugería un divertimento que había triunfado por casualidad, una gota en el mar que pronto sería engullida. La carrera de Robert Rodríguez no parecía cosa seria como tampoco lo parecería más tarde la de Myrick y Sánchez ('El proyecto de la bruja de Blair'), pero con el primero erramos por todo lo alto; estaban por llegar 'Desperado', 'Abierto hasta el amanecer', 'Sin City' o 'Planet Terror', sus continuas reválidas.
Ahora el compinche de Tarantino tiene marca propia en Hollywood y no hace una película en la que no se ría... él y los suyos, porque con 'Spy Kids' inició en 2001 una trayectoria paralela con la que entretener a sus hijos. Suerte que no saliera dentista y les hiciera ortodoncias para ensayar. Aquella chiquillería, cargada del sentido del humor que regaba su debut, la amateur 'Bedhead', ha tenido continuidad con dos secuelas, Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl 3-D y con el estreno de esta semana, 'Shorts. La piedra mágica'.
Menos ambiciosa en cuanto a historia y escenarios que sus anteriores tentativas en el campo, 'La piedra mágica' (cuyo título original 'Shorts' hace alusión a la estructura de cortos interconectados que conforman la pieza) supone un paso adelante en el intento de congeniar historias infantiles con el humor descacharrado que divierte a los mayores por su falta de vergüenza.
Sorprende comprobar cómo un cine tan absolutamente naif y carente de pretensiones es capaz de conseguir la pirueta de la doble lectura sin más materia prima que las risas que Rodríguez ha debido echarse con sus hijos Racer y Rebel al escribir el guión. Sus otros vástagos Rocket, Rogue y Rihannon (todos con iniciales R.R., como papi), también fueron víctimas de su particular humor en la pila bautismal. Es ese tono del que hablo....
Valoración: 6,5/10
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