SAN SEBASTIÁN.— El doctor Parnassus hizo una apuesta con el diablo cuando era joven y pendenciero y ganó la inmortalidad. Varios cientos de años después quiso rejuvenecer y para ello se jugó a su bella hija... y la perdió. Cuando Valentina cumpla los 16 años pasará a ser propiedad del maligno, pero aún queda un hilo de esperanza. Quien de los dos antiguos rivales consiga hacerse antes con cinco almas, se quedará con la joven. O sea, un desquiciamiento mental. O sea, puro Gilliam.
Terry Gilliam en la presentación de 'El imaginario del doctor Parnassus',
en septiembre, en San Sebastián.
Dentro de un tiempo, esta complicada sinopsis no la recordará nadie. Sólo hablaremos de 'El imaginario del doctor Parnassus' como el testimonio fílmico de Heath Ledger, su película inacabada. Tres horas después de verla, que no de asimilarla, Terry Gilliam espera en una espaciosa suite del hotel María Cristina. Viste colores hawaianos y amplitudes propias de pandillero vendedor de crack. De espaldas se le reconocería también en cualquier lugar. Su entrevista no se puede preparar al modo convencional porque su cabeza cocina ideas a gran velocidad. Un tipo que acabó llamando estúpidos a los (muchos) periodistas que abandonaron la proyección de 'Tideland', programada en San Sebastián 2005, llega a la misma plaza cargado de sonrisas e ilusión. Espera hacer borrón y cuenta nueva.
A propósito de Ledger
Dice Gilliam del malogrado actor australiano que utilizó todo el bruto que rodó con él, que tuvo intención de cambiar escenas que le incluían (en una de las secuencias iniciales aparece ahorcado en un puente) atendiendo al devenir de los acontecimientos, pero que al final se dijo: "Eso es lo que hicimos y eso es lo que vamos a dar".
Terry Gilliam presentó ayer 'El imaginario del doctor Parnassus' en el Festival de Roma.
Explica que quiso mandar el rodaje al garete porque no tenía fuerzas para seguir adelante, pero que entre todos los del equipo le convencieron. "Fue muy duro porque Heath llegó a ser muy buen amigo mío, y además era un ser humano excepcional. Cuando alguien tan joven muere es un desastre en todos los niveles y no sabíamos qué hacer. Estábamos en estado de shock y yo al principio no quería seguir con el proyecto, pero los demás no me dejaron abandonar y así nos convencimos de que teníamos que terminar la película por él. Pasados seis meses del rodaje, cuando me encerré en la sala de montaje, sentí que él seguía ahí y hablé mucho con él como si estuviera presente. Fue mi forma de enfrentarme a lo que pasó".
La textura que maneja Gilliam en esta cinta es las de sus películas más off system. Podría haber elegido ser un cineasta con todas las costuras cerradas, un genio de la imagen encorsetado por la industria al modo de Tim Burton (único que se le acerca en talento visual), que sí suele abrochar coherentemente lo que filma, pero él parece estar por encima de convencionalidades. Lo que sí era asequible para todos los públicos ('Brasil', 'El rey pescador', '12 monos') es de un tiempo a esta parte ('Tideland', 'Los hermanos Grimm' y ésta misma) un pálido reflejo. Parece que no quiere acabar sus películas y por ello huye hacia delante hasta que el metraje se cae por su propio peso. Quién sabe si la mala suerte que envolvió 'The Man Who Killed Don Quixote' no se la buscaría él mismo intentando el más raro todavía. J.K. Rowling estaba deseandito que se hiciera cargo de alguna de las adaptaciones de la saga de Potter, pero los estudios le colocaron la etiqueta de individuo de alto riesgo. A nadie le extrañó que las pasara canutas para que 'Parnassus' encontrara distribuidora a pesar de contar con el poderoso reclamo del finado Ledger
Ledger, Depp, Law y Farrell, cuatro rostros para un solo personaje.
Tony, galán encargado de rescatar a la hija de Parnassus a través de diferentes mundos de fantasía, fue interpretado por Ledger y más tarde por Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, que fueron alternándose según mutaba el universo al que se accedía. El esamblaje es casi perfecto y cualquiera diría que el cambio de roles se encontraba en el guión, lo que no quita para que sea un filme a contracorriente.
Tráiler de 'El imaginario del doctor Parnassus'.
A propósito del marciano cast
Al margen de la eminente presencia de Ledger (que continúa con el estado de gracia que alcanzó en el oscarizado 'Caballero oscuro') y de sus tres álter egos —diestramente maquillados para erosionar el contraste—, tenemos a Christopher Plummer —Parnassus—, "Él es la dignidad, la inteligencia. Nunca llegas a estar convencido de si tiene mil años o es un simple estafador"; Lily Cole —Valentina—, "Una chica guapísima y altísima, toda una top model. Ella fue una de las primeras personas que elegí para la película y fue una opción un poco arriesgada porque no tenía experiencia como actriz, pero es muy inteligente y tiene un gran coraje"; Tom Waits —El Diablo—, "Tom tiene una voz increíble. Para mí siempre ha sido el poeta musical más importante de los EE.UU., capaz de abarcar lo más bello y también lo más oscuro"; y, para acabar, a Verne Troyer —Percy—; "Si vas a hacer un freakshow, tienes que buscar al actor más pequeño del mundo, con lo que esta elección era muy clara".
Gilliam reconoce que trabaja absolutamente "desde el instinto" y que no pasa mucho tiempo pensando en el qué dirán. Por ello, explica que cuando fue a Hollywood y mostró el reparto "se desconcertaron porque nunca habían visto nada así, pero es como tenía que ser porque así es perfecto. Me gusta cómo se relacionan todos los actores entre sí como un grupo de jazz". De la estrechez de miras de los grandes estudios, y de su país, por ende, también habla: "Yo ya no soy americano (nació en Minnesota), soy británico 42 años después de mudarme. EE.UU. es un país inútil y terrible. De vez en cuando sale una buena película de allí, pero normalmente Hollywood no produce cosas para que pensemos, sino para que la gente se relaje durante dos horas: un poco de explosión y a casa".
A propósito de Monty Python
En Parnassus hay cabezas parlantes que recuerdan a algunos de los gags de Monty Python, el mítico grupo humorístico que Gilliam conformó junto a Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin y que cosechó gran éxito sobre todo en las décadas de los 60 y de los 70. "Es cierto —reconoce—; esta película es una especie de compendio de lo que he hecho en mi vida, de todas las cosas con las que lo he pasado bien".
Sin embargo, pese al sutil revival, no hay que levantar las copas ni felicitarse en exceso: "Los Python no volverán nunca: Todos hacemos cosas distintas ahora y vivimos vidas distintas. Puede haber combinaciones nuevas, pero no, como tal no volveremos. Ahora cumplimos nuestro 40º aniversario. Es un proyecto muy viejo", avisa.
El viernes pasado los Monty Python celebraron su 40 aniversario en Nueva York.
A propósito de Don Quijote
Mantenemos lo de que este torrencial personaje no se pliega a las convencionalidades de las entrevistas (ni de nada), pero a veces hay un compartimento al que accedemos los periodistas (Futuros proyectos) por aburrimiento, mediocridad o interés verdadero. En este caso la vulgaridad resulta obligada, es noticia, nos toca de cerca. "Lo próximo que voy a hacer es un nuevo Don Quijote. Llevo buscando localizaciones desde agosto y quiero empezar a rodar en primavera. No tenemos dinero ni actores, pero sí guión. Johnny Depp tiene tantos proyectos durante los dos próximos años que no participará, como tampoco lo harán Vanessa Paradis ni Jean Rochefort. De alguna forma es mejor porque lo estoy viendo como una peli totalmente nueva. Voy a rodar en Toledo, Segovia y Salamanca". Se le ilumina la cara mientras lo cuenta, es el proyecto de su vida. Un quijote reinterpretando el Quijote.
El documental 'Lost in La Mancha' (Keith Fulton & Louis Pepe, 2002) narra las desventuras del primer intento de Gilliam por rodar 'The Man Who Killed Don Quixote'.
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