16 feb 2010

Diego Luna y Gael García Bernal 'revolucionan' Berlín

Gael García Bernal, uno de los directores de 'Revolución'.

BERLÍN.— Nadie diría que vienen a presentar una película. Parecen más bien una horda de alegres mariachis. Para el momento en que tengan en sus manos este periódico ya se habrá celebrado en la embajada mexicana de Berlín la más famosa de las fiestas del festival. La tradición así lo dice.

No es por restar méritos artísticos a 'Revolución', compendio de diez cortos proyectado ayer en la sección Berlinale Especial, pero es que Diego Luna, uno de sus tantos directores, así lo cuenta: "Nos juntamos una serie de compañeros realizadores atendiendo únicamente a que pudiéramos aguantarnos durante las cuatro borracheras que compartiríamos durante la promoción".

Explica de este modo, en tono de broma, por qué entre el elenco de talentos puestos de acuerdo para homenajear los cien años de revolución mexicana (1910-1917) que se cumplen el próximo 20 de noviembre no se encuentran los reputados Alejandro González Iñárritu o Alfonso Cuarón. No se les echa de menos, sin embargo, porque talentos del calibre de Rodrigo García, Carlos Reygadas, Rodrigo Plá o su cuate de siempre, Gael García Bernal, hacen un trabajo que destila tanta heterogeneidad como sentido del humor.

Puede que sea precisamente el protagonista de 'Amores perros', uno de los más inexpertos del proyecto, quien firme con 'Lucio' la más atractiva pieza del conjunto. Su rechazo de las imágenes religiosas y de cualquier símbolo relacionado con la iglesia ha sido uno de los más queridos por público y crítica. "La religión tuvo un papel importantísimo en la revolución porque ésta se resolvió con la separación definitiva entre Iglesia y Estado", explica él mismo. "Hoy, todavía, levantarse contra esos símbolos supone un gesto de rebeldía".

Con respecto a la vigencia de aquella brecha histórica y su posible utilidad, Diego Luna se muestra algo escéptico: "Nos juntamos una serie de señores para conmemorar aquello y para darnos cuenta entretanto de si es verdad que había algo que celebrar”, línea secundada por el productor Pablo Cruz: "Creemos que la revolución no es nada. La educación que damos de nuestras escuelas no es capaz de transmitir la barbarie que supuso todo aquello".

Resume y abrocha con maestría el filme Rodrigo García, quien en su corto '7th en Alvarado' compone una minipeliculita musical muda que en nueve minutos superpone imágenes presentes y ficciones del pasado, toda una declaración que viene a decir que lo que éramos y lo que somos no se diferencia en casi nada.

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