'Green Zone' (Paul Greengrass, 2010) es un chute de adrenalina con la apariencia del mejor estudio sobre la guerra reciente que hemos visto en pantalla desde 'Syriana'. Nos lamentábamos la semana pasada de que 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras' era fallida y aburrida y ayer mismo de que 'En tierra hostil' es algo endeble en cuanto a su plantemiento ideológico. Pues bien, lo nuevo de Paul Greegrass es un mayúsculo ejercicio poético sobre la inmersión del último hombre justo en las entrañas de una guerra que nadie entiende porque, sencillamente, es inexplicable.
Quiero destacar la inmensa lucidez que supone hacer una de Rambo pero con cerebro, meter a un superhéroe con estudios dentro del meollo y que el conjunto transpire verdad.
Quiero destacar también, una vez repescada 'United 93' (que pese a las entusiastas críticas me parece sosa), que no entiendo qué problema tiene el director inglés con la cámara. No puede valer tanto un trípode. Como recurso aislado, llevarla al hombro está bien, pero no se puede construir un estilo narrativo alrededor de tal recurso sin importar si quieres crear inquietud en el espectador debido a un tiroteo o si estás filmando a un tipo que compra su diaria barra de pan.
Aun con eso, sobresaliente.
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