26 oct 2008

¿Y si el bueno no era Iñárritu?

Guillermo Arriaga y Alejandro G. Iñárritu

Hasta hace poco había una hermandad mexicana bastante bien avenida, al modo de los Gael García Bernal y Diego Luna de ‘Y tu mamá también’. En el camino de los actores se cruzó una chica de armas tomar, de apellido Verdú, que puso su mundo patas arriba, desató su rivalidad, les incitó a demostrar quien meaba más largo; en el de los sujetos noticiosos, la fama, el honor y el prestigio. 2000 fue el año en que Hollywood sufrió los efectos de una bomba expansiva procedente de México. Alejandro González Iñárritu irrumpió con sus ‘Amores perros’, así, tal cual, sin traducción. 20 millones de dólares recaudados en todo el mundo a pesar de lo ridículo de su presupuesto, excelentes críticas, puesto 149º en el histórico iMDB, nominada al Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa (ganaría ‘Tigre y dragón’) y otros 51 premios y 14 nominaciones internacionales.

Había nacido el nuevo cine mexicano
, el que contaba con Cuarón y Del Toro como segundos espadas de excepción. El éxito, a tenor de los acontecimientos, no podía atribuírsele sólo a Iñárritu, puesto que sus intrincadas historias centradas en el dolor, sufrimiento humano y búsqueda de la redención estaban todas firmadas por su paisano Guillermo Arriaga, dueño de un especial sello a la hora de fijarse en los extremos situacionales de la vida. La calidad de ‘Amores perros’ fue respaldada más tarde por ‘21 gramos’ (2003) y ‘Babel’ (2006), éstas ya con estrellas de La Meca involucradas: Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts, en la primera, y Brad Pitt y Cate Blanchett, en la segunda. El exitoso tándem había creado un género propio.

Pero no hay bien que cien años dure. Nadie sabe muy bien quién tiró la primera chinita, el ego de cuál se disparó antes, pero el caso es que en 2006 la hermandad y amistad y asociación creativa se fueron al traste. Trascendió que el escritor quería para sí toda la autoría, que el realizador hablaba de las tres obras que juntos hicieron como "Mi trilogía", que querían firmar ‘Babel’ el uno delante del otro. Lo cierto es que Arriaga fue alejado por contrato del rodaje de ésta y que partieron peras para siempre.

Se planteaba un fascinante panorama entonces. Quizá los espectadores ajenos a la mandanga resultarían damnificados tras la ruptura de un binomio tan creativamente próspero y rentable, pero todos aquellos morbosos impacientes por saber quién de los mexicanos era más talentoso se frotaban las manos: Arriaga anunciaba su salto a la dirección. ‘The burning plain’, tal y como anunció antes del rodaje a mediados del año pasado, "son varias historias de amor intenso que tienen lugar en diferentes sitios y momentos, con personajes que intentan buscar los poderes sanadores del amor, el perdón y la redención". Lo mismo que las tres anteriores, más ‘Los tres entierros de Melquíades Estrada’ (escrita por él y dirigida por el normalmente actor Tommy Lee Jones), vamos.

Para sorpresa de muchos, la película protagonizada por Kim Basinger y Charlize Theron dio la talla en el pasado festival de Venecia. Y mucho. Sin ir más lejos, a Carlos Boyero fue una de las pocas que le gustó este año. El crítico de El País dedicó una loa a su "excelente guión" y a las "admirables interpretaciones" de las dos actrices protagonistas.

Parece pues que el ‘megalómano’ escritor ha demostrado que no era un convidado de piedra en los rodajes de la extinta sociedad. Ahora sólo queda ver lo que Iñárritu es capaz de hacer por sí mismo. Su nuevo proyecto ‘Biutiful’ —transcripción fonética de la palabra ‘bonito/a’ en inglés— comenzará a rodarse el próximo lunes en Barcelona con guión propio y con Javier Bardem como protagonista, quien, después de su experiencia con Woody Allen, y tras desaparecer de proyectos para los que estaba confirmado como el musical ‘Nine’, ‘Tetro’ (lo nuevo de Coppola, donde fue sustituido finalmente por ¡Carmen Maura!) o ‘Killing Pablo’, parece haber encontrado un proyecto, por fin, a su gusto. Interpretará a un hombre roto que trata de recuperar el equilibrio emocional tras sufrir un desengaño amoroso. En apariencia muy parecido a la temática conjunta y de Arriaga por separado. Queda ver si la abrocha tan bien como el primero. Sino, puede que su cartel se vea algo mermado en favor del otro gallo del corral, el que hasta hace poco era su hermano artístico.

25 oct 2008

El gurú del buen rollo (Marco Schnabel, 2008)


El Gurú Pitka nació en 1991 después de un 'viaje espiritual' que el actor Mike Myers realizara tras la muerte de su padre. Comedia para combatir el drama. Si están familiarizados con el Michael Scott de 'The office', sólo decirles que es un clon suyo sacado de la India. Ropas tribales, mala educación a la hora de la comida y costumbres que chocan frontalmente con Occidente. Pero el afán no es didáctico ni pedagógico. No hay interés por mostrar choque cultural, y sí una sarta de chistes escatológicos que pueden gustar a los acreedores de una edad comprendida entre los 10 y los 16 años o a aquellos que, a base de cantos de sirena estadounidenses, han acabado por acostumbrarse a lo que muy bien podrían haber hecho Pajares y Esteso de contar con más presupuesto.

El nido vacío (Daniel Burman, 2008)


Un tipo (argentino) en los estadíos iniciales de su otoño vital ve cómo su matrimonio se desmorona armónica y grácilmente. Y busca nuevas experiencias en la ficción, una que él mismo guioniza. La realidad y el sueño se mezclan en su mente y transmite esa misma sensación al espectador. Los diálogos (argentinos a más no poder) fluyen de la boca de Oscar Martinez (sin tilde, pero con premio al mejor actor en el pasado San Sebastián) al oído de Cecilia Roth y viceversa. Al principio le cuesta al patio de butacas acostumbrarse a las pelotudeces, boludeces y etcétera, pero luego, como quien anda en bicicleta por segunda vez, nos metemos, tanto, tanto, que nos dan gato por liebre y ni nos enteramos... Y eso es el cine.

24 oct 2008

Mike Myers tiene mil caras


El programa televisivo 'Saturday Night Live' está más de moda que nunca, gracias a la parodia de la candidata a vicepresidenta en el bando republicano, Sarah Palin, llevada a cabo por la actriz Tina Fey el pasado día 18. De ese programa salió también el humorista Mike Myers protagonista de El gurú del buen rollo, que esta semana se estrena en nuestros cines.

Este show, que cuenta con 33 años de antigüedad, cuyas bambalinas son a su vez caricaturizadas semanalmente por Fey en su 'sitcom' '30 Rock' (emitida en nuestro país por La Sexta), ha sido cantera de muchos, de casi todos, los mejores cómicos estadounidenses de las tres últimas décadas.

Uno de los más destacados de siempre ha sido Mike Myers, que, desde que saltara a la gran pantalla en 1992 con la traslación de su personaje televisivo Wayne Campbell, se ha convertido en uno de los mayores baluartes del 'star system' hollywoodiense. Con un sentido del humor que se acerca bastante al del Adam Sandler más chabacano, muchos de los personajes de Myers se cuentan como grandes explosiones taquilleras. Sin ir más lejos, fue él solito quien consiguió desbancar del número uno del 'Box Office' a 'La amenaza fantasma' de Lucas en 1999. Cuando muchos esperaban que la primera parte de la segunda trilogía galáctica superara la histórica recaudación de 'Titanic', 'Austin Powers, la espía que me achuchó' acabó con la dictadura de Anakin, recortando su hegemonía a sólo tres semanas (lejísimos del las 15 de Leo y Kate).

Hay quienes dicen que Myers tiene peor acogida en España que otros comediantes norteamericanos, por su persistente hincapié en personajes propios, en vez de adaptarse a guiones alejados de sí mismo, como es el caso algunos de sus camaradas (Eddie Murphy, Ben Stiller, Jim Carrey —salido de otra gran cantera televisiva: 'In living color'—). Quizá merecería estudio aparte el mejor o peor desembarco en estas tierras de los chistes de ultramar, pero lo único cierto es que el actor de Liverpool, nacionalizado canadiense, es un fenómeno con una media de recaudación por película superior a los 140 millones de dólares en EEUU. Pocos pueden presumir de eso.

La que llega esta semana a los cines patrios es 'El gurú del buen rollo', que, a pesar de contar con la nada invisible Jessica Alba, ha sufrido ya dos retrasos en su fecha de lanzamiento, quizá por haber tenido en Estados Unidos una de las más tibias acogidas de toda la filmografía del actor (32 millones de dólares frente a los, por ejemplo, 441 de 'Shrek 2').

El gurú que da nombre al estreno en cuestión es Pitka, enfrentado históricamente con un personaje real, otro gurú, Deepak Chopra, con quien se disputa el honor de ser el mejor en su campo. Egocéntrico, algo ingenuo y bastante escatológico, pelea por el amor de Jessica Alba mientras ayuda a un jugador de hockey en horas bajas recuperar su 'punch'. Si lo consigue, podrá ser invitado especial en el programa de Oprah Winfrey, su gran sueño. Delirante, ¿verdad? Pues no más que otras creaciones de Myers.

Aquí va un repaso a la filmografía de este camaleón a través de todos sus disfraces:

1) Wayne Campbell (‘Wayne’s World’, 1992, y ‘Wayne’s World 2’, 1993):

El personaje que lo hizo saltar a la fama fue un melenudo aspirante a guitarrista que montaba junto a su amigo Garth (Dana Carvey, también ex-‘Saturday Night Live’) un programa televisivo de garaje. Atraído por su gran acogida, un despiadado productor (Rob Lowe) intentará sacar partido. Esta película que contó con una más floja segunda parte, inspiró una de las canciones más populares del grupo vigués Los Piratas y será recordada por los siglos de los siglos gracias a su memorable versión del ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen.


2) Steve Rubell (‘54’, 1998)

El dueño de la famosa discoteca Studio 54 era también propietario de un peinado imposible. Su muy serio registro puso a los detractores de Myers de su lado, al menos aquella vez. En términos de estrellato fue, junto a Salma Hayek, el único que se consolidó de la que prometía ser una gran cantera (Ryan Phillippe, Neve Campbell, Breckin Meyer).


3) Austin Powers (‘Austin Powers’, 1997, ‘Austin Powers: La espía que me achuchó’, 1999, y ‘Austin Powers en Miembro de Oro’, 2002):

Su parodia del agente Bond, James Bond, se le ocurrió al morir su padre. Alejado de muchos de los códigos existentes en la comedia hasta ese momento por su surrealismo y oda a la mueca, el humor de Myers supuso una bofetada a la ortodoxia que nadie pareció entender en su día. Convertida la primera parte en película de culto de todos los videoclubs, su secuela fue el tercer mejor estreno de la historia. Más tarde, en ‘Miembro de Oro’, la franquicia era ya tan popular que hasta Tom Cruise y Spielberg se prestaron a hacer un cameo.


4) Dr. Maligno (‘Austin Powers’, 1997, ‘Austin Powers: La espía que me achuchó’, 1999, y ‘Austin Powers en Miembro de Oro’, 2002):

Como Clark Kent quitándose las gafas para ser Superman sin sospechar que nos daríamos cuenta de su personalidad secreta, el muy velludo Powers se despojaba de toda su pelambrera para interpretar a su pérfido antagonista en un duelo esquizofrénico. Su meñique en la comisura del labio se convirtió en icono friki.


5) Gordo Cabrón (‘Austin Powers: La espía que me achuchó’, 1999, y ‘Austin Powers en Miembro de Oro’, 2002):

En la primera parte no aparecía, pero en las dos siguientes se erigió como el mayor robaplanos de ese particular microuniverso, sobre todo porque ocupaba toda la pantalla. Sus mezclas de sexo y comida eran bastante más indigestas para el público que las de ‘Los crímenes de Oxford’. Este híbrido entre luchador de sumo y patillero juvenil podría, muy bien, ser miembro fundacional de 'La pandilla Basura: The next generation'


6) Shrek (‘Shrek’, 2001, ‘Shrek 2’, 2004, y ‘Shrek Tercero’, 2007):

En su mayor éxito no se le verá la cara, pero sí asistimos a todo un alarde de voz (V.O., por favor). No contento con cómo estaba dando vida al ogro verde, Myers decidió dar marcha atrás en el doblaje y se sacó de la manga un acento escocés. Poco hay qué decir de esta saga de Dreamworks que no sepan todos ya. ¿Quizá que la cuarta y la quinta partes están previstas para 2010 y 2013?


7) El gato (‘El gato’, 2003)

Las peores críticas de su carrera le llovieron a Myers por esta película infantil, que, no obstante, como casi siempre, fue número uno de la taquilla estadounidense. En España este felino con aire de Mary Poppins no tuvo la misma acogida, quizá porque aquí su autor, el Dr. Seuss (‘El grinch’, ‘Horton’) es menos popular que Juan Ramón Jiménez.


8) Gurú Pitka (‘El gurú del buen rollo’, 2008)

Tendrá sus partidarios, como casi siempre, pero es muy posible que ésta se revele como una de las películas más incomprendidas del intérprete por parte del gran público. Demasiada referencia a la intra —y contra— cultura americana y pocos palos donde agarrarse para el espectador español. Eso sí, los fans de Justin Timberlake no se la deben perder. Es uno de sus papeles ‘más grandes’.


21 oct 2008

Brad Pitt ya se viste de Tarantino


Éste es Brad Pitt haciendo de soldado en la próxima de Tarantino. Encarnará al líder del bando de los ‘buenos’ en una película que discurrirá en la Francia ocupada por los nazis durante la II Guerra Mundial. El marido de Angelina comandará a una brigada brutal de judíos ‘bastardos’ (en el sentido menos literal y más peyorativo posible) que buscan acabar con las cabezas más destacadas del Tercer Reich. Pero llegar hasta esta foto de ‘Inglorious basterds’ (con ‘e’, no es un error), basada en un original bélico italiano de Enzo Castellari llamado ‘Inglorious bastards’ (con ‘a’), no ha sido sencillo, y además se esperaba mejor compañía para el rubio actor. Ha habido taaaaantos rumores por el camino…

Permítaseme un preámbulo autobiográfico: Por culpa de un afilado radiador y de mi torpeza, siendo aún muy pequeño, me hice una herida en el cuero cabelludo que me causó una pequeña calva lateral. Por ese motivo debía dejarme crecer el pelo más que los otros chavales, de modo que no se me notara el remolino derivado de mi tara física. Aún así, como todo niño de muy reducida edad, solía acompañar a mi padre a la peluquería y, como él se cortaba el cabello con más frecuencia, yo, mientras acostumbraba a entretenerme con las lecturas que me facilitaban en el establecimiento.

La fiebre cinéfila debió entrarme a los 11 años, pues recuerdo que, cuando visitaba la peluquería de mi barrio, prefería devorar los artículos de cine publicados en los ejemplares caducados del revistero que los tebeos que también me eran ofertados. En cierta ocasión, a principios de los 90, me llamó la atención poderosamente un reportaje de la revista ‘Pronto’ en el que se rumoreaba el mejor reparto de todos los tiempos. Era el referido a un ‘remake’ de ‘Los siete magníficos’. En él iban a participar Kevin Costner (cuando aún tenía bastante pelo), Sylvester Stallone (cuando aún no era una parodia de sí mismo), Arnold Schwarzenegger (en los tiempos en que la política no era para él ni siquiera un sueño lejano), Tom Cruise (con una carrera todavía ascendente) y Mel Gibson (sólo actor. Ni director, ni polemista, ni cristiano radical declarado). Ni que decir tiene que aquello nunca vio la luz; y, además, dudo que el redactor que hizo soñar a los fanáticos del talento por acumulación utilizara ninguna fuente distinta de su imaginación.

Ahora pienso en él como en un embustero, pero lo cierto es que consiguió emocionarme durante mucho tiempo. Eso sí se lo agradezco, aunque luego mi burbuja se pinchara. 'Vendemotos' ha habido siempre, lo que pasa es que en los tiempos que no había internet, era más difícil pillarles al instante.

Toda esta historieta viene dada porque el mejor reparto (al menos en forma de suma de cachés) virtual de todos los tiempos estuvo a punto de ser igualado o superado cuando hace pocos meses Quentin Tarantino hizo oficial que ‘Inglorious bastards’ (la ‘a’ de ‘bastards’ todavía no era ‘e’) no era sólo un rumor, que se filmaría. En iMDB sonó durante mucho tiempo el nombre de Michael Madsen, al que más tarde se le sumó Tim Roth, dos pilares de la troupe tarantiniana. Nada de nada. Patrañas. Reset.

Ahora viene lo gordo, lo que hizo que la cosa fuera a mayores, lo que a un ‘freak’ cualquiera puede deshacerle los nervios y todo el metabolismo al completo: el reparto barajado contemplaba a Brad Pitt (de los Pitt de toda la vida), Mike Myers (‘Austin Powers’), Leonardo Di Caprio (el rubito de ‘Titanic’), Adam Sandler (también conocido como ‘Zohan’, el peluquero del Mossad), Simon Pegg (que acaba de estrenar ‘Corredor de fondo’ en nuestro país y es el protagonista de las cintas de culto ‘Zombies party’ y ‘Arma fatal’) y Nastassja Kinski (la hija de Klaus, popular a finales de los 70 gracias a Polanski y ahora medio retirada).

Quizá haya quien piense que este reparto era más pobre que el que iluminó mi infancia, pero la adición de los sueldos de esta buena gente, sin hacer rebaja, se elevan muy por encima de los 100 millones de dólares. Súmenle lo que hay que gastar en darles de comer y en diseñarles un par de trajes por cabeza, que no son animales... De cualquier manera, no se confirmaría tampoco este reparto. Sólo Pitt y Myers estarán al final en lo último del director de ‘Pulp Fiction’, pero no se echen las manos a la cabeza, porque quienes les acompañan tampoco son mancos. Un pequeño resumen:

  • Daniel Brühl: Este actor alemán de raíces españolas alcanzó gran popularidad por su papel en ‘Goodbye, Lenin’ y la ratificó dentro de nuestras fronteras por su ajustada interpretación de ‘Salvador Puig Antich’ en la película de Manuel Huerga. Encarnará a un oficial alemán.
  • Diane Kruger: Helena de Troya, presente en títulos como las dos partes de ‘La búsqueda’ y ‘Obsesión’ será una estrella de cine de la Alemania nazi. Su papel tendrá un gran peso cuando se cruce en el camino de Pitt.
  • Til Schweiger: Otro teutón más para hacer más rocoso aún el reparto. Al clon germano de Jean Claude Van Damme se le ha podido ver en films como ‘Lara Croft II’, ‘Knockin' on Heaven's Door’, ‘Driven’ o ‘Asesinos de reemplazo’.
  • B.J. Novak: Es el actor que interpreta al becario de la versión norteamericana de la serie ‘The office’, labor que compatibiliza con la de guionista de la misma. Suyo será el papel del lugarteniente Utivich.
  • Léa Seydoux: Una de las estrellas de la reciente edición del Festival de San Sebastián, con un papel todavía por definir. Si bien no es segura su participación por el momento, su belleza sería una gran noticia entre tanto macho cabrío malhumorado.

Aviso para todos los ‘tarantinomaniacos’ y para todos aquellos que quieran seguir día a día las novedades del rodaje de la que promete ser una de las películas de la temporada que viene: Pinchen a diario en www.tarantino.info y cómprense una buena lima, que se les van a poner los dientes largos. Yo ya tengo la mía.

20 oct 2008

Manuela Vellés, de caótica a beata


Uno se espera otra cosa al afrontar a Manuela. No porque te decepcione, sino porque temes el torrente que se te viene encima, lo que sospechas: mujer hecha y derecha. ¿Demasiado experimentada? El cine a veces engaña, a mí me ha engañado, porque me encuentro con una niña. En el más dulce de los sentidos. El viaje iniciático que le propuso Julio Médem en su debut, ‘Caótica Ana’, la mostraba como alguien que había llegado a la estación de la vida adulta y ella, en carne y hueso, en vivo y en directo, es, en realidad, la Ana del principio, la que está por picardear. Pero ese es mi juicio subjetivo, el del periodista que arranca un retal de vida, el que capta un momento fugaz de una madrileña de 21 años que no hace tanto tiempo que ha abandonado sus diversiones infantiles. Dicen que la cámara engorda cinco kilos. A Manuela, hace un año, le sumó una década.

Rejuvenecimiento o desmarque de la mentira del celuloide, lo cierto es que conversa con risa, me doy cuenta mientras la transcribo que la seriedad no está en su registro a pesar de que lo que me cuenta es el rodaje de ‘Camino’, posiblemente el puñetazo al estómago más contundente de toda la temporada del cine español, "radiografía del Opus Dei", en palabras de su director Javier Fesser.
La entrevistada interpreta a la hermana mayor de Nerea Camacho (la Camino del título), que no debe de ser muy distinta físicamente a cómo era ella hace justo 10 años. "Todos mis amigos nos confundían al principio. Quizás en un cartel muy grande se ve que la de la imagen es una niña, pero en las fotos pequeñas que han ido saliendo, cuando pasas rápido la página, incluso ellos se confundían. Me decían: ‘Te he visto en el póster’, y les tenía que repetir todo el rato que no era yo. Ahora estoy empezando a creer que nos parecemos".
¿Se comportó entonces como hermana mayor en el rodaje?
Si, ahí ha habido un cambio total, porque en ‘Caótica Ana’ yo era la pequeña y todo el mundo me mimaba a mí y, sin embargo, en ésta, la pequeña era Nerea y tenía que ser yo la adulta. En la promoción se encuentra nerviosísima, necesita agarrar manos todo el rato, y yo le doy la mía.
No trató bien la crítica su debut cinematográfico el año pasado, y aunque Medem fue el que se llevó más palos por parte de un público que no respondió, Manuela sufrió también las consecuencias. Aun así, parecía que, entre los restos del naufragio, saldría al menos una nominación a la mejor actriz revelación, pero ésta finalmente no llegó. "A mí me sorprendió que ‘Caótica Ana’ no fuera nominada a nada. No en concreto yo, que era algo con lo que obviamente había soñado, pero me pareció algo injusto que no se valorara el trabajo de producción, de música, o de fotografía, que pasara desapercibida en los premios como si nunca se hubiera estrenado. Ahora me hago menos ilusiones previas. Prefiero esperar a ver si pasan cosas buenas y, si éstas llegan, alegrarme entonces", cuenta.
Ella emerge, y Medem, tras dos relativos patinazos (‘La pelota vasca’ —2003— tampoco cumplió las expectativas), vive vacas flacas. ¿Paradoja? "Yo coincidí con él en un momento en que hubo una inflexión en su carrera. Para mí ha sido todo tan bueno que no me puedo quejar en absoluto. ¿Que nuestra peli no fue tan bien? La verdad es que para mí fue fenomenal. Si Julio la compara con alguna otra suya, quizá [no quedara satisfecho]..., pero si yo lo comparo con cualquier otra cosa, que no era nada, pues imagínate lo bien que me ha ido...".
Ana experimenta un despertar sexual de una forma similar a Nuria, su personaje en ‘Camino’, quien, después de un desengaño, decide ordenarse en el Opus sometiéndose a ciertos votos, estableciéndose en el extremo opuesto al de su anterior álter ego. Mucho cambio. "Estaba esperando un guión que me cautivara y el de Javier [Fesser] me encantó. Sobre todo por la oportunidad de embarcarme en un registro totalmente diferente, que es lo más bonito que se puede hacer como actor". Pero su esencia permanece. Libertina o beata, aunque sus personajes estén separados por todo un mundo de distancia, su dulzura es una constante, su particular marca de la casa. "Yo encuentro una cosa en común entre las dos. Esa energía y luz que tiene Ana también la tiene Nuria, lo que pasa es que se ha ido apagando. Seguro que la conservaría un poco más si no se encontrara con ese entorno".
Manuela explica su visión de los papeles y disecciona como los cirujanos que constantemente tratan a su hermana de mentira, Camino. Puede que su capacidad de análisis se deba a su cabeza de estudiante. De momento no deja los libros. Cuando le tocó saltar a escena, tomaba clases de interpretación en la escuela de Juan Carlos Corazza. Ahora realiza un curso avanzado con Jorge Eines.
¿Qué puede aportar el campo académico que no se adquiere con el trabajo de campo?
En la escuela en la que estoy, trabajamos con una técnica interpretativa que sirve de base para agarrarse, y, si te pierdes, acudes a una ‘brújula’ que nos creamos para tener de nuevo por dónde tirar; pero yo, cuando actúo, me olvido de todo y no pienso en la teoría. Creo que lo bonito está en haberlo instalado en uno mismo y que te salga. Además, cada uno pone lo suyo propio a la hora de la verdad.
Manuela, española, inmersa en el cine español, como todos, ha de sentir la crisis. Es casi la pregunta comodín. ¿Cómo la viven las caras nuevas?
Se están haciendo menos cosas y las pocas que hay, se retrasan. Lo afronto con paciencia y, mientras, sigo yendo a clase. Todavía me considero una estudiante y no tengo prisa por ser profesional.
Joven, no tan dura, pero sí madura, Manuela, paso a paso. Paso a paso, haciendo ‘Camino’.

Fesser: "Entiendo que 'Camino' sea incómoda para la familia"

Le ha salido dura.

Claro.

¿Las impresiones que le llegan han sido buenas?

Muy buenas.

San Sebastián, Hotel María Cristina, habitación 329. El anfitrión es Javier Fesser, director nominado al Oscar por el corto ‘Binta y la gran idea’ en 2007 y muy taquillero largometrajista gracias a sus dos anteriores comedias: ‘El milagro de P. Tinto’ y ‘La gran aventura de Mortadelo y Filemón’. Ahora ha puesto su cámara, su ojo, en el mundo del Opus Dei. El marco es la enfermedad de una niña de 11 años, inspirada en un caso real, que padece una gravísima enfermedad y abraza a Dios para pasar el trance, apoyada, mediatizada, sobre todo por su madre. ‘Camino’ se estrena el 17 de octubre en las salas comerciales.

Se sufre mucho. Muchos compañeros se han salido del pase de prensa.

¿Por qué se han salido?

Quizá porque no soportan tanto dolor o a unos antagonistas tan malos.

A mí esa reacción me sorprende. Entiendo que la película es durísima, pero por encima de todo ese sufrimiento hay un personaje tan positivo, tan alegre y tan luminoso que me parece que tiñe de alegría el conjunto, porque supone el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Creo que la película es una gran montaña rusa emocional, pero finalmente sales conmovido porque la película te coloca. El espectador tiene que trabajar durante la proyección, porque le está entrando por delante, por detrás, por arriba y por abajo, pero finalmente hay una lectura de 'Hemos pasado por un calvario, pero montados en el tren de una niña que tiene un corazón tan enorme que nos ha salvado'. El dolor se ha quedado en la película y el espectador ha salido sano y salvo junto con la niña.

Ha dicho usted que en ‘Camino’ no hay crítica ni burla hacia el Opus Dei.

Que no hay crítica lo defenderé siempre; que no hay burla, al que me ofende es a mí. La película pone delante del espectador una realidad en forma de radiografía, no la conclusión de esa radiografía ni un diagnóstico, pero de ahí a la burla hay un paso tan enorme que no tengo ni que comentar eso.

Sin embargo, sus personajes, por muy riguroso que haya sido, a veces caen en la caricatura. En ocasiones, el público se carcajea tras sus intervenciones algo exageradas.

Hay cero de caricatura, pero cuando no conoces nada de esa realidad, es tan difícil de asimilar que no te la crees. Quien conozca mínimamente la forma de pensar y de enfrentarse al mundo de cualquier persona perteneciente al Opus o a cualquier otra sección o pensamiento religioso, político o futbolístico tan radical, se dará cuenta de que la película es suave, porque, si se mostrara tal cual es, en muchos de los casos hubiera sido demasiado increíble.

‘Camino’ contiene por un lado el retrato de Alexia González-Barros y por otro, el del Opus. ¿Cuál es el que le fascinó más?

Existe una confusión muy establecida que tengo que desmentir una y otra vez, Camino no es Alexia y la película no retrata la vida de Alexia ni la de sus familiares...

Pero en los títulos de crédito se explica que está inspirada en su vida.

Pero es que 'inspirada' es distinto a 'basada'. Yo nunca habría puesto que la película estaba 'basada'. Si me hubiera basado en un personaje real, habría hecho la película de manera diferente, contactando con muchas otras personas, pero no fue así. La experiencia vital y emocional de un personaje me inspira una historia y ahí surgen dos nuevas posibilidades: inventarme una historia inspirada en ello o documentarme todo lo posible sobre su entorno o sobre muchos otros casos parecidos que tienen conexiones, con una cuerda y con otra… y con todo eso construir una ficción. Eso me pareció mucho más interesante, porque significa que no es un documento que nos hayamos inventado. Ahora podemos llegar a explicar cosas a las que, antes de documentarme, no les encontraba sentido ni explicación y que a mí también me parecían demasiada caricatura. Alguien que conozca el tema no ve caricatura, sino el fiel reflejo de lo que de verdad sucede.

Prescindiendo entonces de Alexia, ¿que le interesó más?, ¿el Opus o el personaje luminoso?

El personaje luminoso, ochocientas mil veces más, lo que pasa es que el paisaje que rodea a ese personaje no sólo me parece apasionante, sino que creo que es muy ilustrativo para reflejar la luminosidad de Camino y para hablar al final de dos cosas que se llaman igual: Amor. Pero dos formas tan distintas de amor que llegan a ser incompatibles.

¿Cuántas zancadillas le han puesto para sacar adelante la película?

Por ahora ninguna, porque yo creo que el proyecto en sí es valioso, me parece precioso. No veo ningún motivo para que la gente ponga zancadillas.

¿No ha habido inversores que se hayan retirado por lo controvertido de la temática?

Para levantar un proyecto cinematográfico, y más uno difícil como éste, hay que trabajar bastante. Nunca es sencillo sacar adelante una película y nunca llegas a saber si no la estás levantando porque no gusta el guión, porque no interesa la temática o porque choca con otro tipo de intereses. El caso es que, al final, encuentras el ‘cómo’ y el ‘con quién’ hacerlo y lo sacas.

¿Pero seguramente en ‘Mortadelo’ le costó menos encontrar los apoyos?

Sin duda.

Pasa de dos comedias muy claras a un drama absoluto, bien reconocido, con el sello del festival de San Sebastián. ¿Se inclina más hacia el drama a partir de ahora?

Aunque es verdad que ésta es muy distinta a las otras, me sigo negando a clasificar las cosas, porque así he hecho desde el principio. Creo que, por encima de todo, todas son películas, todas son historias, cada una con su lenguaje y su tono. Si de la próxima que me enamore vuelve a requerir un tono distinto, pues así será. Ahora mismo no me veo haciendo una cosa ni otra y, hasta que no dé con la próxima historia, soy incapaz de saber si me interesará hacer reír, llorar o las dos cosas a la vez.

En ‘Camino’ se encuentran claras referencias a ‘La Cenicienta’, ‘La bella durmiente’ o ‘Alicia en el País de las Maravillas’. ¿Manejó alguna más?

Inconscientemente, me imagino que muchísimas a las que soy incapaz de poner nombre. En todas las que mencionas había algo que ‘Camino’ conserva: eran muy directas a la hora de analizar el bien y el mal. Yo mismo he pretendido una objetividad donde no haya bien y mal, blanco y negro, feo y guapo, porque la película trata precisamente de demostrar que las cosas no son blancas o negras. En ‘Camino’ hay personajes y puntos de vista radicalmente diferentes del mío, pero he de reconocer que yo podría ser cualquiera de los personajes de la película, que la vida me podría haber convertido en cualquiera de ellos. De eso se trata, es lo que da interés a la existencia, de que el vecino ve las cosas de manera distinta. Si algo cuestiona la película es el empeño que tienen algunos de conducir a los demás hacia un único pensamiento para que abracen lo que a ti te va bien. La diversidad de opiniones es lo que nos enriquece y nos hace avanzar y, como demando el respeto absoluto hacia todo tipo de creencias, he tratado de hacer esta película con mucho respeto.


Un momento del rodaje.

¿Fue frivolidad o apuesta personal sacar a Manuela Vellés de un registro tan sexual como el de ‘Caótica Ana’ para ponerla de beata?

Todo ese tipo de planteamientos jamás entran en mi forma de trabajar. Lo que hubiera hecho antes y lo que vaya a hacer después... El caso es que Manuela, en una primera y única prueba, demostró que era capaz de explicar de su personaje cosas que el guión era incapaz de hacer. Y que tenía una mirada, una belleza y una fragilidad tan hermosas que no iba a necesitar ni una frase de guión para explicar cosas tan complejas como por qué no abraza a su padre cuando realmente le adora, le necesita y le admira. Lo mismo me pasó con Mariano Venancio, que era el superintendente de la T.I.A., pero me pareció el padre idóneo de esta niña.

Las cotas de sufrimiento sitúan al espectador en un lugar parecido al que te lleva Lars Von Trier. ¿Son ganas de incomodar al espectador el mostrar tanta carne en el quirófano?

No, son ganas de explicar que hay dos mundos paralelos que funcionan a la vez en la película: la salud del cuerpo y la salud del alma; y, si, con el tema de la salud, la educación y la anestesia del alma soy tan directo y tan nítido, tampoco busco atajos en el otro terreno.

¿Con respecto a la familia real, ha tenido algún problema?

Entiendo que, para la gente cercana, es incómodo y extraño que de repente aparezca una película que refleja lo que tu hermana y tú misma vivisteis en un momento tan importante y tan doloroso de vuestras vidas, pero a quien no pierdo de vista jamás y con quien tengo especial delicadeza es con la niña en la que me inspiro, que es la que me importa por encima de todo. Hablamos sobre todo de un caso, pero la película tiene sentimientos y emociones que pertenecen a muchas personas, y creo que a todas ellas les gustaría, o les hubiera gustado, ‘Camino’.

El incidente del Goya traspapelado (En siete actos)


1.Hipótesis. Hay un Goya que nunca llegó a su destinataria natural. Táchenme de subjetivo, pero reto a cualquiera a que me demuestre que estoy equivocado. No sé muy bien si el incidente del Goya traspapelado habría cambiado la historia del 2008 o la del 2009, pero el caso es que los libros de registros de premios cinematográficos recogerán unos datos un tanto adulterados.

Todo tiene que ver con Marian Álvarez, que en 2006 rodó a las órdenes de Roser Aguilar ‘Lo mejor de mí’ y tuvo que ser profeta fuera de su tierra para que se la valorara: Leopardo de Plata en el Festival de Locarno 2007.

2. Justificación. Como a las pelis pequeñitas les suele costar salir a la luz, a pesar de que en ocasiones consigan la catalogación de "Insólitamente madura y ejemplarmente elegante", como dijo Mirito Torreiro en ‘Fotogramas’, o "Un elogio de sencillez", en boca de los exigentes ‘Cahiers du Cinema’, soitu.es se erige por un día en altavoz de los minoritarios, de los desfavorecidos por la brutal dictadura del cine comercial. Me quiero alejar del publirreportaje, porque no obtengo beneficios de la explotación de esta película, lo que pasa es que si me pongo hiperbólico, se entenderá mejor por qué los premios son tan arbitrarios, si ustedes no se habían dado cuenta todavía.

3. Exposición. Una de las razones por las que Álvarez no se hizo un hueco entre las actrices principales de los Goya 2008 fue porque Blanca Portillo, Belén Rueda, Emma Suárez y Maribel Verdú tenían peli fresquita y 'Lo mejor de mí' se estrenó a casi dos meses de la gala. No estaba aún interiorizada en el subconsciente colectivo.

4. Alternativa. Otra de las opciones habría sido (pensará el lector astuto) que, si tanta calidad destila su arte como dice Moreno, la hubieran nominado a Mejor Actriz Revelación. Joven, mona, risueña, queda bien en las fotos. Decente trayectoria televisiva ('Hospital Central’ capea dignamente el paso de las temporadas) y repito, premiada en Locarno, que no es el Festival de Escalerillas, precisamente.

5. Negación. Lo cierto es que sí, salía más barata la nominación al Goya Revelación. Gala Évora ('Lola, la película'), Bárbara Goenaga (‘Oviedo Express’), Nadia de Santiago (‘Las 13 rosas’) y Manuela Velasco (‘[REC]’), habían cuajado un gran año, pero eran más reemplazables que las delgadas (todas) ‘vacas sagradas’ de la categoría estrella. Y aquí viene lo curioso de todo, la chicha, lo que los internautas no tenían por qué saber hasta el momento. Lo curioso de todo es que Marian NO PODÍA SER NOMINADA. A algunos les chocaría que el primer Goya Revelación Masculino, concedido en 1994, se lo llevara Saturnino García a sus tiernos 59 años con su undécima película, que a Carlos Álvarez le pasara lo propio con ‘Solas’ en 1999 a idéntica edad y que ella no pudiera ser considerada a sus 30, aunque parecen menos, primaveras. Desmenuzamos. El sistema es divertido. Lo explican Marian y Roser:

6. Fragmento de entrevista catártica.

[...]

Soitu.es: ¿Por qué has hecho un papel por el que te mereces el Goya y te cuesta conseguir pelis?

(Se anticipa) Roser Aguilar: Al Goya (2009) no podemos acceder, porque nos presentamos el año pasado, lo cual fue un error…

S: Pero si se estrenó en marzo…

R: Se hizo un pase técnico antes.

S: Lo que hace Garci siempre.

Marian Álvarez: Pero a él le sale siempre bien.

R: No estaba estrenada y nadie la votó. Obviamente no salió. Marian no pudo optar al papel revelación por una regla de la Academia que es, como mínimo, curiosa. Si te proponen alguna vez para revelación, no te pueden proponer más.

M: En una que hice en 2005, ‘A golpes’, nos propusieron a todo el reparto.

R: Aunque no salgas nominado, si te han propuesto... Sólo si la productora dice que le apetecería que fueras nominado a revelación y no sales, te queman el cartucho para toda la vida.

M: Sólo pueden ser actores revelación los niños de ocho años... aunque puede darse el caso de que lleves 150 años haciendo películas y ahí sí te nominen porque nunca te han propuesto.

R: Así de ‘heavy’ es la ley. Lo raro es que las productoras no preguntan si quieres ser nominado, por si prefieres esperar a un papel más grande en otra peli. El actor no puede hacer nada.

7. Tesis y justificación. La historia del incidente del Goya traspapelado supone un tremendo ejercicio de fe para todos aquellos que no hayan visto la ópera prima de Roser Aguilar, una que por su ‘pequeñitismo’ no llegó más que a muy poquitos cines (270.000 euros recaudados y 49.000 espectadores). Ahora la pueden recuperar en DVD y decidir ustedes mismos si ese Goya, o el que viene, debía o no haber recaído en las manos de Marian. Me pueden replicar, reclamar, increpar, que por qué acuso la arbitrariedad de los Goya y sin embargo adulo el buen juicio de Locarno. Para defenderme, citaré al gran Sean Penn: "Los premios se ganan en los festivales". Además me funcionaba para hacer fluir esta comedieta en siete actos, cuyo único objeto es que repesquen en DVD todas esas películas preciosas que se estrenan ‘clandestinamente’ en las salas.

Se llevan a nuestros directores


Lo dice hoy 'Variety' (10-10-08): Juan Antonio Bayona se nos va al otro lado del charco. Su segunda película, tras el éxito mundial de ‘El orfanato’, llevará por título ‘Hater’ y será amparada por los estudios Universal. En un principio, el proyecto, que trata sobre «una epidemia de violencia perpetrada por gente corriente», estaba pensado para que lo dirigiera el mexicano Guillermo del Toro, pero su apretada agenda post ‘Hellboy 2’, que contempla el mastodóntico rodaje de ‘El hobbit’, hace imposible esa opción. Precisamente ha sido el director de ‘El laberinto del fauno’, padrino laboral de Bayona, que ya produjera su primera y multipremiada película, quien le ha propuesto para el encargo.

Bayona, según recoge la version en línea de la revista americana, esta muy a gusto con la idea de una película que habla del "estado de pánico en que se vive hoy día", precisamente el espíritu que ha querido transmitir Glen Mazzara, guionista de varios capítulos de ‘The shield’ y adaptador de la novela del británico David Moody.

De momento no han trascendido datos del reparto (la película ni siquiera está contemplada en iMDB, pero sí se sabe que la producirá el propio Del Toro, que será rodada en inglés y que los interiores se grabarán en España.

Pasa con el cine como con el fútbol. Cuando Iván De la Peña y Gaizka Mendieta reavivaron la fiebre exportadora futbolera española (Luis Suárez y Rafa Martin Vázquez fueron casos aislados) a mediados de los 90, nada hacía pensar que esa tendencia se extendería a los técnicos. Pero después Del Bosque se fue a Turquía, ahora Aragonés sigue sus pasos, Serra-Ferrer hizo las Grecias el año pasado y Benítez y Juande están —mal que bien— asentados en Inglaterra. Lo cierto es que ya no sólo somos cantera de curritos, también de puestos de mando. Fernando Rey, Antonio Banderas, Bardem, Pe, Pataky y Paz Vega funcionan, pero la responsabilidad final no recae sobre ellos. Sin embargo, ahora los magnates de los grandes estudios se fijan en el talento de los realizadores nacionales y les dan bola.

Bayona es el último, pero antes que él hubo otros que, por ir sobrados de talento o porque la industria española no terminaba de encontrarles hueco, se buscaron el pan en Hollywood. Aquí, un pequeño extracto de los últimos pioneros del cine español:

Juan Carlos Fresnadillo: Este tinerfeño de 40 años fue nominado al Oscar, también al Goya, en 1997 por su corto en ‘Esposados’. Le costó cinco años levantar su primer largo ‘Intacto’, que obtuvo muy buenas críticas y le abrió las puertas de la industria americana. La secuela de ‘28 días después’ (‘28 semanas después’ (2007)) no hizo sino ratificar su talento. Su próximo largo no se hará esperar tanto como los anteriores, pues ya se encuentra inmerso en la preproducción de Wednesday, un nuevo thriller que producirá Dreamworks.


Jaume Collet-Serra: Director publicitario que saltó al cine norteamericano por su gran oficio sin siquiera pisar el cine español. Suya fue la taquillera ‘La casa de cera’, con la rubísima Elisha ‘Kim Bauer’ Cuthbert y la posterior ‘Goool 2: Viviendo el sueño’, que pasó de puntillas por las salas de todo el mundo.


Luis Berdejo: Donostiarra, 23 años. Cortometrajista hasta la fecha, el último de sus trabajos, ‘Limoncello’, lo codirigió con nuestro Borja Cobeaga. Su labor no cayó en saco roto, pues Kevin Costner le fichó para reflotar su carrera con ‘The new daughter’. Ánimo, Luis, la tarea es complicada.


Nacho Vigalondo: El heredero mediático de Santiago Segura sudó sangre para estrenar en España ‘Los cronocrímenes’, que gustaron más en Estados Unidos que aquí, con el remake ya en marcha. El ex compañero de piso de Borja Cobeaga también empezó su carrera con nominación al Oscar, como Fresnadillo, y ahora busca guiones para rodar en inglés entre los archivos recónditos de los estudios yanquis.


Gonzalo López-Gallego: También le ha costado horrores estrenar en España (que no fuera) su debut en el largo, ‘El rey de la montaña’, un thriller protagonizado por María Valverde y Leonardo Sbaraglia (que últimamente sale en TODAS las películas). Como ha gustado bastante, ya tiene proyecto nuevo en cartera con la arácnida Kirsten Dunst a sus órdenes. El título: ‘A jealous ghost’.


Isabel Coixet: La mujer de las gafas de colores fue un caso extraño, porque después de su muy desconocido debut ‘Demasiado viejo para morir joven’ decidió que lo que quería era rodar películas sobre lavanderías y helados de Häagen-Dazs, por lo que su migración se antojaba absolutamente necesaria. Ha dirigido a actores de la talla de Lili Taylor, Sarah Polley, Tim Robbins o Ben Kingsley.


Alejandro Amenábar: Fichado por Tom Cruise para que dirigiera a Nicole en ‘Los otros’, este chileno adoptado atesora tantos premios (hasta un Óscar) y prestigio que casi no necesita presentación y entra en la lista sólo porque sería un agravio no ponerle. En la actualidad rueda ‘Nieblas del tiempo’ con Rachel Weisz y un presupuesto descomunal de 50 millones de euros.

El reino prohibido (Rob Minkoff, 2008)


"Dos legendarios guerreros, una huérfana y un viajero perdido" (reza el tráiler) son los protagonistas de una aventura interdimensional y chorresca. Si entran en ella, se divertirán con coreografías infinitas, patadas voladoras y duelos a espada ilimitados por las leyes de Newton. Si no, están perdidos. Jet Li y Jackie Chan comparten protagonismo. El primero, acostumbrado a propinar hostias serias se mezcla con el segundo, que es más propenso a repartir hostias graciosas, dando como resultado algo a medio camino entre el misticismo con ínfulas y una de chistes en Nueva York, sólo que el escenario es la China imperial. Hay una cosa que me inquieta y que quizá deberían saber. El director de este parcheado cinematográfico es el mismo que el de 'El rey León'. Me escama el rumbo fílmico de este tipo. Atentos todos a si Rob Minkoff aparece un día de estos en el programa de Iker Jiménez como ejemplo de sujeto abducido por los extraterrestres.

Corredor de fondo (David Schwimmer, 2007)


Ross, el paleontólogo de 'Friends', se coloca tras la cámara por primera vez en un producto no televisivo. Tiene oficio y tempo cómico, aunque, a pesar de que cuenta con un actor como la copa de un pino (Simon Pegg, protagonista de 'Zombies party' y 'Arma fatal') y con una belleza milenaria, Thandie Newton, se resiente de lo limitado de un guión que tiene un buen punto de partida, pero que está plagado de 'déjà vus'. Acento británico en una película de identidad indefinida con tantos contras como pros. La próxima vez igual sale mejor, profesor Geller...

Camino (Javier Fesser, 2008)

Fesser se pone grave y rompe con su anterior registro de tipo surrealista y divertido. Dramón épico (por las proporciones, no porque salga William Wallace) al canto. El Opus Dei, como una neblina amenazante de fondo, no para de recibir palos durante todo el metraje, dentro una película que se dice respetuosa aunque infecta la llaga de tanto tantearla. Los actores superlativos todos, empezando por Nerea 'Camino' Camacho y coronando en una Carmen Elías que seguramente recolectará en la vendimia de enero. Quizá su innecesaria y recreativa longitud (140 minutos) es el único pero que se puede poner a un férreo prodigio de dirección.

Quemar después de leer (Joel y Ethan Coen, 2008)


Los Coen en forma cómica después de haberse consagrado en los pasados Oscars con su drama más seco (si los puristas me permiten obviar 'Sangre fácil'. Esto es diversión, es otra cosa. Hedonismo fílmico desnudo de cualquier pretensión artística más que la de intentar batir records de carcajadas por minuto. Brad Pitt en estado de gracia encarna a un gilipollas de talla mayor; George Clooney, cuando trabaja para los hemanos judíos, parece feo; Frances McDormand enseña su chicha fofa y recuerda a su sheriff de 'Fargo', por lo tonta; John Malkovich, primo hermano del Walter de Goodman en 'El gran Lebowski'; Tilda Swinton, la única que no parece un payaso de saldo. Tanto tonto, tonta tanto. Poca pretensión y mucho ejercicio mandibular en una maravilla que empieza en picado (literalmente) para después no parar de subir.

Asfixia (Clark Gregg, 2008)


Ganadora del Premio Especial del Jurado en Sundance 2008. Basada en una novela del iconoclasta Chuck Palaniuk, camionero antes que autor de 'El club de la lucha', su más higiénica obra, figúrense. 'Asfixia' es una letrina fílmica ofensiva y desgarradora. Pero no menos divertida y afilada. Hay que tener cuidado a la hora de elegir acompañante, porque te puede amar u odiar por siempre. No quiero ser mojigato, pero recomiendo la abstención a los dudosos o los desconcertados por el tráiler, imprescindible (como pocas veces) complemento de las letras que ahora leen. Eso sí, los que entren en el juego sucio de Gregg, pasarán un rato loco... ellos, y los admiradores de Kelly McDonald (Club oficial de fans, ya).

Happy, un cuento sobre la felicidad (Mike Leigh, 2008)


Hay dos extremos poblacionales que padecen efectos antagónicos cuando contemplan cine feliz. Están quienes empatizan, se empapan y recargan de mensajes positivos su disco duro cerebral: son los 'happies' de la vida. Por otro lado, los densos, los que están de vuelta, sufren urticaria sólo con oír palabras como 'Cinema', 'Paradiso', 'Vida' o 'Bella'. El cine bienintencionado y edulcorado no ha de ser sinónimo de cine estúpido o vacío. El mero hecho de no contar con acidez o mala leche no tiene que significar, por favor, no ha de significar, que nos embrutezcamos, caso de que nos evadamos durante un par de horas. Cínicos del mundo, dispersaos, que viene Poppy.

9 oct 2008

Arrodillados ante los Coen, 24 años después


Si 'Fargo' supuso la consagración de los hermanos Coen como verdaderos maestros del thriller, categoría en la que serían ratificados con la más premiada, aunque menor, 'No es país para viejos' este mismo año, tan o más importante para ellos que esas dos fue la democratización y propagación de su particular sentido del humor, con el que acostumbran a obsequiarnos en el 50% de sus productos.

Geniales en comedia y sobrios en drama, pues, su filmografía, como ellos, es dicotómica. En abril se cumplieron 10 años del alumbramiento de El Nota, protagonista de 'El gran Lebowski' y padre espiritual de todos los descacharrados personajes que pueblan 'Quemar después de leer', que se estrena el próximo fin de semana en las salas españolas después de hacerse con el Premio del Público en el Festival de San Sebastián el pasado sábado 27 de septiembre.

Los parias, los tontos que se creen muy listos y los tontos, sin más, suelen ser algunos de los preferidos sujetos de estudio en los que depositar las reflexiones de la pareja de hermanos directores mejor avenida de todos los tiempos. Después de ellos llegaron Larry y Andy Wachowski ('Matrix' y 'Speed Racer'), Albert y Allen Hughes ('Desde el infierno') o Peter y Bobby Farrelly ('Algo pasa con Mary' y 'Dos tontos muy tontos'), significando nuevas asociaciones siamesas con cuotas de éxito más o menos estimables, pero sin llegar a un estado de excelencia casi constante durante cerca de un cuarto de siglo.

En el pasado Festival de Venecia, hubo quien tildó a 'Quemar después de leer', una historia coral sobre chantajes con el mundo del espionaje de fondo, como una pequeña joya demasiado cargada de parodia, pero desde aquí levantamos una lanza y entonamos un aplauso a la vuelta a las raíces de los Coen en su faceta de azotadores de la estupidez colectiva, acompañados de verdaderas estrellas, que han dejado de lado todo su ego para conformar una galería tan patética y vergonzante como divertida.

Desde la caracterización de los personajes (George Clooney muy envejecido, con barba de cincuentón, y Brad Pitt, ridículamente rejuvenecido, con un estilismo capilar que recuerda mucho a su 'Johnny Suede', de cuando todavía no era nadie), Joel y Ethan Coen reinventan la comedia del pordioserismo humano. La mezquindad del pícaro, los chantajes y el culto al cuerpo como única fachada aprovisionadora de felicidad sirven para redondear, quizá, la más hedónica y carente de pretensiones obra de toda su trayectoria.

En el podio de las mejores criaturas 'coenianas', podemos incluir a Javier Bardem por la categoría de icono cinematográfico que le debe a Anton Chigurh, el asesino del pelo de tázón; pero él era uno más dentro de un todo sólido (lo importante era el conjunto). No ha sido hasta esta ‘Quemar después de leer’ que los Coen han reunido en un solo libreto a tanta cantidad de personajes memorables como en aquella maravilla del 98 que fue 'El gran Lebowski'.

Hablábamos de Jeff Bridges como patriarca honorífico de todo el universo Coen, como semilla de los Malkovich, Swinton, Clooney, Pitt y Simmons y McDormand, inmersos en este nuevo estreno. Ellos son grandes, pero la lista es interminable. Por ello, aprovechamos para hacer el 'top ten' de los mejores personajes de los Coen:

1. El Nota (Jeff Bridges), en 'El gran Lebowski'.

Hippy parado, porreta y gran devoto del 'Ruso blanco' (vodka con licor de café y leche), vive por y para los bolos. Él es el 'pequeño Lebowski' en un mundo en el que el 'gran Lebowski' quiere utilizarle de escudo protector frente a todos sus trapos sucios. Sus mejores líneas son las que le enfrentan a Walter, que siempre es capaz de sacarle de sus casillas.

2. Walter Sobchak (John Goodman), en 'El gran Lebowski'.

"Perdimos a muchos hombres valerosos en Vietnam", dice Walter como un resorte en casi cada uno de sus parlamentos. Es un gran amante del orden y ortodoxo cumplidor del descanso del Sabbath. La mejor escena de la película es en la que arroja las cenizas de su amigo Donny por un acantilado con el viento en contra para acabar en la barba de El Nota. Tiene otros momentos memorables, pero ese se lleva las mayores carcajadas por efecto acumulativo.

3. Marge Gunderson (Frances McDormand), en 'Fargo'.

La mujer de Joel Coen, ganadora del Oscar a la mejor actriz principal por su sheriff embarazada e ingenua, demuestra tanta incompetencia como el resto de idiotas (a ambos lados de la ley) que viven en Braineard, un pequeño pueblecito de Minnesota. El año pasado, esta creación fue colocada en el puesto número 33 en la lista de ‘Los 100 Mayores héroes y villanos según el American Film Institute’

4. Ulysses Everett McGill (George Clooney), en 'O Brother'.

Esta revisitación del odiseico Homero vino a demostrar que el soltero de oro de Hollywood no era sólo el canoso mejor plantado desde Richard Gere, sino también un excelente comediante. Su vena payasa fue de nuevo explotada por los Coen en 'Crueldad intolerable' (en un papel que hubiera firmado Cary Grant) y en la presente 'Quemar después de leer', donde da vida a Harry Pfarrer, un playboy de medio pelo.

5. Anton Chigurh (Javier Bardem), en 'No es país para viejos'.

Este papel casi mudo fue merecedor, como el de McDormand, del Oscar de la Academia, en este caso en la categoría de secundario, y situó a Bardem en la boca de todo el mundo como uno de los mejores actores del panorama actual. Su estrambótico corte de pelo y su infinita e indiscriminada maldad ya tienen un hueco garantizado en todas las enciclopedias de cine.

6. Barton Fink (John Turturro), en 'Barton Fink'.

‘Barton Fink’ es la única película en toda la historia que ha sido capaz de llevarse los premios a la mejor película, al mejor director y al mejor actor en el Festival de Cine de Cannes; fue en 1991. Gran parte de la culpa de los mismos fue de Turturro, que interpretaba a un novelista bloqueado, fichado por un gran estudio para escribir un guión cinematográfico. Igual de destacada fue la contribución del neoyorquino en 'O Brother' (uno de los presos compinches de Clooney) y en 'El gran Lebowski' (haciendo de jugador de bolos latino y pedófilo).

7. H.I. McDonnough (Nicolas Cage), en ‘Arizona Baby’.

Cuando Nicolas Cage era el orgulloso dueño de una bonita pelambrena, interpretó a un ladronzuelo que contrae matrimonio con una agente de la ley que no puede concebir hijos. Lo primero que se le ocurre al lumbreras es intentar secuestrar a uno de los quintillizos del magnate local para que su mujer quede satisfecha. Rodada con ritmo de cómic, es quizá la comedia más extrema de los Coen.

8. Tom Reagan (Gabriel Byrne), en ‘Muerte entre las flores’.

Byrne interpretó este papel porque Humphrey Bogart ya no vivía. Reagan, envuelto de lleno en una reyerta de gangsters italianos e irlandeses, intentaba tirar de ingenio para salvar el culo y llevarse a la chica. Cuando el paso de las décadas ponga las cosas en su lugar, esta película filmada en 1990 se recordará como una de las mejores de su década.

9. Chad Feldheimer (Brad Pitt), en ‘Quemar después de leer’.

Posiblemente es el chantajista más chapucero de cuantos se hayan visto en una gran pantalla. Monitor de gimnasio obsesionado con el culto al cuerpo, encuentra por casualidad un CD que contiene secretos clasificados de la CIA. Como la agencia no se aviene a pagarle, intenta vendérselo...¡a los rusos! Feldheimer supone uno de los mayores despliegues cómicos no verbales de la carrera de Pitt.

10. Profesor G.H. Dorr (Tom Hanks), en Ladykillers.

Cuando todavía parecía que Tom Hanks podía interpretar cualquier papel que se le pusiera por delante, los Coen le vieron como el perfecto sucesor de Sir Alec Guinness en su 'remake' de 'El quinteto de la muerte'. El acento 'british' y sus esperpénticos peinado y barba eran lo único respetable de la peor película del dúo.