30 oct 2009

Dance Movie. Despatarre en la pista (Damian Dante Wayans, 2009)


'Top Secret! se hizo mito hace exactamente un cuarto de siglo. Recogía el testigo de 'Aterriza como puedas', con el trío Z.A.Z. (Zucker-Abrahams-Zucker) a la cabeza, que se perpetuó con 'Agárralo como puedas'. Toda cada vez más disparatado y con menos chistes en el fondo del sombrero. Ha habido parodias de todo tipo desde entonces, pero, mientras que en las primeras entregas de esta gran (en el sentido de tamaño, de su afán contenedor) película revisionista y compendial, se podía utilizar toda la materia prima pasada, cada nuevo episodio (y con el relevo de los hermanos Wayans, artífices de esta 'Dance Movie', van casi a uno por año), se comienza a escribir con un campo de maniobra proporcional al espacio temporal que no ha cubierto la anterior entrega. Cada vez menos donde hincar el diente. Y con un sentido del humor algo oxidado ya.

Poco queda por estudiar, porque, peinados los territorios del cine de catástrofes ('Aterriza...'), del policiaco ('Agárralo...'), del de terror ('Scary Movie'), de la comedia romántica ('Date Movie'), de los superhéroes ('Superhero Movie'), del peplum ('Casi 300'), de los desastres de nuevo (a 'Disaster Movie' le tocó actualizar 'Aterriza como puedas') o de la mezcla por la mezcla ('Epic Movie'), no es sólo que se haya acabado el genio, que también, es que no hay materia prima para construir esta chorrez que juega con lo gay y la inadaptación como si fueran canteras inagotables.

Acaso lo más atinado que se ha hecho desde los 90 hasta ahora fueron las dos primeras entregas de 'Scary Movie', las dos en que de verdad se puso dinero, fe y algo de inteligencia. Todo lo demás, incluida esta 'Dance Movie' ('Dance Flick' en el original) no es sino el intento de dos guionistas, Friedberg y Seltzer, de proporcionar gags inmediatos, precocinados e inertes a la familia Wayans, una prole inacabable empeñada en hacerse un hueco en Hollywood a base de número de impactos más que de la calidad de los mismos.

La buena comedia en ocasiones satisface a un número de paladares sustancialmente inferior al que estaba en su radio de acción objetivo. La comedia regular es la que no alcanza los estándares de calidad necesaria como para contentar más que a una minoría y a los familiares de los autores. La mala comedia es por definición fallida, roma, sin gracia. Un quiero y no puedo. Pero hay una graduación más. Es en la que se enmarca esta saga inacabable, un fast food cinematográfico que prefiere cumplir plazos de entrega antes que redondear guiones. Es la división del ni quiero ni puedo. La cochambre cinematográfica. Un robo de vida.

PD. El atormentado comentarista percibió homenajes a 'High School Musical', 'Ray', 'Step Up', 'Hairspray', 'Fama' (el mejor) o 'Espera al último baile', que, ya en su día, parecía una parodia en sí misma.




Valoración: 0/10

Estreno: 30 de octubre de 2009

Sin nombre (Cary Joji Fukunaga, 2008)


Cada vez que la convocatoria de una distribuidora y me dicen: "Acude a la proyección de nuestra nueva cinta mexicana", yo llevo a cabo un movimiento armónico y acompasado por el cual mis dos manos forman un arco encima de mí para poco después posarse ambas en mi occipucio a modo de lazo de manera que cualquier observador externo podría entonar la frase que sigue: "Mirad a ese crítico de cine. Se acaba de echar las manos a la cabeza".

Ello se debe a que creo que me van a atormentar con lo mismo de siempre, una película de fronteras; de inmigración y fronteras; de violencia, inmigración, fronteras e injusticias. Ya la he visto. Manos en la cabeza. Y se cuentan con los dedos de una mano las comedias mexicanas netamente lúdicas que las salas de versión original piensan que nos interesarán (hace mucho ya de 'Temporada de patos'). Sé que mi prejuicio es horrible y dañino, que con él no termino de valorar en su justa medida los valores estrictamente cinematográficos y que me meto en la sala a punta de pistola, pero es que este año ya he tenido que tragar con 'Paraíso Travel' (Colombia), 'Norteado' (México, todavía sin estrenar) y con esta 'Sin nombre' (EE.UU-México, con director californiano).

Ciñéndonos a la que nos ocupa, entiendo que sus intenciones son absolutamente nobles y que su vocación de abrir las miras con respecto a una inmigración algo menos prototípica de la que estamos acostumbrados (aquí la frontera importante a cruzar no es la que separa Norte de Sudamérica sino las distintas junglas que encierra el país centroamericano en su seno). No obstante, la historia de bandas (maras) que aliña el viaje de los hondureños cabeza de cartel (y de turco) resulta tan poco interesante como emotivamente nula.

Imposible que nos impliquemos con el destino de ninguno de los protagonistas de sus agresores o de los extras necios que pueblan los techos de los trenes que llevan a un futuro mejor. Fukunaga insiste en que sus inmigrantes son todos idiotas. Yo no le niego la mayor, no les conozco, pero protesto por no encontrarme algo más de carisma, algo más de genio, algo más de cine.



Valoración: 4/10

Estreno: 30 de octubre de 2009

Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki, 2008)


Veintiún crueles años han tenido que pasar para que pudiéramos apreciar en tamaño reglamentario y ortodoxo (el DVD si se había comercializado) la obra que categorizó a Hayao Miyazaki como el Walt Disney de Oriente y miembro del podio permanente de grandes del género animado, cuya última, y puede que definitiva, adquisición ha sido John Lasseter.

Sin embargo, la concepción del cine de éste último poco tiene que ver con la mansedumbre conceptual del japonés, que demuestra en esta 'Mi vecino Totoro' las señas identitarias específicas que hemos visto a tiempo real (en el momento de los estrenos, éstas sí) en las más recientes 'La princesa Mononoke', 'El viaje de Chihiro' o 'Ponyo en el acantilado'.

No hay adrenalina en los mundos de Miyazaki y sí una exposición de un mundo absolutamente carente de maldad o de sentimientos doblados. Juega con las cartas marcadas en una competición, la animada, donde las únicas transgresiones posibles tienen que ver cada vez más con los chistes obscenos y las contestaciones subidas de tono. Sabe la tradicional industria que el viejo patriarca comanda que frente a la revolución pixelada y multimillonaria que procede de Disney y de Dreamworks sólo puede ofrecer artesanía y esmero. Y que para confrontar el teta-culo-pedo-pis de Peter Griffin y demás chinches televisivos debe pulir su lenguaje y buenas maneras hasta límites beatos. Lo hemos visto este año con 'Ponyo' y lo percibimos retrospectivamente en esta obra referente.

Veintiún años y nada ha cambiado. La revolución silenciosa de Miyazaki consiste en ser fiel a sí mismo y esperar que la bondad que anida en nuestros corazones se vea accionada por mecanismos tan simples como una mano que te acaricia o una sonrisa que conforta. Lo único que funcionará toda la vida esquivando cualquier moda. No en vano Time Out la eligió el mes pasado "Mejor cinta de animación de la historia". Yo no digo tanto, pero sí que, de tanto en tanto, un chute de inocencia 100% sin conservantes ni colorantes sirve de revulsivo necesario para combatir el dañino cinismo ambiental.



Valoración: 8/10

Estreno: 30 de octubre de 2009

27 oct 2009

Cary Fukunaga: "Los inmigrantes actuales son como los peregrinos de los 'westerns'"

Cary Joji Fukunaga.

SAN SEBASTIÁN.— Normalmente el camino es a la inversa: eres mexicano, consigues plata gringa y ruedas con actores glamourosos una cinta denuncia en la que poner a parir a la migra estadounidense. Pero no en este caso. Cary Joji Fukunaga, californiano de 32 años, de padre japonés y madre sueca, pero yanqui a todos los efectos, atravesó la frontera en dirección sur para filmar 'Sin nombre', su debut en la ficción. Por si fuera poco, el ganador del premio al Mejor Director en el pasado Festival de Sundance no se centra en la inmigración fronteriza, sino en la hondureña, que debe atravesar todo México casi a ciegas con la esperanza de llegar quién sabe si a California o a Texas. 

Por si no hubiera suficiente drama, Fukunaga introduce un segundo factor de tensión dramática: las pandillas, en concreto la Mara Salvatrucha, a la que pertenecen Casper (el protagonista), Smiley (recién ingresado) y Lil' Mago (el cabecilla). Afincados en Tapachula (México), suben a bordo del tren de mercancias en cuyo techo viajan hondureños y guatemaltecos (entre ellos la joven Sayra, su padre y su tío) con el fin de robarles. "Yo pensaba que el drama estaba en la frontera de México-EE.UU., nunca creí que el drama podía estar más al sur", nos cuenta el director reclinado en la butaca de la suite en la que nos recibió a su paso por el Festival de San Sebastián.

"'Sin nombre' empezó como un proyecto sobre la inmigración, pero, poco a poco, a medida que fui investigando, aprendí que existían este tipo de pandillas que controlan el trafico de inmigrantes en el sur de México, por lo que me decidí a incluirlas", explica. El germen de la historia fue casi un accidente, pues, al estudiar el segundo curso de su Máster en cine por la Universidad de Nueva York, quiso rodar "un corto con conciencia social en vez de limitarme a experimentar". Un artículo del New York Times que cayó en sus manos sobre un grupo de inmigrantes abandonados en un tráiler fue el núcleo del corto 'Victoria para chino' (2004), y éste a su vez, la semilla de 'Sin nombre'. "Haciendo la investigación para el corto aprendí que los inmigrantes de Guatemala y Honduras estaban obligados a cruzar Centroamérica ilegalmente normalmente encaramados a techos de trenes y enfrentándose, por tanto, a peligros muy fuertes. Pensé que si podía hacer una película algún dia, haría algo sobre esto porque yo nunca he visto nada parecido en el cine", afirma.


Fukunaga, en el centro, junto al reparto de 'Sin nombre'.

Es sutil el límite que traza Fukunaga entre la ficción y el documental, quizá en gran medida debido al riguroso proceso de investigación que acometió para enfrentarse al proceso. "Mis estudios se han centrado en Historia y Ciencias Políticas, con lo que tengo bastante información en el campo académico. Además, para dar verosimilitud al guión, me entrevisté con el Jefe de Seguridad del Estado de Chiapas, así como con profesores de Antropología, pandilleros e inmigrantes como los que retrato", confiesa.

"Acumulé decenas de historias y detalles que conocí de primera mano y después edité toda la información para encontrar rasgos comunes y así poder escribir historias dinámicas e interesantes que relataran una ficción, por lo que cada personaje es la mezcla de mucha gente", cuenta satisfecho. Sin embargo no puede evitar pensar que más allá de su rigor, 'Sin nombre' encierra ciertos rasgos de western: "Creo que escribí la estructura del guión de manera muy parecida a la de los westerns, pero fue algo inconsciente porque no me di cuenta hasta que lo acabé. Hay varias semejanzas, ya que muestro a los inmigrantes como peregrinos atravesando un territorio peligroso para llegar a una tierra prometida".

A pesar de los nombres que adornan el cartel de la película (Diego Luna y Gael García Bernal figuran como productores), el rodaje no fue demasiado desahogado. "La producción fue modesta aunque aparezcan Focus y Universal en los créditos. Ni siquiera había silla de director, sino que eran cajas de lentes, pero eso no me molesta porque la precariedad ayuda a la creatividad y a la intensidad del rodaje", dice. "Y, en cuanto a Diego y a Gael, su papel fue más bien el de padrinos. No estaban en el set, y si hubiera tenido problemas, les podría haber llamado, pero afortunadamente no lo necesité. La razón de que se embarcaran en esta historia es que la productora Amy Kauffman tenía un trato con Focus y Diego Luna también; entonces, en el momento en que dijimos que queríamos hacer una coproducción con México, fue lógica la asociación", resume.

Tráiler de 'Sin nombre'.
 
Paulina Gaitán, que interpreta a Sayra en la película explicó durante la promoción de Sundance que "en México se trata mal al inmigrante", aseveración que quiso matizar Fukunaga: "No es que se les trate mal por norma general, pero ha habido varios casos especialmente significativos. Se sabe que la policia judicial, muy cerca de Puebla, secuestró a 80 inmigrantes el pasado mes de marzo para pedir rescate a sus familias de Honduras y Guatemala. Además, tengo un amigo que está haciendo una película en Oaxaca que encontró a un hombre con cicatrices por todo su cuerpo debido a que unos policias quisieron vender sus órganos. A esos niveles no hay casi ley porque muchos inmigrantes van sin documentos y se aprovechan de vulnerabilidad", apostilla.

No es 'Sin nombre' una película de fácil digestión. No plantea un futuro lleno de oportunidades ni una tierra prometida a la vuelta de la esquina. Es la crónica de un complicado peregrinaje hacia el desahogo que muchas veces se paga con la vida. Y, para mostrarlo, Fukunaga no ha ahorrado en dureza.

23 oct 2009

After (Alberto Rodríguez, 2009)


Inmediatamente después de la proyección de esta patada en los huevos a la generación JASP que es 'After' me entrevisto con su director Alberto Rodríguez para que me explique por qué maltrata tanto a sus tres protagonistas (Ulloa, Toledo y Romero), por qué hace de demiurgo despiadado y por qué no se ha sentido tentado de mostrar algo de luz al final del túnel. Él se defiende diciendo que sólo quiere abrir interrogantes y no mostrar ninguna respuesta. A estas alturas, no sé si ese discurso es el de un director ultraliberal o simplemente una nueva manera de hacer cine haiku: "La gente esta jodida, jodida gente".

Ha manejado referentes eruditos en la construcción del guión, elaborado a cuatro manos con su cómplice Rafael Cobos. A saber: Michel Houellebecq y su 'Plataforma' para hablar de nihilismo (si bien el pensador francés es radical en su planteamiento y jamás pone a sus alter egos en situación de autocompasión como aquí ocurre); Julio Ramón Ribeyro, para hablar del daño que nos ha hecho Peter Pan ("La madurez es una impostura, un invento de los adultos para justificar sus torpezas y procurarle una base legal a su autoridad") y tanto Raymond Carver como John Cassavettes, para reflejar la cotidianeidad con economía de medios. Espero que os hagáis una idea.

En cuanto a mí —que tenía todas conmigo por lo suculento del tráiler que llevaba mascando desde hace meses, con una hipnótica, sugerente y debutante Blanca Romero y unos aparentemente muy serios Ulloa y Toledo, pero sobre todo con una fotografía quemada y flasheada y una banda sonora a base de Jeanette y Micah P. Hinsonsólo podía caer de la nube, y eso que ninguno de los factores a los que me refiero está por debajo de lo esperado. No es el cine social español plomizo con el que nos atormentamos o rasgamos las vestiduras cada poco. Su vocación es cosmopolita, y su factura, muy por encima de la media. El problema es que su esquema de vidas cruzadas nos relata desde tres prismas distintos el mismo discurso: una nada machacona.

Valoración: 5/10

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(500) Días juntos (Marc Webb, 2009)


Bienvenidos a la comedia de desamor definitiva, que cuenta con un chico mono y educado (Joseph Gordon-Levitt), una chica encantadora con ojos azules ultramar (Zooey Deschanel) y una primera cita razonablemente desafortunada que se convierte en un beso torpe razonablemente romántico. Puede que ya esté desvelando demasiado, pero no culpen al pianista, porque el debutante Marc Webb lo desordena todo para explicar un idilio (en todas sus etapas) que dura 500 días exactos. Narra los primeros compases a ritmo de 'Amélie', después se acerca al final, y vuelta al principio. El montaje flash forward-rewind, al que algunos podrán llamar caprichoso nos explica que las historias de amor lineales con inicio y desenlace nítidos son siempre monótonas a ojos del espectador objetivo, por lo que algo de alboroto no viene mal como elemento dinamizador.

Choca, admira y/o sobresalta comprobar cómo este divertido pastiche de referencias pop (desde Belle and Sebastian hasta The Smiths, pasando por Salinger, Bergman o Mike Nichols) en ningún momento parece parasitar la cultura de la comedia romántica, sino que se vale de ella para mostrar una nueva perspectiva tan cínica como honesta. Las historias de amor no salen bien porque los personajes lo merezcan, sino rindiendo tributo a ese cruel proceso químico llamado sinapsis nerviosa o a ese cóctel explosivo e imprevisible que forman las feromonas. Distanciándose del ideal universalmente extendido y mostrando un insólito punto de vista de equidistante admiración y comprensión hacia sus dos personajes capitales, protagonistas principales de la función en igual medida, Webb reinventa el género a base de jugar con materias primas tan manidas como texturas, karaokes, entrecortes y conversaciones terapéuticas con los secundarios (sin duda el eslabón más débil).

Fascina '500 Days of Summer' (nombre de Zooey Deschanel en la ficción, que en V.O. da lugar a varios juegos de palabras afortunados) por su inexistente autocomplacencia y también porque, en el momento en el que se arriesga a volar de manera rasa a la altura de sus supuestas homólogas, da inmediatamente un salto burlón hacia la estratosfera dejando aún más patente la condición de unidimensionalidad del resto. Se agotan los piropos para definir a una cinta radicalmente indie que ha conseguido casi por casualidad convertirse en una cumbre absoluta de su género sin querer, para nada, pertenecer a él. Que no se avergüence nadie de ella. Su azúcar es tan unisex como el que contiene el pan nuestro de cada día.

Valoración: 9,5/10

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22 oct 2009

Cultura envía 'Saw VI' a las salas porno y las salas porno no la quieren

Uno de los tres cines porno que sobreviven en el centro de Madrid tiene las puertas abiertas en sesión continua desde las 10:30 de la mañana. El taquillero, que prefiere mantener el anonimato, pone cara de desesperación cuando le digo que no quiero una entrada, que lo que quiero es que me cuente si va a proyectar 'Saw VI' a partir de mañana. Por lo visto, la mayoría de los que se le acercan este jueves, no van a engordar la caja.

Tobin Bell es el malvado Jigsaw.

Mucho periodista y curioso han venido a rondarle desde que el ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales), organismo encargado de la calificación moral de las películas, otorgara el viernes pasado la categoría de X a 'Saw VI', sexta entrega de la famosa saga gore. Es la primera vez que en lugar de por temática sexual explícita esta letra sirve para denunciar apología de la violencia. Las cinco entregas anteriores de la exitosa colección inaugurada por James Wan en 2004 siempre habían conocido la calificación de No recomendada para menores de 18 años en nuestro país, una etiqueta orientativa y para nada coercitiva que, al contrario que en EEUU, no significa que nadie se quede fuera de la sala.

Vistos los antecedentes, volvemos a la taquilla. Nuestro hombre sin nombre, llamémosle X, dice que con quien hay que hablar es con su distribuidora, Buenavista, los mismos de Mickey Mouse, sí. Le pregunto si no hay ninguna posibilidad de que estrene la película este viernes en su sala. Me responde rotundo que no: "No es una película para nosotros. Nosotros programamos porno. Eso es que a los que califican se les ha ido la olla. Son gente sin preparación".


Éste es el póster que llevamos varias semanas viendo en las vallas publicitarias. 

Jose Ignacio Wert nos explicó el pasado mes de julio en el artículo titulado 'Pendientes de calificación por edades' cómo se constituye la comisión de calificación: "Los integrantes de la comisión de calificación son nombrados por el titular de Cultura a propuesta del director general del ICAA. No hace falta cumplir ningún requisito para pertenecer a ella, aunque se intenta que sus miembros representen a un amplio espectro de la sociedad, desde funcionarios a amas de casa. Suele ser el director general el que se ocupa de seleccionarlos. El criterio para decidir si una película es apta o no recomendada para menores de alguna de las edades no es otro que —dicen en Cultura— el sentido común". "Gente sin preparación", según X, repito.

Su discurso es enfático en cuanto a que este viernes el tono de su programación no se va a ver alterado. Y eso que a la entrada de la sala se lee claramente que "En esta sala sólo se exhiben películas de carácter pornográfico o que realicen apología de la violencia". Preguntándole por ello, se enroca y argumenta que "la peli (por 'Saw VI') sólo son tres escenas" —habla de oídas, eso sí, de lo que le han dicho en la distribuidora, con la que dice tener trato por su doble dedicación al transporte de bobinas en salas para todos los públicos— y que "en los cines convencionales se han llegado a programar cosas más fuertes". 'Anticristo', en la que se puede observar una ablación en primer plano; 'Irreversible', en la que Monica Bellucci es violada en plano fijo durante diez minutos y machacan la cabeza de un malo contra el suelo con un extintor hasta que observamos, literalmente, papilla; o 'Hannibal', en ésta hace especial hincapié, en la que Hopkins degusta el cerebro de un todavía vivo Ray Liotta, son ejemplos de los que me habla.

Choca comprobar cómo todas las mencionadas (además de 'Fóllame' —tras recurso—, 'Romance X' o '9 Songs', más las cinco precuelas de 'Saw VI') fueron consideradas de curso legal y ésta se ha chocado con la censura. "Llevo 20 años trabajando en el circuito porno —tiempo en el que ha visto como las 85 salas existentes a escala nacional se convertían en las 8 actuales— y nunca había visto nada parecido", explica.
Para acabar y que no quede ninguna duda, X nos cuenta que, en el caso de que quisiera proyectar la película de la discordia, tampoco podría, ya que los cines X no están preparados para exhibirla ni siquiera técnicamente. "Todas estas películas de cine normal vienen en discos duros o en 35 mm y nosotros nos manejamos con DVD, en el mejor de los casos, y en ocasiones hasta con VHS", apostilla.

¿Nos tendremos que contentar con el tráiler?

Buenavista concuerda con el discurso de X y nos ha asegurado telefónicamente que no estrenará su producto en cines porno. Pero no ha querido desvelar nada más porque este viernes piensa emitir un comunicado con todos los pormenores. Lo que sí avanzan es que están en negociaciones con el ICAA.

Es previsible que las 300 copias —muchas de las cuales han sido recogidas de los cines que las iban a proyectar para ser hacinadas en un almacén— podamos llegar a verlas en un futuro, aunque seguro que no este viernes ni tampoco en Halloween, fecha señalada por algunos medios que apuntaban a jugada de marketing inigualable, ni siquiera en caso de que prosperen las negociaciones, nos cuentan desde el ICAA. La explicación que arroja el Ministerio de Cultura es aséptica: "El proceso es absolutamente rutinario y normal. Se ha convertido en mediático porque es la primera vez que se otorga la X por razón de apología de la violencia, pero lo único que ha hecho la comisión es aplicar el apartado 2 del artículo 9 de la Ley del Cine. La decisión puede ser compartida o no, pero se ha aplicado un precepto que es legal".

La misma fuente nos explica que Buenavista ha interpuesto un recurso de reposición al director Ignasi Guardans, responsable en última instancia de la decisión por haber firmado el informe de calificación (la decisión de la comisión no es vinculante). Apunta el Ministerio el plazo de un mes para que se tome la decisión, con lo que los que tuvieran ganas de Jigsaw tendrán que esperar un poquito más, viajar al extranjero como se hacía en tiempos de dictadura o acudir a triquiñuelas cibernéticas, caso de que algún pirata extranjero se apresure a subir una copia amateur. El morbo en España es ahora más grande que en ningún país del mundo. Nos han castigado sin postre.

21 oct 2009

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Daniel Alfredson, 2009)


Etxea y Moreno escogieron 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina' como Cinefilifobia de esta semana porque a uno le encantó la primera adaptación y al otro le dejó tibio. Ahora ambos coinciden en suspender a su secuela.

La reseña de Dr. Etxea

La primera entrega cinematográfica de 'Millenium' me gusto tanto que defendí aquella película frente a quienes denigraban el relato de éxito y todas sus secuelas. Agradezco a su director, Niels Arden Oplev, que fuera la puerta para sumergirme cómodamente en los otros dos libros de Stieg Larsson. En menos de tres semanas me leí sus 1600 páginas. Por más que no se trate de gran literatura, aquel furor, cualquier furor con la lectura, convierte esa época de tu vida en un momento exclusivo y fascinante. Tengo que reconocerlo, la película 'Los hombres que no amaban a las mujeres' me permitió durante mis días de lectura posteriores, saber dónde estaba la trama y qué pintaba cada personaje en aquellas rocambolescas situaciones. Todo esto gracias a aquella producción sueca que aprovechaba del tirón de la novela y de la fama tardía de su autor para conquistar espectadores en todo el mundo.

No puedo decir lo mismo, sino todo lo contrario, de esta segunda entrega. Salvo una relación confusa de hechos, mafias, crímenes y sucios recovecos de la política de Estado, poco tiene que ver 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina', dirigida por Daniel Alfredson, con la segunda entrega literaria de 'Millenium'. Al menos, si nos atenemos —y esto es lo esencial— a la emoción que nos atrapa, aunque la segunda novela sea quizá de las tres la más floja.

Si el espectador va con ella leída no le aporta nada y echa en falta toda la magia fílmica de 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. Y ello a pesar de que Noomi Rapace sigue siendo la maltratada hacker Lisbeth Salander y Mikael Nyqvist encarna, como en la primera, a Michael Blomqvist. Esto es grave porque uno va al cine sobre todo para ver en la pantalla a Lisbeth. Lo siento pero quien antes despertaba pasión y complicidad ahora resulta una marginal más bien anodina aunque sea —ya digo— la misma actriz. En eso consiste la función del director, en saber sacar lo mejor de sí de sus intérpretes. ¡Qué le vamos a hacer!

El caso es que me aburría viéndola y pensaba "a lo mejor como ya sé lo que va a pasar, no me interesa". Pues no, enseguida salí de mi error. Cuando salí de la proyección para la prensa, los que no la habían leído se habían aburrido tanto como yo y encima no se habían enterado de nada.

¿Qué más puedo añadir cuando el mundo se divide entre los que han leído, o no lo han hecho, la trilogía de 'Millenium'? Bueno entre estos últimos hay una subdivisión fundamental: quienes estamos encantados de haberla devorado y los que la consideran un desdeñable best-seller. Cada uno sabrá dónde se sitúa. Después de lo dicho, espero que quede claro que no puedo recomendar 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina'. Mucho me temo que el tercer 'Millenium' —llegará en 2010— será parecido a esta segunda entrega porque, según sabemos, está realizada con los mismos criterios de serial televisivo que la segunda. Ya veremos.

Valoración: 4/10

La reseña de Alberto Moreno

He leído los libros de Larsson y, al contrario que al doctor Etxea, no me parecen maravillosos. No puedo negar que enganchan, pero al margen del tratado de ética periodística que supone el primero no les veo mayor enjundia. Ah, me parece más vibrante el segundo, que conste. Y ahora, como diría Forrest Gump: Y eso es todo lo que tengo que decir de literatura en esta reseña. A partir de aquí paso a explicar por qué esta secuela no es, en mi opinión, una gran película.

La ortodoxia cinematográfica habla de principio, nudo y desenlace. Habla también de al menos dos puntos de giro que sirvan de detonantes para que la acción no se estanque y de un final catártico o reposado (esto es opcional dependiendo del efecto que se busque causar) que abroche la historia. Pues bien, todos estos preceptos a los que se ciñó Oplev con más oficio que brillo en la primera entrega son cruelmente pisoteados por las prisas de Daniel Alfredson —el suplente—, que acaba presentando a la audiencia un síncope de montaje absolutamente arbitrario y sin espacio para la emoción. "Deprisa, deprisa, que no podemos tardar más de dos horas en contar lo que pone en el guión", debió pensar.

No veo como Etxea tanto problema en lo interpretativo o en la planificación de las escenas, y sí un absoluto desinterés por la sucesión lógica de los acontecimientos. Contando con la complicidad de la audiencia, los personajes aparecen en pantalla, identificándose con nombre y apellidos, eso sí, no sea que se confundan unos con otros, pero siendo del todo intercambiables como jugadores de futbolín. Dicen su línea y a casa. Al margen de Mikael y Lisbeth, a los que todos debemos conocer ya, nadie nos deslumbra con un mínimo discurso o rasgos diferenciadores. Todos zombies.

Cuando dentro de 20 años revisemos en nuestro televisor TDT de triple pago accionado por ondas cerebrales este telefilme comprimido, pocos recordarán que el éxito que cosechó su punto de partida literario fue un boom exagerado porque el paso del tiempo es cruel con los libros superventas. Sólo observaremos distraidamente lo que escupen nuestras futuristas ondas catódicas y diremos, "Bah, otra de esas de echar la siesta".

Valoración: 2/10

Ficha técnica

  • Título original: 'Flickan som lekte med elden'
  • Dirección: Daniel Alfredson
  • País: Suecia
  • Año: 2009
  • Duración: 129 minutos
  • Género: Thriller
  • Guión: Jonas Frykberg (Novela: Stieg Larsson)
  • Producción: Yellow Bird Films / Nordisk Film / ZDF Enterprises / Sveriges Television
  • Interpretación: Noomi Rapace, Michael Nyqvist, Lena Endre, Georgi Staykov, Per Oscarsson, Sofia Ledarp, Hans Alfredson, Annika Hallin, Micke Spreitz, Paolo Roberto
  • Fotografía: Peter Mokrosinski
  • Música: Jacob Groth
  • Tráiler de la película

Manual avanzado para conocer a la Blanca Romero actriz


Debuta en cine con 'After' este fin de semana tras el arrollador éxito televisivo de 'Física o química'. Tiene la edad de Cristo y cuando intentas rastrearla en internet sólo salen cuchicheos de una vida social ajetreada cada vez más superada y fotos, muchas fotos.

Sí, porque no hay nada más frustrante que intentar preparar una entrevista y acabar yendo con los deberes sin hacer, o mal hechos. Aparte de su web oficial, que anuncia que rodará la peli que nos ocupa y la tercera temporada de la hormonada serie que le ha dado celebridad televisiva —ambas noticias datadas hace más de un año, sin más actualizaciones—, montones de perfiles amarillentos; ecos de sus relaciones pasadas y diversas alusiones a su hija; poco más que echarse al coleto. Hay que bucear bastante para saber que le gusta la música, y no sólo escucharla, que también hace sus pinitos flamencos; que escribe sus propias letras; que ya actuó en algunos videoclips (Julien Clerc, David de María, Sidonie...) y que lleva nadando toda la vida.

Blanca Romero junto a sus compañeros Tristán Ulloa (izq.) y Guillermo Toledo (dcha.) en la presentación de 'After' en Madrid.

Pero sobre todo hay poco de cine, porque hay poco que contar. Al menos hasta ahora. Por eso, nos proponemos con este artículo, y contando con su ayuda, que elaboremos un nuevo perfil suyo para que los periodistas del mañana sepan cómo es la Blanca actriz y no se vean en el mar de dudas en el que yo me hallaba cuando la he visto llegar con esos ojos marrones.

Cuenta que se embarcó en 'After' —duro retrato generacional, coprotagonizado por Tristán Ulloa y Guillermo Toledo, de los que andan cerca de la cuarentena que podría ser la réplica adulta (que no madura) de 'Historias del Kronen' y también de la más reciente 'Mentiras y gordas'— de la mano de las directoras de casting que apostaron por ella para 'Física o química'. Precisamente ésta no le dio tregua, ya que ambas filmaciones coincidieron en el tiempo el otoño pasado. "Compaginaba las dos cosas como podía. Por las noches rodaba la película en Sevilla y la serie, de día en Madrid. Llegué a estar cinco días sin dormir. Tenía una almohada chiquitina en el AVE e iba mirando los guiones para un lado y para otro". Luego, ojeadores: es sacrificada y no le importa esforzarse por la empresa.

Blanca Romero en 'Física o Química'.

Ana, la treintañera que interpreta, exitosa en su vida laboral y absolutamente desastrosa y perdida en lo sentimental, ganó con esta vorágine en su opinión. "Quizá al personaje de la serie le perjudicó un poco, porque estaba tan cansada que se me notaba. Pero a Ana le vino bien estar tan deshecha. Pasaba una mosca y lloraba, me emocionaba. Estaba rota por el cansancio físico además de por el emocional". Atentos entonces a su sensibilidad especial. Eso también es de valorar.

A quienes estén acostumbrados al encanto cómico y a la fotogenia que exhibió como monologuista en 'El Club de Flo' (2007) o a la frivolidad naif de su televisiva Irene, decirles que la cinta de Alberto Rodríguez les parecerá una patada en la nariz, un callejón sin salida donde tres supuestos ganadores se enfrentan a los demonios de una vida con la que no saben que hacer, que les rechaza. El director diseñó el personaje de Romero como "una mujer que desea ser libre, independiente y moderna, pero que aún así espera a su príncipe azul". Una construcción para la que "no tenía referencias de películas anteriores", explica mientras, hambrienta, devora uno tras otro los canapés que le trae la jefa de prensa dinamitando así los tópicos de que las modelos sobreviven a base de aire. Aviso a todos los directores de casting del mundo: Blanca tiene buen comer.

Aquí, luciendo palmito en un videoclip de Sidonie, 'Los olvidados'.

Y sigue. "Mi método a la hora de actuar es totalmente orgánico. No tengo escuela ni técnicas a las que agarrarme, así que, o tiraba de mis vivencias (exageradas, eso sí) o iba jodida. Además creí mucho en mis compañeros, unos actores totalmente consagrados", buena compañera, recita elogios. Toledo y Ulloa —el primero, más dramático de lo que nunca le hemos visto, y el segundo, con un peso de los años muy favorecedor también—, además de ella, son los principales valores de una película que juega al punto de vista múltiple y a las historias cruzadas, un collage feísta y desesperado perfectamente musicado por Mika P. Hinson y Smog, entre otros, y mejor fotografiado por Álex Catalán.

Su digestión es difícil y la podredumbre existencial que proyecta, quizá algo enfática, pero nadie puede discutir que los instrumentos que toca Rodríguez andan afinados. Culpa de ello seguro que la tiene en parte el mes de ensayos con que los tres actores se presentaron a sus espaldas el primer día de rodaje, lo que diferencia la actuación de Romero —de verdad turbadora— de su algo más descuidada labor en la serie. Pero no la dilapidemos, es fast food; mejor aplaudamos su meritoria puesta de largo cuando cuenta con espacio y tiempo.

Le hablo para acabar de aplauso general a su actuación, de buen sabor de boca y de si sueña con una nominación al Goya Revelación. Ella se quita presión: "El primer premio que me tocó de cerca fue el Ondas concedido a la serie de hace unos días. Es lo primero que gano en mi vida, porque ni en natación, que nado mucho; ni en el cole; ni en la moda; ni en ningún sitio me habían dado ninguno. El Goya me parece un poco imposible, y, si me lo concedieran, sería maravilloso, la leche, pero no tengo ni idea de lo que va a pasar".

¿Tomáis nota, ojeadores? Sacrificada, sin miedo a las horas extras, versátil, sensible, nada quejica con el catering y enemiga de la falsa modestia. ¿Quién se anima? ¿Quién será el que siga apostando por la revelada Blanca Romero?

Tráiler de 'After'.

20 oct 2009

'Millennium 2': El mismo collar para dos perros distintos

Asistir a una película rodada con tecnología 3D cuesta aproximadamente el 30% más que si vamos a una convencional. Pero te quedas las 'gaficas'. El teatro suele vender sus entradas a partir de un 100% más de lo que pagamos por ver 'Ágora'. Dicho tipo ocio se cotiza más al alza por el hecho de que cohabitas en la misma habitación con los actores de tus amores. Acudes a un momento único sin enlatar.

Lisbeth Salander en modo 'cometer fechorías'.

Hace casi 13 años, el madrileño cine Capitol fue el único de todo Madrid que proyectó 'Evita' en condiciones de exclusividad. El poder asistir al mix de gorgoritos protagonizados por Antonio Banderas y Madonna tuvo un polémico sobrecoste de 300 pesetas. Pero daba la sensación de que andabas entre cine y teatro, casi molaba ser de los pocos privilegiados que se habían hecho con una entrada.

Esta semana ocurre un fenómeno inverso. A partir del próximo viernes, una entrada para 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina' costará idénticos 5,8 euros de media que los que costó la de 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. No va a haber rebaja pese a que los medios han sido inferiores.

No es lo mismo:

  1. Del cine a la tele y de la tele al cine. La traslación de 'Millennium' en un principio se iba a efectuar en forma de seis capítulos televisivos de 90 minutos cada uno, dos por libro. En ellos se intentaría plasmar con gran fidelidad la mayor cantidad posible de contenido con respecto a la obra literaria. Sólo se pensaba proyectar en cines la primera entrega, 'Los hombres que no amaban a las mujeres', a modo de reclamo 'aperitivesco' de lo que estaba por venir, pero 1,8 millones de espectadores en Suecia y enormes recaudaciones por toda Europa hicieron que los productores se plantearan exprimir a la gallina de los huevos de oro.
  2. Sólo repiten los actores. Tanto 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina' como 'La reina en el palacio de las corrientes de aire' se rodaron de manera consecutiva a la primera entrega, pero esta vez con diferente director (Daniel Alfredson —el hermano 'malo' de Tomas Alfredson, autor de la celebrada 'Déjame entrar'— en vez de Niels Arden Oplev). El equipo actoral repitió en pleno como en tantos casos que nos vienen a la memoria reciente ('El señor de los anillos', las secuelas de 'Matrix', las de 'Piratas del Caribe'...). La diferencia procede del equipo técnico, eminentemente televisivo y con herramientas y presupuestos propios del medio en esta nueva ocasión. Los costes de producción para cine de la primera parte fueron mucho más elevados.
  3. Solidez frente a confusión. Al no ser concebida como una película desde el momento inicial, 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina' parte de un bruto de cerca de tres horas para acabar acomodándose a los 129 minutos que al final vemos en la gran pantalla. La primera parte se había tomado su tiempo para explicar la minuciosa (y crucial) trama de las fotografías y se disparó hasta los 152 minutos. Por ello, algún ejecutivo sueco debió de pensar que si rentable había sido la nodriza con semejante metraje, un recorte podía animar a mayor cantidad de audiencia. El resultado de tal planificación ha traído como consecuencia el que no quede nada claro el autor de los asesinatos que tienen lugar en la trama de esta segunda entrega. Los cortes han atendido más a un deseo de precisión formal que de claridad narrativa.

Tráiler de 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina'.


Reestreno de la primera parte

El viernes pasado Vértigo desplegó una alfombra roja de excepción con el reestreno de la primera parte. Este hecho provocó que las 50 copias supervivientes (de entre las 270 iniciales que se lanzaron en mayo) se duplicaran para dar la bienvenida a la hermana pequeña. Así, ambas cintas convivirán en la cartelera de manera que los espectadores con mayores tragaderas puedan darse todo un atracón Larsson. Por el momento, la primera cinta lleva recaudados 9,2 millones de euros gracias al millón y medio de espectadores que se han acercado a verla. 'Los hombres que no amaban a las mujeres' se encontró con el insalvable escollo de 'Ángeles y Demonios' en su asalto al número uno de la taquilla. ¿Sucederá lo mismo esta vez con 'Ágora'? ¿Será la franquicia escandinava el Poulidor de 2009?

Tarantino al acecho

Quentin Tarantino acaba de anunciar que quiere estrenar 'Kill Bill 3' en 2014 y los rumores de una secuela de 'Malditos bastardos' tampoco se están haciendo esperar. Su lista de proyectos en iMDB no informa de novedades, pero la familia del escritor informó el pasado verano de que el director de Tennessee se pirra por filmar un remake de las aventuras de Salander y Blomqvist. No sabemos si pasa por su cabeza irse a la fría Estocolmo a seguir las huellas de Oplev y de Alfredson o se decantará (si todo se concreta) por una versión californiana y bronceadita de las intrigas de Larsson. Lo que está muy claro es que como le dé por hacer otro de sus puzzles narrativos y algún productor lumbreras intente remontarla como en el caso que nos ocupa, la diarrea mental será un hecho seguro.

19 oct 2009

Terry Gilliam: "Monty Python no volverá nunca"

SAN SEBASTIÁN.— El doctor Parnassus hizo una apuesta con el diablo cuando era joven y pendenciero y ganó la inmortalidad. Varios cientos de años después quiso rejuvenecer y para ello se jugó a su bella hija... y la perdió. Cuando Valentina cumpla los 16 años pasará a ser propiedad del maligno, pero aún queda un hilo de esperanza. Quien de los dos antiguos rivales consiga hacerse antes con cinco almas, se quedará con la joven. O sea, un desquiciamiento mental. O sea, puro Gilliam.

Terry Gilliam en la presentación de 'El imaginario del doctor Parnassus',
en septiembre, en San Sebastián.

Dentro de un tiempo, esta complicada sinopsis no la recordará nadie. Sólo hablaremos de 'El imaginario del doctor Parnassus' como el testimonio fílmico de Heath Ledger, su película inacabada. Tres horas después de verla, que no de asimilarla, Terry Gilliam espera en una espaciosa suite del hotel María Cristina. Viste colores hawaianos y amplitudes propias de pandillero vendedor de crack. De espaldas se le reconocería también en cualquier lugar. Su entrevista no se puede preparar al modo convencional porque su cabeza cocina ideas a gran velocidad. Un tipo que acabó llamando estúpidos a los (muchos) periodistas que abandonaron la proyección de 'Tideland', programada en San Sebastián 2005, llega a la misma plaza cargado de sonrisas e ilusión. Espera hacer borrón y cuenta nueva.

A propósito de Ledger

Dice Gilliam del malogrado actor australiano que utilizó todo el bruto que rodó con él, que tuvo intención de cambiar escenas que le incluían (en una de las secuencias iniciales aparece ahorcado en un puente) atendiendo al devenir de los acontecimientos, pero que al final se dijo: "Eso es lo que hicimos y eso es lo que vamos a dar".

Terry Gilliam presentó ayer 'El imaginario del doctor Parnassus' en el Festival de Roma.

Explica que quiso mandar el rodaje al garete porque no tenía fuerzas para seguir adelante, pero que entre todos los del equipo le convencieron. "Fue muy duro porque Heath llegó a ser muy buen amigo mío, y además era un ser humano excepcional. Cuando alguien tan joven muere es un desastre en todos los niveles y no sabíamos qué hacer. Estábamos en estado de shock y yo al principio no quería seguir con el proyecto, pero los demás no me dejaron abandonar y así nos convencimos de que teníamos que terminar la película por él. Pasados seis meses del rodaje, cuando me encerré en la sala de montaje, sentí que él seguía ahí y hablé mucho con él como si estuviera presente. Fue mi forma de enfrentarme a lo que pasó".

La textura que maneja Gilliam en esta cinta es las de sus películas más off system. Podría haber elegido ser un cineasta con todas las costuras cerradas, un genio de la imagen encorsetado por la industria al modo de Tim Burton (único que se le acerca en talento visual), que sí suele abrochar coherentemente lo que filma, pero él parece estar por encima de convencionalidades. Lo que sí era asequible para todos los públicos ('Brasil', 'El rey pescador', '12 monos') es de un tiempo a esta parte ('Tideland', 'Los hermanos Grimm' y ésta misma) un pálido reflejo. Parece que no quiere acabar sus películas y por ello huye hacia delante hasta que el metraje se cae por su propio peso. Quién sabe si la mala suerte que envolvió 'The Man Who Killed Don Quixote' no se la buscaría él mismo intentando el más raro todavía. J.K. Rowling estaba deseandito que se hiciera cargo de alguna de las adaptaciones de la saga de Potter, pero los estudios le colocaron la etiqueta de individuo de alto riesgo. A nadie le extrañó que las pasara canutas para que 'Parnassus' encontrara distribuidora a pesar de contar con el poderoso reclamo del finado Ledger

Ledger, Depp, Law y Farrell, cuatro rostros para un solo personaje.

Tony, galán encargado de rescatar a la hija de Parnassus a través de diferentes mundos de fantasía, fue interpretado por Ledger y más tarde por Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, que fueron alternándose según mutaba el universo al que se accedía. El esamblaje es casi perfecto y cualquiera diría que el cambio de roles se encontraba en el guión, lo que no quita para que sea un filme a contracorriente.


Tráiler de 'El imaginario del doctor Parnassus'.

A propósito del marciano cast

Al margen de la eminente presencia de Ledger (que continúa con el estado de gracia que alcanzó en el oscarizado 'Caballero oscuro') y de sus tres álter egos —diestramente maquillados para erosionar el contraste—, tenemos a Christopher PlummerParnassus—, "Él es la dignidad, la inteligencia. Nunca llegas a estar convencido de si tiene mil años o es un simple estafador"; Lily ColeValentina—, "Una chica guapísima y altísima, toda una top model. Ella fue una de las primeras personas que elegí para la película y fue una opción un poco arriesgada porque no tenía experiencia como actriz, pero es muy inteligente y tiene un gran coraje"; Tom WaitsEl Diablo—, "Tom tiene una voz increíble. Para mí siempre ha sido el poeta musical más importante de los EE.UU., capaz de abarcar lo más bello y también lo más oscuro"; y, para acabar, a Verne TroyerPercy—; "Si vas a hacer un freakshow, tienes que buscar al actor más pequeño del mundo, con lo que esta elección era muy clara".

Gilliam reconoce que trabaja absolutamente "desde el instinto" y que no pasa mucho tiempo pensando en el qué dirán. Por ello, explica que cuando fue a Hollywood y mostró el reparto "se desconcertaron porque nunca habían visto nada así, pero es como tenía que ser porque así es perfecto. Me gusta cómo se relacionan todos los actores entre sí como un grupo de jazz". De la estrechez de miras de los grandes estudios, y de su país, por ende, también habla: "Yo ya no soy americano (nació en Minnesota), soy británico 42 años después de mudarme. EE.UU. es un país inútil y terrible. De vez en cuando sale una buena película de allí, pero normalmente Hollywood no produce cosas para que pensemos, sino para que la gente se relaje durante dos horas: un poco de explosión y a casa".

A propósito de Monty Python

En Parnassus hay cabezas parlantes que recuerdan a algunos de los gags de Monty Python, el mítico grupo humorístico que Gilliam conformó junto a Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin y que cosechó gran éxito sobre todo en las décadas de los 60 y de los 70. "Es cierto —reconoce—; esta película es una especie de compendio de lo que he hecho en mi vida, de todas las cosas con las que lo he pasado bien".

Sin embargo, pese al sutil revival, no hay que levantar las copas ni felicitarse en exceso: "Los Python no volverán nunca: Todos hacemos cosas distintas ahora y vivimos vidas distintas. Puede haber combinaciones nuevas, pero no, como tal no volveremos. Ahora cumplimos nuestro 40º aniversario. Es un proyecto muy viejo", avisa.

El viernes pasado los Monty Python celebraron su 40 aniversario en Nueva York.

A propósito de Don Quijote

Mantenemos lo de que este torrencial personaje no se pliega a las convencionalidades de las entrevistas (ni de nada), pero a veces hay un compartimento al que accedemos los periodistas (Futuros proyectos) por aburrimiento, mediocridad o interés verdadero. En este caso la vulgaridad resulta obligada, es noticia, nos toca de cerca. "Lo próximo que voy a hacer es un nuevo Don Quijote. Llevo buscando localizaciones desde agosto y quiero empezar a rodar en primavera. No tenemos dinero ni actores, pero sí guión. Johnny Depp tiene tantos proyectos durante los dos próximos años que no participará, como tampoco lo harán Vanessa Paradis ni Jean Rochefort. De alguna forma es mejor porque lo estoy viendo como una peli totalmente nueva. Voy a rodar en Toledo, Segovia y Salamanca". Se le ilumina la cara mientras lo cuenta, es el proyecto de su vida. Un quijote reinterpretando el Quijote.

El documental 'Lost in La Mancha' (Keith Fulton & Louis Pepe, 2002) narra las desventuras del primer intento de Gilliam por rodar 'The Man Who Killed Don Quixote'.

15 oct 2009

La cruda realidad (Robert Luketic, 2009)


Me reí como un bendito viendo 'La cruda realidad' (y los de mi alrededor, todos críticos habitualmente cascarrabias, también). A coro, en perfecta armonía, primero nosotros, luego ellas, y viceversa, durante casi toda la función. La orquesta de carcajadas fue provocada por los disparatados y alternativos comentarios sexistas pronunciados por Katherine Heigl y Gerard Butler, dos de los bollycaos más mofletudos y carismáticos del nuevo star system. Ella encuentra complicidad en la parte femenina de la audiencia y él, en la machuna. Te sientes culpable porque la risa proviene de chistes de vibradores, chistes de relaciones de usar y tirar y gags sobre pseudofelaciones accidentales. La guerra de sexos con la que nos vienen dando la chapa desde los tiempos de Tracy y Hepburn, pero versión 2.0. Todo ello contado con ritmo y salero, como los Farrelly cuando aún engrasaban, de manera que lo que parece un divertimento vacuo, una vez racionalizado se convierte en un "¡Pero bueno, no van a ser dramones iraníes todo lo que merezca la pena!".

Manejo una teoría por la que, desde que los Simpson dieron el relevo a los bicharraquitos de la Warner, para ser después superados en transgresión por los southparkeños y estos, a su vez, por los deslenguados cartoons de Seth MacFarlane y 'Jackass', el humor ya no tiene vuelta atrás. O te ríes de la caída por las escaleras del vecino o hemos adquirido tolerancia.

El humor hardcore, cabe apuntar, puede empezar a ser considerado una de las bellas artes del siglo que nos ocupa. Nada se me antoja más inteligente en la comedia actual que el salvajismo de 'Arrested Development' (mucho más cruel que cualquier capítulo de los amarillos personajes de Groening) o la incomodidad y vergüenza ajena que provoca Michael Scott en 'The Office'. 'La cruda realidad' no entra de lleno en esa liga porque ha de plegarse a algunas de las convencionalidades y líneas definitorias de la comedia romántica, pero resulta un sanísimo ejercicio de descerebre, en absoluto dañino a largo plazo. Lo usas, lo disfrutas y lo tiras. Un perfecto ejemplo de la transacción económica ideal, plenamente satisfactoria para todos los contrayentes.

Valoración: 8/10

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Yo, tambien (Antonio Naharro y Álvaro Pastor, 2009)


'Yo, también' —que no debería llevar coma entre el "yo" y el "también" porque, además de ser incorrecto separar el sujeto del predicado, suena raro—, sugiere una biografía oficiosa de Pablo Pineda, primer diplomado universitario con síndrome de Down. Porque habla de alguien de su misma edad, igual estatura, idénticos rasgos y semejante cualificación académica. Nada raro por otra parte. Al margen de Russell Crowe, Robert de Niro, Antonio de la Torre y alguno más, le suele pasar a casi todos los demás actores del mundo. Lo que diferencia a Pineda es que padece una trisomía en el par 21 de su ADN, y eso le proporciona aún más titulares.

Y digo padece más por convención que porque sea una víctima, pues lo que Naharro y Pastor nos quieren contar con tono de comedia social, género granado en nuestra cosecha, es que ser diferente no tiene por qué ser peor. "¿Para qué quieres ser una persona normal?" reza el cartel promocional, deslizando que la pureza de corazón es una bendición mayor que cualquier inconveniente genético. Y ahí es donde viene la falla, de elaborar eslóganes generalizadores a partir de realidades muy concretas, extraordinaria en este caso.

Me interesa el proceso de superación de Pineda, como el de Daniel (su alter ego), pero también me interesa la galería de secundarios trisómicos que se comportan de manera más irregular y que seguro preferirían un poco más de normalidad al estilo del protagonista. Entiendo la labor integradora de los directores, valoro el trabajo del cast (Dueñas y Pineda, fueron sendas Conchas de Plata en el pasado Festival de San Sebastián) y no desconfío de la buena intención de este producto, pero no por ello dejo de percibir cierto tufillo naif y facilón en este romance desequilibrado y poco viable. Como el de Romeo y Julieta, en el que todo eran pegas.

Valoración: 5/10

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Levantad las copas, Tyler Durden cumple 10 añitos

Hace exactamente 10 años que 1.963 salas estadounidenses estrenaron simultáneamente 'El Club de la Lucha'. Contaba con el binomio Fincher-Pitt, artífices de la excelente 'Se7en', pero un tímido arranque taquillero (apenas 11 millones el primer fin de semana) y una carrera un tanto irregular que se estancó en los 37, en gran parte debido a críticas bipolares, la convirtieron en un relativo fracaso. Hoy, 3653 días después, esta película maldita merece culto absoluto.

Pitt, a punto de fostiarse con Norton.

Me lío la manta a la cabeza y cito una de las frases más hilarantes que ha dado el cine reciente —"Es verdad, lo pone en Wikipedia" ('Jennifer's Body')— para justificar mi heterodoxa fuente a la hora de definir lo que es una peli de culto, que la RAE se atasca con varios términos seguidos: "El término película de culto hace referencia a un tipo de película que atrae a un pequeño grupo de devotos o aficionados o aquella que sigue siendo popular con el paso de los años entre un pequeño grupo de seguidores. Con frecuencia la película no llega a alcanzar el éxito en su estreno [...]. Algunas veces la respuesta de la audiencia a una película de culto es algo diferente a lo que pretendían los creadores. Es normal que una película de culto presente elementos inusuales".

No hay duda de que lo es. Y no es porque lo diga sólo yo, que lo he hablado con Nacho Vigalondo, quien sabe perfectamente lo que es sufrir la incomprensión: "Ver 'El Club de la Lucha' el día de su estreno, sin tener ni idea de por dónde iban los tiros, fue un fascinante zarandeo emocional e intelectual que pocas veces he vuelto a disfrutar como espectador. Creo que no ha envejecido porque, estrenada hoy, seguiría siendo relevante, polémica y malinterpretada".

La terapia no funciona; nos liamos a mamporros; acabamos escaldados y reseteamos.

Es triste ahondar sobre esta malinterpretación de la que habla Vigalondo. "Nihilista", "fascista" y "anarquista" fueron muchos de los agrios epítetos propinados a la película a su paso por el Festival de Venecia el año de su estreno. Mientras Newsweek tachaba su final de "demasiado pretencioso", el Boston Globe insultó de manera sutil a "una propuesta chispeante e imaginativa que acababa deviniendo en tremenda estupidez" y el gurú Roger Ebert (Chicago Sun-Times), que le atribuyó "cierta visceralidad y fuerza" acabó por describirla como "un viaje disfrazado de filosofía carente de interés real". Y lo de The Hollywood Reporter fue tan sangrante que la Fox (productora del filme) se dio de baja como anunciante en sus páginas.

En España la crítica no la trató mejor y, mientras El Mundo la etiquetó como "pretenciosa gilipollez", El País no fue más complaciente, ya que calificó el resultado de "canto fascista al salvajismo". El director David Fincher, que sabía que su proyecto estaba maldito desde el primer momento, no lo veía así: "¿La idea del fascismo no es decirnos 'Este es el camino que debemos seguir'? Pues bien, mi película no podría estar más lejos porque no ofrece ningún tipo de solución".

Pero pasemos de los críticos, que suelen ser bastante falibles. La gente es lo que importa y la gente no fue a verla en la medida que pintaba el cartel. A saber: Pitt, algo desnortado tras los resbalones de '¿Conoces a Joe Black?' y 'Siete años en el Tíbet' (proyectada en el cine que hay al fondo en el escena en la que 'Jack' mete en el autobús a Marla), pero Pitt; Edward Norton, en todo lo alto tras estrenar ese mismo año 'Rounders' y 'American History X'; y un director imprevisible aunque revolucionario como Fincher.

La novela que supuso el debut del mecánico Chuck Palahniuk ('Nana', 'Asfixia', 'Fantasmas') —erigido ahora en cronista de la oscura trastienda norteamericana, a la que suele retratar a base de sarro y moho—, escrita enteramente a mano, en ocasiones sobre el portafolios de los encargos de su taller, fue bailando de despacho en despacho hasta que la división indie de Fox vio potencial. Antes que a Fincher le ofrecieron el pastel a Peter Jackson, Bryan Singer y Danny Boyle. Todos pasaron. Además, en una realidad alternativa Tyler Durden podría haber tenido la cara de Russell Crowe; 'Jack', la de Matt Damon o Sean Penn, y Marla Singer (finalmente Helena Bonham Carter), la de Courtney Love, Winona Ryder o Reese Witherspoon.

El guión lo reescribieron tres veces Fincher y el novato Jim Uhls, y, una vez dentro, metieron mano los no acreditados Pitt, Norton, el director Cameron Crowe y el guionista de 'Se7en' Andrew Kevin Walker (en cuyo honor tres de los detectives de 'El Club...' atendieron a los nombres de Andrew, Kevin y Walker). Cinco versiones depués (un año más tarde), el libreto ya estaba listo. Y además, con el beneplácito de Palahniuk, que apreció la racionalidad que los cineastas le habían imprimido, entendiendo que su planteamiento era un poco demasiado alegórico para trasladarlo tal cual a la pantalla. Eso sí, se sintió honrado de que las provocaciones homoeróticas de su obra original (Norton con una pistola dentro de la boca en la escena de apertura y Pitt dándose un baño delante de éste mientras discuten sobre el destino de su vida) se mantuvieran en la película con el objetivo de incomodar a la audiencia. Y, volviendo a citar el comienzo del penúltimo párrafo, parece que así fue.

Éste era el póster (sin la cara de los actores) que quería Fincher en un primer momento.

Era la historia de un pinchazo anunciado. Fincher, una vez dado el OK, se negó a rodar con el presupuesto inicial cerrado en 23 millones de dólares (Pitt finalmente se embolsaría 17,5 y Norton, 2,5 en concepto de sueldo) y la cosa se disparó hasta los 67. Visto el montajo final, el estudio quiso atenuar las previsibles pérdidas cambiando la concepción promocional que daba vueltas en la cabeza de Fincher, según la cual el póster promocional debía limitarse a la (posteriormente) icónica pastilla de jabón rosa empleada para fabricar explosivos. Los gerifaltes le contestaron que, contando con el guapo Brad, eso estaba fuera de lugar.

La dura competencia con los blockbusters veraniegos ('La amenza fantasma', 'El sexto sentido', 'Toy Story 2', 'Austin Powers 2') y la reciente masacre del instituto Columbine hizo que el estreno se retrasara hasta un día como hoy, en el que hizo un pírrico número uno, pero número uno al fin y al cabo. En España, estrenada el 5 de noviembre de ese mismo año, llegó a amasar 2.910.000 euros, el equivalente a 4.400.000 actuales, lo que se espera que recaude, por poner un ejemplo, 'Los sustitutos'; y congregó a 745.742 espectadores en toda su carrera comercial, un poco más de la mitad de lo que ha hecho 'Ágora' en su fin de semana de debut. Migajas.

Un DVD de lo más exitoso.

Pero, amigos... Aquí es donde viene el remonte. Suele proclamar a voz en grito todo villano fílmico de postín que los genios siempre son incomprendidos en su tiempo. Sería la perspectiva que dio el paso de los meses la que propició que la cinta dejara de considerarse demoniaca o quizá la edición del DVD doble que supervisó directamente Fincher (experiencia visionaria y precursora que le hizo ganar multitud de premios al mejor DVD del año, entre ellos el de Online Film Critics Society y el de Entertainment Weekly) la que clarificó la metáfora de la violencia como ruptura con la sociedad de consumo en que vivimos, heredada directamente de nuestros padres, que en un principio nadie pareció entender. Los beneficios derivados de la venta y alquiler de copias domésticas alcanzaron los 55 millones de dólares, mostrándose como uno de los más exitosos de toda la historia de Fox, hito que sirvió para que que una inversión inicialmente ruinosa llegara a dar un beneficio neto final de más de 10 millones de dólares.

Justicia cósmica

Hoy por hoy, la película está donde se merece, en un pedestal. Por valiente, por ser un entretenimiento controvertido pero saludable y por haber conciliado a la crítica (el índice de frescura de Rotten Tomatoes ya se sitúa en el 80%) y al público, aunque haya sido diez años después. iMDB la sitúa como la 19ª mejor película de todos los tiempos, sólo superada por tres obras más modernas —'El caballero oscuro' (2008; 9ª), 'El retorno del rey' (2003; 13ª) y 'Ciudad de Dios' (2002; 17ª)—. Además, Total Film la nombró en 2007 'Mejor Película desde 1997', la revista Empire la posicionó en 2006 como 8ª mejor película de todos los tiempos (sus lectores encumbrarían a Tyler Durden como el mejor entre 100 personajes cinematográficos históricos) y Premiere diría en 2007 que la 27ª mejor frase jamás pronunciada en el cine era: "La primera regla del Club de la Lucha es que no se habla del Club de la Lucha".

Tráiler de 'El Club de la Lucha'.


No lo dejo ahí, no cerraré de manera pretenciosa, poética y rimbombante, como tantos acusaron a Fincher, sino que dejo a Pedro Rivero (director de 'La crisis carnívora' y fan declarado de la cinta) que remache este reportaje-homenaje con su semblanza particular: "La descripción visual que hace 'El Club de la Lucha' de cómo decoramos nuestras casas como si fueran el mismísimo catálogo de IKEA sigue estando vigente. Desgraciadamente, no tanto su llamamiento a la desobediencia de los subordinados. 'Su nombre es Robert Paulson' sólo lo decimos cuando ahogamos en alcohol nuestra cobardía. Eso sí, Tyler Durden ha logrado que miremos con enorme simpatía no sólo a simples chorizos como el Dioni, sino a verdaderos héroes como Enric Duran por haber estafado a la banca medio millón de euros. Ahora que nos han dejado al descubierto cómo se enriquecen con nuestro dinero, estamos todos deseando un proyecto Mayhem que eche abajo todo el sistema financiero internacional y verlo caer en directo como cayeron las Torres Gemelas dos años después de la película."

¿Uno de los mejores finales de la historia? Con él muchos redescubrimos a los Pixies.